En El Telescopio nos hemos propuesto informar sobre el impacto que el COVID-19 y situaciones relacionadas con él, como el confinamiento, están teniendo en la vida de las mujeres y niñas. En las distintas entregas, analizamos la violencia ejercida contra ellas, su trabajo, su economía y, en general, los aspectos más relevantes de su vida. Hoy, nos centramos en su salud.

Cada día mueren en el mundo 810 mujeres por causas evitables relacionadas con el embarazo y el parto. La situación se ha agravado con el COVID-19, ya que –como señala el ministerio de Sanidad en su documento técnico sobre Manejo de la mujer embarazada y el recién nacido con COVID-19, “los cambios fisiológicos del embarazo, hacen a la gestante menos tolerante a la hipoxia y más susceptible a las infecciones virales”.

El COVID-19 tiene efectos sanitarios catastróficos en la salud de las mujeres. Imagen: Naciones Unidas

El COVID-19 tiene efectos sanitarios catastróficos en la salud de las mujeres. Imagen: Naciones Unidas

Cada día mueren en el mundo 810 mujeres por causas evitables relacionadas con el embarazo y el parto

Riesgos

Otro de los riesgos está relacionado con errores en el diagnóstico: “En los casos graves de COVID-19, la clínica de la propia infección puede simular una preeclampsia: hipertensión arterial, elevación de transaminasas, plaquetopenia e incremento de LDH (que volverán a la normalidad una vez finalizada la etapa aguda de la infección)” explican los autores del documento del ministerio.

La primera recomendación para las embarazadas, recogida en el informe, es “Lavado de manos frecuente y con jabón durante al menos 20 segundos”. Algo imposible para muchas mujeres en otros lugares del mundo. “Tres mil millones de personas, o el 40 por ciento de la población mundial, no disponen de instalaciones de lavado de manos con agua y jabón en casa”, según los últimos cálculos mundiales de la OMS y UNICEF.

El 40 por ciento de la población mundial, no disponen de instalaciones de lavado de manos con agua y jabón en casa

Extrema pobreza y refugiados

Como consecuencia, “la población en situación de extrema pobreza —689,4 millones, de los cuales más de la mitad son mujeres y niñas— que vive con menos de 1,90 dólares estadounidenses al día, las personas desplazadas y las personas refugiadas de todo el mundo se encuentran en una situación de alto riesgo inminente”, explica Naciones Unidas.

“Las mujeres y las niñas, las cuales ya sufrían antes de la crisis las consecuencias en términos de seguridad y salud de una gestión de su salud reproductiva y sexual e higiene menstrual que no les facilitaba el acceso a agua limpia y baños privados, corren un especial peligro”, añade la ONU.

La población en situación de extrema pobreza y las personas refugiadas se encuentran en una situación de alto riesgo inminente

Sobrecarga sanitaria

A esta situación se añade la pérdida de capacidad de absorción de la demanda de atención sanitaria. “La sobrecarga de los sistemas sanitarios y la reasignación de los recursos para responder a la pandemia pueden dificultar aún más la prestación de los servicios sanitarios exclusivos para el bienestar de las mujeres y las niñas. Esto incluye la asistencia sanitaria posnatal y prenatal, el acceso a servicios sanitarios reproductivos y sexuales de calidad, y la asistencia vital y el apoyo dirigidos a sobrevivientes de la violencia de género”.

Unos efectos que pueden ser “catastróficos”, según Naciones Unidas, “especialmente en comunidades rurales, marginadas y con niveles bajos de alfabetización, en las que es menos probable que las mujeres accedan a medicamentos básicos, cobertura de seguro o servicios sanitarios de calidad y accesibles desde el punto de vista cultural”.

La situación es más complicada para quienes ya de por sí viven en las peores condiciones. “Las diferentes desigualdades interrelacionadas, como el estado socioeconómico, la etnia, el estado, la discapacidad, la edad, la raza, la ubicación geográfica y la orientación sexual, entre otras, pueden amplificar aún más estos efectos”.