Álvaro de Cózar ha logrado sentar a los cuatro expresidentes del Gobierno de la democracia -Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy- ante las cámaras de La última llamada (ya disponible en Movistar Plus+). Cada uno de ellos ha hecho un repaso a su paso por La Moncloa, buceando en sus recuerdos aunque eso implique rememorar algunos de los momentos más complicados del país. ElPlural.com ha podido hablar con Cózar, periodista y creador de la serie, con el que ha desgranado cómo fue el desarrollo de la producción y lo que se esconde tras esta 'exposición' de los presidentes.

Pregunta: Habéis sido los primeros en reunir en una misma producción a los cuatro expresidentes del Gobierno, ¿cómo surgió la idea?

Respuesta: Éramos varias productoras (Kowalski Films, Feel Good Media y True Story) que queríamos hacer un proyecto audiovisual que tenía que ver con la política. Estaba centrado en la idea de hacer algo sobre asesores, La Moncloa y todo ese mundo que no es muy conocido. Cuando nos pusimos a ello, nos dimos cuenta de que, si nos metíamos ahí, había que subir el escalón a los presidentes. Ese fue un poco el germen a partir del que trabajamos hasta llegar a ese concepto de última llamada. 

(P): ¿Cómo lo planteasteis para no caer en juicios a la hora de hacer un repaso tan exhaustivo de las legislaturas?

(R): Ese era el reto. Nos interesaba más esa parte más humana porque pensamos que determina mucho las relaciones entre distintos mandatarios, las relaciones con los asesores y, muchas veces, las decisiones también. La idea de no abordar las cosas con juicios siempre lo hemos tenido en la cabeza.

A mí me interesa la escala de grises, y el blanco o el negro son conceptos que están ahí, pero solo me interesa esa escala de grises que es donde vas a encontrar los matices. No se trata de cambiar de opinión viendo este documental, sino de ponerte en la piel de esas personas que al final son ciudadanos que, de pronto, se ponen ahí. Y eso tiene una serie de sacrificios y momentos muy duros.

Me interesa la escala de grises, donde encuentras los matices

(P): ¿Los cuatro presidentes aceptaron a la primera?

(R): No dijeron que no, pero sí lo maduraron y lo estudiaron. Hubiera sido difícil si tres te dicen que sí y uno que no porque te quedarías preguntándote cómo convencerle, pero no fue el caso. Cuando les explicamos y vieron que el proyecto era sólido, que estaba Movistar Plus+ detrás, que el concepto de la última llamada les parecía atractivo, dijeron que sí. 

(P): ¿Alguno marcó algún tipo de línea roja a la hora de tratar algún asunto?

(R): No, no ha habido líneas rojas. He podido preguntar lo que quería, luego he tenido mejores y peores respuestas. Hay temas en los que te das cuenta de que te repiten una cosa y ya está, no quieren salir de ahí. Eran entrevistas distintas porque lo que quieres es que recuerden y relaten cosas, no solo anécdotas, sino sensaciones. Entonces tienes que llevarles a un sitio medio cómodo donde se relajen, y de ahí la escenografía que montamos. 

(P): Viendo los cuatro capítulos, el espectador asiste a una cronología que permite entender que hoy somos lo que somos porque en el paso se dieron todos los pasos que se recuerdan en la serie.

(R): Cuando ves los cuatro relatos seguidos te da la sensación de que la historia, con mayúsculas, tiene bastante sentido narrativo, cierta lógica. A veces, un presidente se construye por oposición al que está antes. De hecho, es muchas veces lo que los votantes buscan. Si con este no se ha ido mal, o ya estamos cansados de este, pues al contrario.

Los cuatro pertenecían todavía a una política en la que las cosas eran más lentas. A partir de los últimos de Rajoy, ya se va viendo que este nuevo mundo, este universo de vértigo informativo, de redes sociales, de noticia continua. Eso iba a determinar una forma nueva de hacer política.

Rajoy, González, Aznar y Zapatero con el presidente de Telefónica, Marc Murtra. MOVISTAR PLUS+

(P): ¿Tuviste la sensación de que buscaban una redención?

