Cuando algo se pone de moda su expansión es imparable. Si esto lo aplicamos a la tecnología, el efecto multiplicador es todavía mayor; si, además, le añadimos el término 'gratis' o 'free' a un lado, entonces se transforma en un fenómeno global en tiempo récord. 

Ejemplos de esto hay muchos, pero en las últimas semanas el fenómeno que ha roto todo los moldes de éxito tiene forma de aplicación para dispositivos móviles y se denomina FaceApp.

Su utilidad es, para decirlo sin ofender a nadie, nula y no va más allá de provocar una sonrisa en la gente -que en estos tiempos, ni eso-, aunque siendo sinceros esto (lo de la sonrisa) tampoco parece que sea algo generalizado.

Para que una app triunfa hay dos elementos que son básico. Por una parte, que su uso sea muy sencillo; por otra, que no cueste dinero. FaceApp, como marcan los cánones de la modernidad tecnológica, cumple ambos.

Desde un punto de vista de entretenimiento, la aplicación es muy simple (sin entrar en el aspecto técnico porque está basada en la inteligencia artificial) y consiste en ver cómo será una persona cuando alcance la edad de la jubilación tomando como base una foto actual. La verdad es que el resultado no es gran cosa, pero es suficiente con que un famoso aunque sea del tres al cuarto, decida usarla y colgar el resultado en redes sociales para que la herramienta se convierta en un boom.

¿Cómo seremos de ancianos?

Esto es lo que ha ocurrido con FaceApp en todo el planeta y si no haz un simple repaso a tu WhatsApp, por ejemplo, y comprueba cuántos contactos te han enviado su imagen como ancianos. 

El problema de una aplicación que se convierte en viral en sí misma es que enseguida empieza su análisis en profundidad. En este caso, dicha 'investigación' no arroja casi nada bueno, más allá de esa sonrisa en muchos casos fingida.

En primer lugar su origen. Para muchos medios que su propietaria sea una empresa ubicada en San Petersburgo es sinónimo, como mínimo, de sospechas, no en vano, ahora mismo la conexión rusa con las nuevas tecnologías no es positiva debido a casos de injerencia en procesos electorales de distintos países. 

Sin embargo, más allá de esto, lo verdaderamente importante tiene que ver con el acceso que tiene FaceApp a los datos del smartphone de la persona que se la ha descargado. 

Captura del tuit del periodista de Telemundo, Caracol y CNN en Español, Luis Carlos Vélez.

Muchos estarán ahora diciendo aquello de: "Claro, que nos dejan algo gratis basado en la más avanzada inteligencia artificial sin 'cobrarse' nada". Y tienen razón.

Las alarmas han saltado por los permisos que conceden a cambio de la app gratuita y que se resumen en la posibilidad que se le ofrece a la empresa de utilizar las imágenes y cederlas a terceros. Por si tienes dudas, puedes comprobar todas las opciones que se le otorgan en sus políticas de privacidad en este enlace (en inglés), si bien los 'hipocondríacos tecnológicos' es mejor que se abstengan de leerlas.

Según han recogido algunos medios internacionales, desde la aplicación se niegan estas acusaciones, en particular la de que ceden las imágenes a terceros. 

La polémica está servida y, por desgracia, no terminará con FaceApp. Como siempre decimos desde El Telescopio es necesario tener en cuenta el sentido común cada vez que nos descarguemos una herramienta en forma de aplicación gratuita.

Salvo que estemos seguros de su origen y nos hayamos leído sus condiciones, lo adecuado es estar ojo avizor porque, como decían nuestros abuelos, 'nadie da duros (0,03 euros) a 4 pesetas (0,02 euros).