Podemos intenta sacar la cabeza en el espectro progresista. Tras la abrupta salida del paraguas de Sumar en los primeros compases de la legislatura, el tándem formado por Irene Montero e Ione Belarra busca su espacio frente a los magentas. El partido morado, que ha clausurado este fin de semana en Madrid su rearme ideológico en la ‘Uni de otoño’, se ha presentado como la única vía capaz de canalizar un compendio de izquierdas “fuerte”. Tanto la ex ministra de Igualdad como la ex responsable de Derechos Sociales y Agenda 2030, han reivindicado la necesidad de fortalecer el proyecto frente a un Gobierno de coalición (PSOE y Sumar) que alimenta a la ultraderecha mediante una agenda que “defrauda” y está plagada de inacción. Ambas han alertado de que Santiago Abascal llegará a Moncloa después de Pedro Sánchez si no se articula una opción valiente a la izquierda del PSOE. Papeleta, por supuesto, de preponderancia morada.

Basta de usar a la extrema derecha como excusa para no avanzar en derechos para evitar que la gente tenga una vida de mierda”. Esta ha sido una de las consignas que ha lanzado la dirigente de Podemos y candidata morada a la Presidencia del Gobierno, Irene Montero, al Partido Socialista durante su intervención en la clausura del acto, bajo la atenta mirada de la formación comunitaria La Alianza de la Izquierda Europea. Su compañera, Ione Belarra, ha remado en la misma dirección, defendiendo que el freno a las derechas se consigue al construir una respuesta bajo la óptica de las políticas de Podemos. De hecho, no sin malicia, apuntaló que fueron éstas las que guiaron a Sánchez y a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, en la campaña de las elecciones generales de julio de 2023. Asimismo, han abierto las puertas de la formación al rearme con la incorporación de perfiles que aspiren a contribuir a un proyecto feminista, antifascista y antirracista.

Políticas “homicidas” de las derechas

Tanto Belarra como Montero no han desdeñado el “peligro” de la derecha y la ultraderecha, a quienes ha catalogado como opciones “profundamente antidemocráticas y golpistas”. Incluso han llegado a tildar de “homicida” la gestión de los gobiernos del Partido Popular en Madrid, Valencia y Andalucía. No obstante, su preocupación también orilla a la izquierda del tablero político. Mirando al PSOE, ambas han acusado a Sánchez de proponer una deriva para acabar con los partidos de la izquierda alternativa para liderar el espectro progresista. Incluso aseguran que ha estado más preocupado de hacer mella en las fuerzas a su izquierda que de frenar a la derecha.

La número dos de Podemos ha llegado a aseverar que la “progresía” les acusa de criticar al PSOE por cargar contra sus “corruptos y puteros”, haciendo referencia al caso Koldo, mientras les recriminaba la entrega al Partido Popular del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) o la indiferencia socialista en la “guerra judicial” contra la Ley del sólo sí es sí. “Es hacerle el juego a la derecha”, exclamó, mientras sostenía que la única manera de frenar a las derechas “antidemocráticas” es ser “orgullosamente de izquierda”. Es más, Montero ha acusado a Sánchez de usar el comodín del miedo a Vox como excusa para “no avanzar en derechos”.

De ahí ha seguido el hilo conductor hasta la agenda de la coalición progresista, cuestionando la capacidad de acción del Gobierno. Ha reflexionado sobre quién está parando a la ultraderecha en todo el mundo para indicar que no están siendo los “sectores moderados” de la sociedad ni tampoco ejecutivos que gestionan “no queriendo romper ni un plato” mientras se ponen en cuestión derechos como el aborto. En este sentido, ha profundizado aún más, hasta llegar al paradigma de Argentina, donde después de Alberto Fernández llegó el ultraderechista Javier Milei. Idea que han jugado a modo de vaticinio y extrapolándolo a la política española: “Después de Sánchez vendrá Abascal”.

Lawfare y genocidio

La ex ministra de Igualdad subrayó que Podemos no se limitará a respetar a los jueces cuando se produzcan casos de lawfare, sino que plantará cara para “acabar con el golpismo judicial” a través del apoyo ciudadano y de las mayorías parlamentarias.

En el plano internacional, Montero acusó al Gobierno español y a buena parte de la comunidad internacional de ser “cómplices del genocidio” cometido por Israel contra el pueblo palestino. Aseguró que Benjamin Netanyahu no ha respetado “ni un solo día de alto el fuego” y reclamó su detención, junto a Donald Trump, por crímenes contra la humanidad. Por su parte, Belarra denunció que la reciente cumbre de Egipto “no fue de paz, sino de impunidad” y defendió que la desobediencia civil es una “obligación ética y moral” frente a la injusticia.

El encuentro concluyó entre gritos de “Sí se puede”, mensajes de apoyo a Palestina y aclamaciones de “presidenta” dirigidas a Montero, en un acto que sirvió para reafirmar la intención de Podemos de mantenerse como una izquierda autónoma y no subordinada al PSOE.

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