Gobierno y oposición se preparan para un final de legislatura donde la economía se convertirá en el epicentro de la batalla política. Alberto Núñez Feijóo no ha vacilado desde que fuese elegido formalmente como sucesor de Pablo Casado al frente del PP: su “alternativa”, que no oposición, se estructurará en un programa político cimentado en cómo responder a la inflación desmedida que España atraviesa y algunos pronostican como motivo principal de una crisis duradera que el Ejecutivo, al menos por el momento, y aupado por los positivos datos en la contratación que mes a mes dan respiro a sus tesis, se niega a asumir.

“No les voy a mentir. Estamos en un momento de inestabilidad fruto de la guerra de Putin. Este Gobierno sabe que debe aprobar medidas para una mayoría, y estaremos ahí, pero la ciudadanía debe conocer el contexto”. Con estas palabras, pronunciadas por el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la carrera por La Moncloa en 2023 dio un giro de 180º. Inmersos en discusiones internas sobre el gasto en Defensa comprometido con la OTAN, ambos socios son conscientes de que el conflicto debe apaciguarse en el corto plazo con medidas sociales e inversiones públicas que contrarresten el aumento de gasto militar.

“Para dar un mensaje de tranquilidad a mi país sé que desde el cuidado que profeso a una coalición que quiero, el presidente y yo misma vamos a buscar todas las fórmulas imaginativas para alcanzar un acuerdo no solo acerca del presupuesto de Defensa sino en lo que a mí me interesa más: que las gentes de mi país no sufran”, ha indicado este mismo miércoles la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, quien, con sus palabras, ha proyectado un mensaje de paz muy necesario en el Gobierno después de solicitar, hace apenas 24 horas, una reunión urgente de la comisión de seguimiento del pacto con el PSOE.

De su “preocupación” por la deriva militarista de Pedro Sánchez, máximo responsable de la política exterior del Ejecutivo, a las “fórmulas imaginativas” para encontrar un acuerdo con el que agitar la bandera blanca en el Consejo de Ministros. El motivo: el cuidado de la población, la resolución de la inflación, hacer llegar al electorado un relato en el que se plasme y rentabilice el esfuerzo realizado. "Lo que nos une es defender el país y estamos en esta fórmula. Más coalición que nunca ante el reto gigante hay que estar a la altura", ha enfatizado la vicepresidenta.

Un mensaje desde la trinchera de una economía que aprieta. La cesta del supermercado, el repostaje de gasolina y la factura eléctrica suponen un lastre electoral para la coalición. En el seno del Gobierno son conocedores de las dificultades que deberán atravesar en el año y medio de legislatura que resta, salvo adelanto de los comicios, para enfrentarse a una derecha que ya aprecia un cambio de ciclo fruto de los buenos resultados cosechados en las andaluzas. El ’efecto Feijóo’ está más vivo que nunca, según explica Génova, y Pedro Sánchez, señalan, puede estar en el tiempo de descuento. Con el rival herido, la planta siete de la sede de los populares lo tiene claro: economía, economía y economía.

Los datos del paro frente a la inflación

Por el momento, cada informe del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) supone un desahogo para el Gobierno. El dato de paro desciende, el número de afiliaciones a la Seguridad Social crece y la alta tasa de temporalidad que nuestro país ha tenido que hacer frente empieza a desnivelarse en favor de las contrataciones fijas gracias a la reforma laboral impulsada por el Ejecutivo. Los sindicatos creen que los datos hablan por sí solos, pero la derecha se niega a asumir una visión tan triunfalista de la situación: según ha sostenido el PP en la última semana, desde que se hicieran públicos los 42.409 desempleados menos, este dato responde a una desaceleración de la caída del paro. Es la misma tesis que ha defendido la CEOE, quien, una vez que el informe vio la luz, pidió “extremar las cautelas” y mantener la creación de empleo como una prioridad ante un escenario de "incertidumbre económica" por la guerra de Ucrania. Para la patronal, tampoco pueden ignorarse el IPC "desbocado" y la "escasez" de algunas materias primas y su impacto en el entorno laboral. 

