Carlos III fue proclamado nuevo monarca británico este sábado, después de que firmara su juramento para ascender al trono, dos días después de la muerte de su madre, la reina Isabel II, a los 96 años. El recién proclamado defendió en su discurso el legado de su madre, agradeció su larga labor y mostró su intención de seguir “su ejemplo” durante su propio reinado. A su vez, tal y como han destacado algunos expertos, Carlos III entregó a su hijo, el príncipe Guillermo de Gales, los papeles en los que se encontraba su discurso, una dinámica poco común en actos como este.

La ceremonia, como se esperaba, ha sido un acto muy protocolario, pero pese a ello, ha dejado imágenes que han dado mucho de lo que hablar. Entre ellas, la del nuevo monarca indicando a sus sirvientes que retirasen unos objetos de la mesa donde debía firmar los documentos, con una actitud de superioridad que ha sido muy criticada en redes sociales.

 

Entre todas las reacciones a estos polémicos gestos, destaca la del periodista Isaías Lafuente, quien ha dado su opinión sin tapujos sobre la escena protagonizada por el hijo de Isabel II, repudiando su comportamiento.

 

“Nunca me han caído bien los individuos que necesitan que un plebeyo les retire el tintero del escritorio y se lo exige, además, con esos gestos”, ha señalado. Sin embargo, pese a sus críticas, el periodista ha proseguido y ha hecho hincapié en la persona que dejó allí el objeto. “Aunque el colocó el tintero en medio de la mesa tampoco es que haya estado muy brillante”, ha sentenciado.

Por otra parte, cabe destacar que este no es el primer episodio en el que se puede ver a Carlos III mantener esta actitud hacia sus criados. En un documental de la familia real británica que han reflotado algunos usuarios de Twitter, se pueden escuchar los testimonios de algunos sirvientes, que sostienen: “Él lo tiene que tener absolutamente todo listo, al milímetro, desde el momento en que se levanta. El agua de la bañera tiene que estar a la temperatura perfecta, la ropa, planchada y colocada, e incluso, cuando entra al baño, tiene el cepillo de dientes con la pasta ya echada”, comienza declarando el entrevistado.

 

“Si alguno de nosotros se equivoca en lo que sea, nos regaña a todos. Recuerdo una ocasión en la que me llamó desde su biblioteca y me dijo: “Parece que una carta de la reina se ha caído en mi papelera. ¿La puedes coger?” La papelera estaba justo su lado. Tuve que ir, agacharme, coger la carta y ponerla otra vez en la mesa”, narra, con cierta estupefacción.