El Gobierno no ha querido despedir el año con Telefónica desprotegida. El Consejo de Ministros, en su penúltima reunión del 2023, ha dado el visto bueno a la entrada de la SEPI en el capital de la cotizada española, clave para la defensa y la seguridad nacional, además de ser una compañía "histórica y estratégica" para la sociedad. Una decisión, celebrada por muchos -entre ellos inversores nacionales e internacionales- y criticada por otros -por oposición política, como viene siendo habitual- que responde al modelo europeo actual en el sector de las telecomunicaciones. Y es que no solo el Gobierno español se convertirá en accionista mayoritario y de referencia de Telefónica, si finalmente se hace con el 10% del capital como ha indicado en una comunicación oficial, sino que esta decisión acerca a la teleco a sus competidores europeos

El propio Ministerio de Hacienda y Función Pública, responsable último de la Sociedad Empresarial de Participaciones Industriales (SEPI), justifica su entrada en el accionariado de Telefónica -con un 10% de capital como máximo frente a su intención inicial de hacerlo en un 5%, como confirmó a la CNMV hace apenas unas semanas- por motivos de defensa y seguridad nacional. Pero además, recalca que es una tendencia habitual en el resto de países de la Unión Europea, sean del tinte político que sean.

Es el caso del Gobierno de Alemania, que cuenta con un 13,8% del capital de su gigante de las telecomunicaciones, Deutsche Telekom; de Francia, que también controla un 13,4% de Orange -en plena operación de fusión en España con el negocio de MásMóvil-, o del Gobierno italiano de Giorgia Meloni, con un color político muy diferente al del Gobierno de coalición actual de PSOE y Sumar. En este caso, el Gobierno italiano ha ratificado un acuerdo este mismo verano para hacerse con hasta el 20% de la participación en la teleco italiana que agrupa los activos de telefonía fija, Telecom Italia.

Las telecomunicaciones europeas se reordenan

El sector de las telecomunicaciones está inmerso en un periodo de transformación marcado por la digitalización y los cambios en los hábitos de consumo de los clientes. Los clientes que contratan los servicios del sector ya no demandan voz o conexiones tradicionales, sino que las nuevas tendencias están marcadas por el avance del 5G o, incluso ya, del 6G. A este obligado proceso de transición digital se suman los fuertes movimientos del sector, tanto de fusiones u operaciones similares, como en el accionariado de los gigantes de las telecomunicaciones. Y España ahora mismo tiene de las dos. 

Por un lado, la unión entre el negocio español de Orange y MásMóvil está a la espera de recibir el último visto bueno necesario de la Comisión Europea para cerrarse, tras conocerse hace apenas unos días un acuerdo con Digi, como tercera en cuestión, para desbloquear la fusión entre ambas empresas en España al quedarse con los remedies necesarios para recibir el visto bueno europeo. Una fusión que creará un macrooperador de telecomunicaciones en España que incluso podría superar a Telefónica en cuota de mercado. Por otro lado, la tercera teleco que a día de hoy ocupa el podiumd en el sector, Vodafone, acaba de traspasar su negocio español al fondo británico Zegona. Ambas operaciones han provocado un fuerte revuelo en el sector español de las comunicaciones, con Telefónica todavía en lo alto del ranking. 

A los fuertes movimientos de unión o separación de negocios hay que sumar el culebrón Telefónica por sí mismo, que saltó el pasado 5 de septiembre, en plena vuelta de vacaciones. De hecho, la irrupción sorpresa del gigante de las telecomunicaciones en Arabia Saudí, Saudi Telecom Company (STC) en el capital de la teleco pilló al presidente de la compañía, José María Álvarez-Pallete totalmente por sorpresa fuera de España. Una operación con la que el fondo saudí en un primer momento pretendía hacerse con el 9,9% de Telefónica y que, poco a poco, según la evolución del culebrón, ha ido matizando para quedarse, de momento, con un 4,9% de participación en la compañía.

El capital público vuelve a Telefónica por sus 100 años

Una sucesión de informaciones de unos y de otros que han marcado la actualidad empresarial del último trimestre del año y que, a falta de nuevas sorpresas, cerrará el año con el compromiso del Gobierno de mantener la españolidad y la autonomía estratégica de Telefónica como empresa "estratégica" pero también como "compañía histórica". Y es que hasta hace poco más de 20 años, Telefónica estaba en manos públicas. 

Telefónica cumple 100 años de historia este 2024 y empezará su aniversario con presencia pública de nuevo en su capital social, 27 años después después de su privatización en 1997 por el Gobierno popular de José María Aznar. Una entrada de capital público que desde la compañía prefieren no comentar, sino que mantienen el foco en el seguimiento de su plan estratégico para los próximos años, pero que algunos de sus accionistas observan como una buena noticia. Una apuesta pública que demuestra, no solo la confianza y el compromiso del Gobierno, sino también el apetito inversor en la cotizada española, a la que además aportará "estabilidad accionarial" en medio del culebrón con los saudíes.

La compañía de Pallete arrancará el año con la SEPI como accionista mayoritaria y de referencia, con una tendencia similar a lo que ocurre en el resto de Europa, que le acercará a la situación de sus competidores a nivel comunitario. Precisamente la fuerte competencia del sector, con la entrada de nuevos actores como Meta o Google, ha puesto en jaque la situación de algunos operadores tradicionales como la propia Telefónica o la vecina Orange al otro lado de los Pirineos. El refuerzo de sus respectivos gobiernos al papel que han jugado estos operadores tradicionales en los últimos años, claves para la modernización de las relaciones sociales y para la llegada de la tecnología a las zonas más complicadas de cada territorio, ayuda a estos a competir con los nuevos jugadores que, además, no juegan con las mismas reglas que los pioneros. Esta es una de las denuncias en las que coincide el sector, casi de forma unánime, con la reclamación a Bruselas de normas igualitarias para todos los actores del sector de las telecomunicaciones. 

"Telefónica es una de las principales compañías del país, líder en el sector de las telecomunicaciones y clave en otros ámbitos estratégicos. La empresa es determinante por sus capacidades industriales y áreas de conocimiento, ya que desarrolla actividades relevantes para la economía y el tejido productivo, incluyendo las relacionadas con la seguridad y la defensa. Telefónica cuenta con un amplio despliegue de infraestructuras de telecomunicaciones que garantizan la conectividad y servicios digitales a ciudadanos y empresas españolas. También está presente en todas las áreas tecnológicas del Ministerio de Defensa y proporciona los servicios e infraestructuras de telecomunicaciones de la Infraestructura Integral de Información para la Defensa en territorio nacional y en operaciones militares en el exterior, contando, por tanto, con un sólido posicionamiento en este sector", mantiene el Gobierno en su apuesta por el gigante nacional de las telecomunicaciones.