El cambio climático continúa haciendo estragos en el sector agrícola español. Largos periodos de sequía, a los que han seguido lluvias torrenciales y tras los que ha retornado la falta de lluvias están golpeando duramente al campo. La cesta de la compra sufre la meteorología con un encarecimiento en productos tan básicos como el aceite o múltiples frutas y verduras. Según se suceden las temporadas tan esperadas de productos marca España, las malas noticias llegan para los adeptos y productores de nuestras maravillas culinarias. Las últimas golpeadas han sido las setas y el arroz bomba.  

La temporada de setas, en peligro

La micología aguarda ansiosamente todos los años la llegada del otoño, momento en el que la temporada de recogida de setas da comienzo. Sin embargo, con octubre ya bien entrado, estos valorados hongos no aparecen. La explicación es evidente, estos seres vivos habitan en lugares muy húmedos, ubicados casi en su mayoría en la parte norte de la península, aunque también pueden encontrarse en zonas del sur peninsular. La sequía está haciendo que las tierras sean cada vez menos propicias y la zona pirenaica, todo el norte cantábrico, La Rioja o las Castillas están sufriendo las consecuencias.

El experto en setas del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña, Juan Martínez, lo ha explicado claramente, lamentado por igual la falta de lluvias como el exceso de precipitación de agua. "De nada sirve que caigan 100 litros de golpe. Lo que interesa es una lluvia fina, de días”, asegura. Las previsiones meteorológicas no vislumbran, por el momento, una climatología que pueda resultar favorable y consiga revertir esta situación, pero las esperanzas están depositadas en las lluvias esperadas para la segunda parte de octubre.

La duración de la temporada de setas también puede dar confianza a los aficionados a su recolección y a sus degustadores. Estos hongos no se ubican en un especto concreto, sino que aparecen con la llegada del otoño y desaparecen cuando entran en escena las fuertes nevadas y heladas. El mayor miedo, que años atrás se ha producido, es que el otoño vuelva a disiparse y se pase de una estación calurosa a una gélida. Los efectos del cambio climático están acabando con las estaciones intermedias, llevándose por delante muchos productos de temporada.

Septiembre y agosto son meses claves de la temporada, gracias a la habitual, por lo menos antaño, bajada de la temperatura, acompañada de lluvias. Además, las temperaturas suaves que no descienden mucho en el termómetro son claves. Sin embargo, este curso la realidad ha sido otra, por lo que la producción en el Pirineo, cuyo peso sobre el total anual es del 50% del anual, ya se ha dado por perdida.

Sin arroz bomba no hay paella

Con el arroz de la variedad Bomba está sucediendo algo parecido. Este grano redondo, sin el que una gran parte de los valencianos renunciaría a preparar su plato estrella, es otra de las víctimas de la sequía. Muchos consumidores han apreciado su falta, que se ha extendido hasta grandes supermercados como el Mercadona, que ha confirmado la falta de producto por causas climáticas.

“No tenemos arroz Bomba porque la producción de esta variedad en la pasada campaña se redujo a la mitad como consecuencia de la sequía y su rendimiento en el campo fue menor”, respondía el supermercado a través de sus redes sociales a una consumidora sorprendida por la ausencia. La cadena esperar recuperar la distribución, que lleva más de un mes interrumpida, a lo largo de este mes de octubre, gracias a la nueva campaña, que tampoco ha conseguido recolectar lo que en anteriores campañas.

Durante 2022, la campaña del arroz Bomba ya experimentó retrasos y caídas en la producción a causa de las lluvias tardías de la primavera. Además, las constantes olas de calor y sequía afectaron en mayor medida a zonas productoras como Andalucía, Valencia y Extremadura el curso pasado. Estas circunstancias ambientales se están replicando durante 2023, lo que aumenta la presión en este tipo de cultivos.

Bruselas lanza ayudas para combatir la situación

Si bien las instituciones europeas no pueden provocar lluvias, si pueden intentar compensar a los agricultores y fomentar avances tecnológicos que ayuden a capear estas situaciones. Para ello, en verano se activó un paquete de ayudas dotado con 330 millones de euros. Del montante, España es el mayor beneficiado con 81 millones de euros.

22 de los 27 Estados miembro son beneficiarios, en diferente medida, dado que España no ha sido el único país golpeado por las inclemencias climatológicas. Países como Portugal, Francia o Italia también han sufrido el golpe de la sequía o de las inundaciones.