(R): Podría ser, pero creo que lo que buscaban era explicarse. Son conscientes de que, si tú no cuentas tu relato, lo contará otro. La idea es cómo vivieron ellos todas esas cosas. Ellos son muy conscientes de que, ante la opinión, el presidente no se redime, es lo que hicimos y ya está. Lo que sí pueden es ver ángulos que no vieron o percibieron de esa forma. 

(P): ¿Crees que han hecho autocrítica? En el caso de Aznar, es llamativa la visión que tiene de lo ocurrido en la Guerra de Irak o en el 11M. "Los errores se reconocen cuando se sabe la historia", dice textualmente.

(R): Lo que viene a decir es: 'cuando yo tomé esas decisiones, era no era la información que teníamos y con lo cual no era un error'. Para mí, justo es a lo que le llamo error, al guiarte por cosas que no resultaron ser ciertas por no tener la información. Está claro que Aznar, la parte de la guerra de Irak, considera que no tiene sentido reconocerlo como un error a posteriori, pero sí que reconoce que no había armas de destrucción masiva. 

(P): ¿Percibiste en ellos un miedo a sentirse vulnerables aún hoy en día?

Probablemente Zapatero es el que sea un poco distinto, es el que tiene menos problemas para mostrar cierta vulnerabilidad. Felipe y Aznar son de otra generación a la que les cuesta más expresarse emocionalmente, porque antes no se hacía la misma introspección ni se reconocía la vulnerabilidad. En general, es difícil sacarles una muestra de esa vulnerabilidad.

Hay un momento en la serie que me encanta, que es cuando le ponemos a Felipe González la imagen de él con su hija en el pasado. Ahí hay dos segundos en los que les ves mirando la foto y le sale una sonrisa. Creo que es su momento de mayor vulnerabilidad. En esa sonrisa hay toda una historia de sacrificios, familiares también, y es como si, de pronto, se te abriese la puerta e imaginaras a esa niña pequeña con su familia metida en La Moncloa. 

He podido preguntar lo que quería, luego he tenido mejores y peores respuestas

(P): A lo largo del documental, todos ellos hablan de esa soledad ligada al cargo, del peso del poder, y de cómo todo ello pudo influir en sus relaciones personales.

(R): Creo que se trata, más bien, del peso de la responsabilidad. La responsabilidad se produce finalmente en soledad, pero yo creo que lo que realmente da el peso es la responsabilidad. Tengo que decidir entre esto y esto, y mañana hay gente que va a sufrir las consecuencias de mi decisión. El marrón lo tienes tú, por eso La última llamada. Pero es cierto que están arropados, tiene un equipo, el dibujo completo de tu país.

Pero, incluso con mucha información, eso no quita que haya consecuencias. Sabes que muchas veces estás haciendo lo correcto, pero al día siguiente va a haber gente que se queda sin puesto de trabajo, que no va a cobrar su pensión que directamente va a morir, como ocurrió en el caso de Miguel Ángel Blanco. 

Es una vida en la que ellos quisieron estar y no hay que tener compasión por ellos, porque ellos se quisieron poner ahí, pero es una vida que muchos no querríamos. 

(P): ¿Crees que son más parecidos de lo que parece?

(R): No, no creo que sean muy parecidos. Sí que tienen en común la querer de estar ahí. El balón circulaba, ellos lo pidieron y dijeron: 'venga, tiro el penalti'. Eso te hace ver que son personas con ambición

(P): ¿Quién crees que es el que más influencia tiene actualmente en la política o en su partido?

(R): Zapatero tiene una influencia ahora mismo en el Gobierno actual muy evidente. Para el Partido Socialista es una referencia, no así el presidente González, con el que hay una especie de divorcio. 

La historia de Felipe es la de un tipo que empieza a modernizar España con un plan, pero que sabe que tiene que gobernar para todos los españoles y empieza a tomar decisiones que le van alejando del partido. Creo que González fue un presidente para todos los españoles, pero no especialmente para su partido.

Síguenos en Google Discover y no te pierdas las noticias, vídeos y artículos más interesantes

Síguenos en Google Discover