La principal preocupación del Gobierno se ubica más allá de nuestras fronteras desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos. La política económica del ultraderechista yanki, desplegando aranceles contra el comercio internacional, y su apoyo a los postulados de Vladimir Putin, en lo referido a la guerra de Ucrania, ha puesto en alerta a la Unión Europea, que encadena un cónclave extraordinario con el siguiente para saber cómo prepararse militar y económicamente. Mientras tanto, la agenda nacional queda relegada a un segundo plano.
Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) son casi un recuerdo y apenas han llegado a negociarse. El Ejecutivo había acostumbrado a sacar adelante las Cuentas de forma tardía y a la heroica, pero este año puede ser el segundo consecutivo en el que renuncia antes incluso de intentar superar el trámite parlamentario. La vicepresidenta segunda y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aseguraba que el libro amarillo llegaría al Congreso de los Diputados sí o sí, independientemente de los apoyos con los que contase, pero esta tesis pierde enteros.
Hacienda evita pronunciarse sobre el orden de prioridades con el que actualmente cuenta el Ejecutivo, dejando entrever el momento que se atraviesa, pero desde la cartera de Economía, Comercio y Empresa, clave también en las negociaciones, defienden la capacidad de poder aumentar el gasto en defensa, con o sin PGE, a los que aun así no renuncian. “Somos conscientes de que vamos, evidentemente, con retraso con respecto a los presupuestos de 2025, pero seguimos trabajando”, ha trasladado este lunes el ministro Carlos Cuerpo, en una entrevista concedida a la Cadena Ser.
Luchar los Presupuestos pensando en la Defensa
Economía defiende que “sudaran la camiseta” hasta el final y considera “siempre fructíferas y productivas” las discusiones que se pueden dar en torno a la aprobación de las cuentas. “Es importante no cesar en ese empeño de discutir por la aprobación de los Presupuestos de este año 2025”, ha trasladado Cuerpo, poniendo como ejemplo al propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al que atribuye una postura de “mangas remangadas para realizar todos los esfuerzos necesarios”.
“Tenemos que ser optimistas en cuanto a la posibilidad de seguir avanzando en esa negociación”, insiste, aunque matiza que también es necesario ser “realistas en cuanto a la necesidad de subir ese gasto en materia de seguridad”. Parece imposible desvincular ahora una cosa de la otra y, con la tesitura actual, el aumento del gasto en Defensa adelanta a los PGE en el orden de prioridades, pese a que la mejor vía para el incremento de la partida sería a través de las propias cuentas.
No obstante, no tiene que seguirse ese camino obligatoriamente. “Lo que tenemos que hacer ahora mismo es, primero, tener las discusiones previas con respecto a las cuantías que tienen que darse, las partidas de las que tengan que venir”, ha definido Cuerpo el orden de prioridades. “Tenemos ahora mismo una situación de prórroga presupuestaria que prevemos, en el caso de seguir en esta situación, que no sea una limitación a estos incrementos necesarios en materia de inversión en seguridad y en defensa”, explica, evidenciando que la posibilidad de que no haya PGE está más que encima de la mesa.
La otra contrapartida, Junts, eleva la apuesta para la negociación y exigen al Gobierno "primero pagar y después negociar" los PGE. Así lo ha verbalizado el portavoz de los juntaires, Josep Rius, quien en rueda de prensa ha advertido al Estado de que ha de pagar toda la deuda pendiente a Cataluña en términos de infraestructuras.
Según los independentistas, en el Parlament se cifró en 50.000 millones de euros "la acumulación de todos los incumplimientos" de lo que se había prometido en inversión a Cataluña y no se ha ejecutado. Por ello, exigen al Ejecutivo ponerse al día antes de retomar las negociaciones para unas Cuentas Públicas que empiezan a alejarse de nuevo.
Discrepancias en el Gobierno
La decisión de incrementar el gasto en Defensa asumida por Sánchez se ha encontrado con oposición incluso dentro del propio Gobierno, aunque desde la parte socialista defienden que “no tienen que sufrir otras partidas” por el incremento militar ni es necesario “elegir entre gasto social o en educación y gasto en defensa". Sin embargo, estas palabras no convencen a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que como máxima representante de la parte minoritaria del Ejecutivo se ha mostrado contraria.
"No arreglamos nada por subir el presupuesto militar. No se arregla nada. Lo que necesitamos saber, y los españoles y las españolas creo que quieren saber, es qué política de defensa vamos a practicar en el siglo XXI", ha trasladado la cabeza más visible de Sumar desde Bruselas. "Europa concentra más presupuesto que la propia Rusia", defiende Díaz, defendiendo que la cuestión “no va de subir o bajar el presupuesto militar o de defensa en Europa, sino que va de reordenar la política de defensa en Europa".
No obstante, sí que defiende que el viejo continente se aleje de la tutela de Estados Unidos y su OTAN y camine hacia una independencia defensiva. “Ha sido un error no tener una política de defensa y exterior propia y lógicamente ahora es verdad que nos encontramos en un cambio geopolítico que nos obliga a pensar sobre ello", ha puntualizado. "No se trata de subir el presupuesto, sino de coordinar efectivos desde una política colectiva, coordinada y europea", ha zanjado la vicepresidenta.