El panorama tecnológico empresarial afronta un momento decisivo en 2025, marcado por la brecha entre las promesas de la innovación y los resultados tangibles. Según un reciente informe de McKinsey, las empresas se encuentran en una encrucijada entre la adopción acelerada de herramientas de inteligencia artificial (IA) y la necesidad de una transformación más profunda y estructurada.

La contribución de la IA todavía parece ser más ruido que nueces

Son muchas las empresas que están incorporando todo tipo de desarrollos de IA, pero esta tecnología todavía tiene que demostrar sus capacidades reales y su contribución a los resultados de las organizaciones. De momento, parece que hay más ruido que nueces.

Correr o transformarse

"La elección es nuestra: seguir persiguiendo las últimas herramientas de IA esperando un milagro, o remangarnos y hacer el verdadero trabajo de transformación", afirma Christian Stüer, socio de McKinsey en Abu Dhabi, quien destaca la necesidad de un enfoque más pragmático.

Nos enfrentamos a una elección: la búsqueda del milagro de la IA o la verdadera transformación

Según señala la firma de servicios profesionales, el año 2024 cerró con resultados mixtos en el sector tecnológico. Las preocupaciones regulatorias en torno a la IA; algunas interrupciones importantes en servicios críticos que afectaron desde a aerolíneas hasta a comercios; y la presión inflacionaria sobre las inversiones en la industria marcaron un año de desafíos significativos.

La productividad en el punto de mira

El informe apunta a que una de las principales frustraciones a las que se enfrentan las empresas es la creciente brecha entre las promesas de mayor productividad y el aumento constante del gasto tecnológico.

"Las empresas están experimentando una frustración creciente mientras la brecha entre las promesas tecnológicas -mayor productividad y mejor rendimiento- choca con la realidad de un gasto en aumento", señala el documento.

Este escenario se complica especialmente en organizaciones que mantienen entornos híbridos, en los que se combinan infraestructuras en la nube con sistemas locales. La situación no es nueva, pero se ha intensificado con la proliferación de herramientas de IA generativa y la presión por la transformación digital.

El factor humano

El informe hace especial hincapié en la importancia del factor humano en la transformación digital. Los líderes tecnológicos deberán replantearse roles, ajustar incentivos y potencialmente reestructurar equipos para capturar las ganancias de productividad prometidas.

"No se trata solo de tecnología cuando hablamos de conseguir beneficios. En 2025, los CIOs (Chief Information Officers o máximos responsables de tecnología) y sus equipos necesitarán rediseñar roles, ajustar incentivos y potencialmente reestructurar equipos para hacer realidad las ganancias de productividad", destaca el documento.

Perspectivas sobre la IA para 2025

El informe apunta a que el año 2025 se presenta como un período de cambios significativos, impulsado por transformaciones geopolíticas y económicas, junto con un ritmo imparable de innovación tecnológica, especialmente en el campo de la IA, que está recibiendo niveles de inversión comparables a la carrera espacial.

El mensaje para 2025 es claro: menos promesas y más rendimiento. Las organizaciones que tendrán éxito serán aquellas que logren equilibrar la adopción de nuevas tecnologías con una transformación organizativa profunda y significativa.

Incertidumbre y frustración

"La incertidumbre seguirá siendo la palabra clave para 2025", concluye el informe, "pero las organizaciones que se centren en una transformación holística, más allá de la simple adopción tecnológica, serán las que marquen la diferencia".

Esta frustración en torno a las inversiones en tecnología frente a sus resultados ha alcanzado un punto crítico al entrar en 2025. Las organizaciones cuestionan cada vez más sus patrones de gasto en tecnología y buscan evidencias concretas de la entrega de valor. Varios factores clave están impulsando este mayor escrutinio. En primer lugar, el desafío de la infraestructura híbrida continúa creando complejidad. Muchas organizaciones se encuentran gestionando tanto sistemas heredados como entornos en la nube, lo que supone costes duplicados y una asignación ineficiente de recursos. Esta "deuda técnica" acumula intereses en forma de costes de mantenimiento continuos y una reducida agilidad.

En segundo lugar, el rápido ritmo del cambio tecnológico ha creado un "síndrome del objeto brillante", en el que las empresas persiguen las últimas innovaciones sin maximizar completamente sus inversiones existentes. La fiebre del oro de la IA de 2023-24 ejemplificó este patrón, con muchas organizaciones implementando soluciones de IA antes de establecer las capacidades fundamentales necesarias para obtener un valor real.

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