España es la gran economía de la Unión Europea (UE) que cuenta con menor recaudación fiscal sobre el porcentaje del PIB, según datos recogidos por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en 2020, último año registrado. Concretamente, la presión fiscal española alcanza el 36,6% PIB, muy lejos de Francia (45,4%) e Italia (42,9%) y, aunque más cerca, también por detrás de las otras dos economías que conforman las cinco grandes de la Unión, Países Bajos (39,7%) y Alemania (38,3%).

Según los datos de informe Tax Policy Reforms, España tienen una recaudación fiscal menor que la de, al menos (no se conocen los datos de todas las economías de la UE), doce países. Por detrás se sitúan once economías de del conjunto de los Veintisiete. Cabe destacar que las economías de peso de la Unión tienen una recaudación mayor que la de España. Sumadas a las anteriormente mencionadas se encuentran países como Bélgica (43,1%), Dinamarca (46,5%), Suecia (42,5%) o Finlandia (41,9%), entre otros. Con menor presión destacan Malta (29,6%), Bulgaria (31%) o Irlanda (20,2%). Existen tres países (Rumania, Chiper y Croacia) de los que la OCDE no tiene datos. 

Posición País % sobre el PIB Posición País % sobre el PIB
1 Dinamarca 46,5% 13 España 36,6%
2 Francia 45,4% 14 Polonia 36%
3 Bégica 43,1% 15 Hungría 35,7%
4 Italia 42,9% 16 Eslovaquia 34,8%
5 Suecia 42,6% 17 Portugal 34,8%
6 Austria 42,1% 18 Estonia 34,5%
7 Finlandia 41,9% 19 R. Checa 34,4%
8 Países Bajos 39,7% 20 Letonia  31,9%
9 Grecia 38,8% 21 Lituania 31,2%
10 Alemania 38,3% 22 Bulgaria 31%
11 Luxemburgo 38,3% 23 Malta 29,6%
12 Eslovenia 36,9% 24 Irlanda 20,2%

De hecho, en 2019, año previo al inicio de la pandemia, la presión fiscal de España suponía un 34,7% del PIB lo que, de haberse mantenido así en el siguiente ciclo, habría hundido al país en la tabla hasta el puesto 18, con valores muy similares a economías como Estonia o República Checa. Sin embargo, debido a la gestión de la pandemia por parte del Gobierno de España, la recaudación aumento. Esto se debe a qué, a pesar de la gran caída del PIB por la falta de actividad económica, se mantuvieron los puestos de trabajo de la gran mayoría de la población a través de los ERTE, lo que también mantuvo las cotizaciones.

Aumento de la presión por los ERTE y la caída del PIB

En el primer año de pandemia, un total de 20 de las 34 economías de la OCDE vieron incrementada su presión. De todas, España fue el país con el mayor incremento de la recaudación fiscal con respecto al PIB (+1,9%). No obstante, esto no se produjo por la subida de los tipos impositivos, que no tuvo lugar, sino por la fuerte caída del PIB en comparación con la salvación del tejido de la Seguridad Social.

Según los datos, el PIB se desplomó en el país un 9,9%, debido a la falta de actividad económica. Por el contrario, las contribuciones a la Seguridad Social resistieron y tan solo cayeron un 4,8%, lo que aumentó su aporte al producto interior bruto en un punto y medio. Esto puede explicarse con la salvación de puestos de trabajo a través de los ERTE, lo que permitió que gran parte de las contribuciones a la Seguridad Social se mantuviese.

En el peor de los aspectos, depositando la atención en la recaudación por IRPF, la recaudación aumentó un 0,8% lo que muestra que, a pesar de que se destruyó mucho menos empleo que actividad económica, los trabajadores más afectados fueron aquellos con rentas más bajas, aquellas con trabajos más perjudicados por las limitaciones sanitarias.

Diferencias con la OCDE

Comparando los datos anteriormente expuestos con la media de la OCDE, alterada por la heterogénea composición de la organización, España presenta valores por encima y por debajo. En el caso de las contribuciones a la Seguridad Social, España se sitúa casi cinco puntos por encima, ya que, estas suponen un 13,7% sobre el PIB. Por el contrario, los impuestos sobre la renta y los beneficios empresariales y los tributos sobre productos y servicios se sitúan por debajo de la media de la OCDE, suponiendo un 10,7% y 9,8% respectivamente.