En El Telescopio nos hemos propuesto informar sobre el impacto que el COVID-19 y situaciones relacionadas con él, como el confinamiento, están teniendo en la vida de las mujeres y niñas. En las distintas entregas, analizamos la violencia ejercida contra ellas, su trabajo, su salud y, en general, los aspectos más relevantes de su vida. Hoy, nos centramos en los efectos económicos que deben afrontar.

“Cuando estalla una crisis, las mujeres y las niñas sufren más los efectos económicos. En todo el mundo, y por lo general, las mujeres ganan y ahorran menos, representan la mayor parte de los hogares monoparentales y ocupan de manera desproporcionada puestos de trabajo más inseguros en la economía informal o el sector de servicios, con menos acceso a protecciones sociales”, afirman desde Naciones Unidas. Como consecuencia, tienen “menos capacidad de hacer frente a desastres económicos que los hombres”.

Cuando estalla una crisis, las mujeres y las niñas sufren más los efectos económicos

En economías en desarrollo, una proporción mayor de personas tienen empleos informales. Imagen: Naciones Unidas

En economías en desarrollo, una proporción mayor de personas tienen empleos informales. Imagen: Naciones Unidas

Agravamiento

La situación se ha visto agravada por el cierre de las escuelas y universidades. Como explicamos en la entrega de este especial dedicada a las mujeres jóvenes y las niñas, a finales de marzo de 2020, la UNESCO calculó que el 89 por ciento de la población estudiantil del mundo dejó de asistir a los centros educativos por la pandemia. “Para muchas familias, el cierre de los colegios y las medidas de distanciamiento social han aumentado la carga de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que llevan a cabo las mujeres en el hogar, lo que les dificulta asumir trabajos remunerados o mantener el equilibrio entre ambas ocupaciones”.

Antes de que comenzara la crisis, las mujeres realizaban casi el triple de trabajo doméstico y asistencial sin remuneración que los hombres. A eso se añaden ahora “las medidas de distanciamiento social, el cierre de los colegios y los sistemas sanitarios sobrecargados han supuesto una mayor demanda de las mujeres y niñas para cubrir las necesidades básicas de supervivencia de la familia y el cuidado de personas enfermas o de avanzada edad”.

Antes de que comenzara la crisis, las mujeres realizaban casi el triple de trabajo doméstico y asistencial sin remuneración que los hombres

Ahora, muchas mujeres se ven en situaciones en las que les resulta imposible generar ingresos. “La falta de apoyo para el cuidado infantil es especialmente problemática para las trabajadoras esenciales y las madres sin pareja que tienen responsabilidades de cuidado” dice la ONU.

Economías en desarrollo

La situación empeora en economías en desarrollo, “en las que una proporción mayor de personas tienen empleos en la economía informal que ofrecen muchas menos protecciones sociales, como seguro sanitario, bajas por enfermedad pagadas, etc.”.

Según los datos de Naciones Unidas, “en países con ingresos bajos y medios-bajos existe una mayor proporción de mujeres que de hombres que trabajan en la economía informal. En África subsahariana, por ejemplo, alrededor del 92% de las mujeres empleadas trabajan en la economía informal, en comparación con el 86% de los hombres. Es probable que la pandemia provoque una prolongada caída de los ingresos y la participación de las mujeres en la población activa”.

La Organización Internacional del Trabajo [OIT] calcual que el desempleo a nivel mundial aumentará entre los 5,3 millones y los 24,7 de personas como resultado del efecto del COVID-19 en el crecimiento del PIB mundial. “Las trabajadoras informales, migrantes, jóvenes y las personas más pobres del mundo, entre otros grupos vulnerables, son más susceptibles a los despidos y las reducciones de plantilla”, alerta la ONU.

Según Naciones Unidas, “el panorama es aún más desolador para las mujeres y los hombres jóvenes de entre 16 y 19 años, cuya tasa de desempleo pasó del 11,5% en febrero al 32,2% en abril”.