Imagina que tienes una tienda de chuches. Pagas el alquiler del local, el mantenimiento y alguna que otra mejora. Un día, un tipo se pone a vender caramelos dentro de tu comercio. Por supuesto, no soporta los costes citados antes. ¿Es eso justo? No lo parece, ¿verdad? Por mucho que el ocupa insista en que no es tu competidor, porque sólo vende caramelos, no el resto de chuches.

Así ven las operadoras a Whatsapp y otras aplicaciones que canibalizan sus propios servicios. No olvidemos que no hace tanto que los SMS eran la gallina de los huevos de oro para muchas de ellas.

Los números asustan. La semana pasada, la compañía anunciaba que había batido su propio récord de mensajes procesados en un solo día: ¡64 mil millones! [hace un año, la cifra era de 27 mil millones]. Vamos a ponerlo barato, a un céntimo el mensaje son 640 millones de euros que dejan de ganar las operadoras cada 24 horas. Para quienes no lo recuerden o no lo hayan vivido, antes los SMS costaban dinero.

Sirva de referencia que los ingresos de Vodafone a mitad de ejercicio [marzo 2013 – septiembre 2013] rondaban los 27 mil millones de euros [últimos datos disponibles].

La contribución de Whatsapp a la sociedad está más cuestionada que nunca. Con 55 empleados y una inversión de cero euros en publicidad, marketing y responsabilidad corporativa; un modelo de negocio más que dudoso y una venta multimillonaria [345 millones de dólares por empleado], su imagen no es la de una compañía que aporte valor. Eso sí, 450 millones de usuarios lo utilizan y un 72 por ciento de ellos lo hacen cada día.

Las operadoras quieren una porción de ese pastel. Creen tener derecho a ella. Son quienes ponen la red, quienes permiten que Whatsapp funcione. De hecho, los rumores de los últimos fallos en el servicio apuntan a posibles muestras de lo que puede llegar a suceder si la situación continúa como está.

En la otra esquina, como es lógico, los desarrolladores defienden su parcela. Para ellos, sus servicios han incrementado el número de personas que utilizan tarifas de uso de datos que reportan grandes beneficios a las operadoras. ¿Por qué deben pagar si lo único que hacen es crear negocio para ellas? De hecho, según un estudio de Gartner, en 2017 se habrán producido más de 268 mil millones de descargas de aplicaciones.

La compañía ha iniciado ya la huida hacia delante. Esta misma semana, anunciaba la firma de un acuerdo con e-Plus en Alemania para convertirse en OMV [Operador Móvil Virtual]. El lanzamiento de una sim con 600 créditos que se intercambian por 1Mb de navegación, un minuto de voz o un sms [el uso de Whatsapp es gratuito, aunque se mantiene la cuota anual], es el primer paso para escapar del control de las empresas dueñas de las redes.

Lo que es cierto es que, a día de hoy, son las operadoras quienes tienen la sartén por el mango. Si deciden cobrar un canon bajo la amenaza de cortar el servicio a las aplicaciones, se desencadenará una batalla de consecuencias difíciles de predecir. Aunque una cosa es segura: por un lado o por otro, la pagaremos los usuarios.

¿Crees que Whatsapp y otras aplicaciones similares deberían pagar un canon por utilizar las redes de las operadoras? Comparte con nosotros tus argumentos en Facebook.