A punto de cumplirse un año de la fuga de España de Ferrovial, los del Pino tienen que hacer frente al fracaso de su gran objetivo: llegar a cotizar en Wall Street. La propia multinacional -holandesa desde el pasado 13 de abril de 2023 tras su marcha a Países Bajos- se marcó como fecha final de plazo el primer trimestre de este 2024 para cumplir su objetivo. Al menos el objetivo que estaba sobre el papel en su plan de internalización presentado a los accionistas hace un año: convertirse en una cotizada de Wall Street y combinar una triple cotización paralela en Madrid, Ámsterdam y Nueva York. A 2 de abril, ya en el segundo trimestre de 2024, Ferrovial no ha cumplido su objetivo.

La constructora holandesa de los del Pino reconocía ya hace días tener problemas para cumplir con sus planes de internalización al otro lado del Atlántico. La holandesa repitió en todo momento en su argumentario que el objetivo de su marcha de España a Países Bajos era formalizar ese paso previo para poder estrenarse después como cotizada de Wall Street, alegando las mejores conexiones y oportunidades que presentaba dicho país. Tras recibir el visto bueno del 93% de sus accionistas al plan de fuga, la empresa familiar de Rafael del Pino fue añadiendo detalles a sus objetivos y trámites necesarios para poder llegar al parqué norteamericano.

Sin embargo, en las últimas semanas han empezado a surgir problemas que han puesto en peligro el desembarco de Ferrovial en el parqué de Estados Unidos, el centro neurálgico de la bolsa por excelencia. Por el momento, no se puede hablar de bloqueo al último gran paso del plan de los del Pino para aumentar su carácter internacional pero sí de retraso en sus propios plazos. Y es que Ferrovial no ha cumplido con los requisitos necesarios que le pedía el regulador bursátil estadounidense, la SEC, para convertirse en una cotizada más del mayor parqué bursátil del mundo.

La multinacional de los del Pino pidió la correspondiente autorización a la SEC para estrenarse como cotizada de Wall Street, concretamente en el Nasdaq, en los primeros meses del año. Una autorización que debía recibir antes del 31 de marzo de 2024 y que, a 2 de abril, el regulador al otro lado del Atlántico no ha emitido. Este paso es imprescindible para Ferrovial a la hora de alcanzar su objetivo de triple cotización repetido en el argumentario durante los primeros meses de 2023, antes de aprobar su plan de fuga en su junta general de accionistas.

Ferrovial tiene que adaptarse a las leyes de Estados Unidos

Desde la holandesa aseguran que, por el momento, no ha habido ningún cambio ni ninguna petición adicional de información por parte de la SEC estadounidense para dar el visto bueno a su desembarco en Wall Street. Se trataría simplemente de un retraso ordinario a la espera de que la compañía se adapte a la normativa y legislación estadounidense. Un paso que se descuenta también imprescindible y que tendría que estar previsto por la compañía en sus planes como trámite necesario para empezar a cotizar, o simplemente operar, en otro mercado diferente al de su España natal o, ahora también, en Países Bajos.

En la práctica, esto supone que Ferrovial tiene que presentar actualizados, y adaptados a la normativa estadounidense, sus resultados financieros al cierre del ejercicio 2023. Unas cuentas presentadas en España a finales de febrero, hace apenas un mes, coincidiendo con la campaña de resultados anuales de las grandes empresas nacionales. Además, la constructora holandesa debe informar también al regulador estadounidense de las últimas novedades de sus contratos ratificados a nivel nacional e internacional.

Ferrovial presentó sus cuentas financieras anuales a finales de febrero, con un beneficio neto de 460 millones de euros al cierre de 2023. Un beneficio que dispara en un 147% el resultado obtenido por la multinacional en el ejercicio de 2022, cuando todavía no se conocía la intención de la constructora de irse de España, o al menos no se había hecho público. La propia compañía defiende en sus cuentas de 2023 la mejora de sus activos de carreteras y autopistas en todo el mundo, así como el crecimiento positivo de su negocio de construcción. Todo ello además de haber pasado del régimen fiscal español al de Países Bajos en abril de 2023, con el visto bueno de la mayoría de sus accionistas.

La multinacional reconoce problemas en su plan 

La propia multinacional de los del Pino reconoció, ya en enero de 2024, ante la SEC estadounidense que el cambio de régimen fiscal a Países Bajos podría tener un impacto económico negativo en su negocio. Y es que el Gobierno de España tiene en estos momentos una investigación abierta sobre la motivación real de la marcha de Ferrovial a Países Bajos. Es decir, la administración central debe comprobar si el traslado de la sede social de la compañía a Ámsterdam responde realmente a motivos de negocio -el plan de internalización que han defendido a toda costa los del Pino- o si, como muchos han criticado y denunciado, responde simplemente a la motivación fiscal para pagar menos impuestos en Países Bajos por el cambio de sede de Madrid a Ámsterdam. Por el momento, la Administración General del Estado está investigando a la compañía, a través de la Agencia Tributaria, por su contribución fiscal a las arcas públicas nacionales durante los años previos a su fuga, tal y como ha reconocido la holandesa en uno de sus últimos informes.

Con el fracaso de su plan de internalización -el objetivo principal de la compañía sobre el papel era cotizar en Wall Street- y la investigación abierta en España sobre su marcha, Ferrovial no solo no cumple con los plazos prometidos a sus accionistas; sino que reconoce abiertamente una amenaza de multa en caso de que el Gobierno, o la AGE, no encuentren una motivación real que explique su plan de fuga de su país natal.

El presidente de Ferrovial, en esos momentos todavía española, defendió a toda costa que el cambio de sede a Países Bajos era simplemente un paso intermedio para cruzar el charco. Sin embargo, lo que Rafael del Pino explicó como un “paso previo” en repetidas ocasiones durante la junta de accionistas se traduce en la práctica como un trámite realmente innecesario. Personalidades independientes como el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) o la embajadora de Estados Unidos en España le dejaron claro al presidente y su familia, por varias vías, que podía cotizar en Wall Street desde su céntrica sede madrileña. Es decir, no había imposibilidad para hacerlo.

Mientras tanto, desde la compañía se limitaban a defender a toda costa que el traslado de su sede social a Países Bajos era necesario para seguir con el plan. Así las cosas, un año después, los títulos de la multinacional holandesa de los del Pino se intercambian en el Palacio de la Bolsa madrileño, como una de las principales cotizadas del Ibex 35; y en el parqué bursátil de Ámsterdam. Doce meses después, Ferrovial ha conseguido cumplir con parte de su objetivo y, de su triple cotización, se ha quedado solo en doble. Es decir, le falta el paso más importante para dar por cumplido su plan de internacionalización, ese que prometió a sus accionistas a la hora de someter a votación su marcha de España el pasado 13 de abril de 2023.

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