Esta “ralentización del crecimiento del empleo” podría conducir, en el peor de los casos, y según los datos que manejan en Génova,13, a un proceso de estanflación: alta inflación y estancamiento de la economía. Es algo que también preocupa a Luis Garvia, doctor en finanzas por la Universidad Pontificia Comillas (ICADE): “Hay dos factores que combinados pueden tener fatales consecuencias: la estanflación y los efectos de segunda ronda. La estanflación es un círculo vicioso tremendo, mientras que los efectos de segunda ronda tienen un efecto parecido, ya que los precios y los alquileres se tienen que actualizar a la inflación provocando que los costes sean mayores y el efecto de la inflación tenga una segunda ronda aún mayor”, sostiene en declaraciones a ElPlural.com.

“De los dos efectos que acabamos de ver, cada uno por separado es dañino, pero los dos en conjunto tienen un efecto totalmente pernicioso para el sistema. La estanflación hace que la economía se estanque mientras que los efectos de segunda ronda hacen que la inflación suba”, añade. Preguntado sobre cómo el Gobierno puede paliar esta grave situación, Garvia incide en que “gestionar una economía con una elevada inflación es un ejercicio altamente difícil”: “Algo así como escribir en una mesa que no deja de moverse”, compara.

Por el momento el Gobierno niega esta posibilidad. Joaquín Pérez Rey, secretario de Estado de Empleo y Economía Social, y Borja Suárez, el nuevo secretario de Estado de Seguridad Social y Pensiones, encargados de presentar los datos del paro, explicaron este lunes que el crecimiento en el empleo es “histórico, fuerte y robusto”. “El mercado de trabajo en España ha mejorado en resiliencia […] Hay un cambio de cultura. Estamos asistiendo a un cambio de modelo en las pautas de funcionamiento", explicaba Pérez Rey.

Por su parte, Juan Bravo, vicesecretario económico del PP, ha sido menos halagüeño en su parte de situación: “Si analizamos la evolución del paro en España con perspectiva amplia, nos damos cuenta de que es el peor dato desde 2008 sin contar la pandemia. Hay un ‘maquillaje’ en la cifra, por la cual los fijos discontinuos no computan como parados. Y hay 900.000”. Sobre la inflación, fue Elías Bendodo, coordinador general de los populares y número tres de Alberto Núñez Feijóo, quien pidió al Gobierno que estudiase las propuestas del PP para frenar el constante incremento de los precios: “Pedro Sánchez no puede seguir creyendo que los españoles son tontos: la inflación no sólo es por "la guerra de Putin". El gobierno de la Nación se ha de sentar ya con el PP”.

Unos presupuestos complicados

La negociación de las cuentas públicas de 2023 será complicada. A la subida del gasto en Defensa que el PSOE se niega a rebajar, fruto de unas exigencias asumidas en la Cumbre de la OTAN celebrada en Madrid, se suma la agenda social que Unidas Podemos tratará de impulsar para rebajar la crispación del bloque de la investidura. Por el momento, la propia Yolanda Díaz, tras semanas de perfil duro, ha enarbolado su viejo discurso diciendo que las complicaciones en el seno del Gobierno no serán óbice para que haya un entendimiento con el presidente Sánchez.

Sin embargo, las críticas al Ejecutivo no solo llegan esta vez desde Podemos. Además de la propia Yolanda Díaz, “preocupada” por la situación, se suma el conjunto del bloque de socios parlamentarios que han sostenido con sus votos al gobierno bicolor. Tal y como han expresado fuentes del entorno de la confluencia morada en el Ejecutivo a ElPlural.com, hay descontento generalizado en el bloque de la izquierda a la izquierda del PSOE. Las negociaciones serán duras, máxime con una situación crítica para los españoles fruto de la elevada inflación.

A este respecto, sobre los PGE, Luis Garvia apunta que hay que tener en cuenta varios factores en la negociación: “Desde un punto de vista de los PGE, el gasto público aumenta, pero los ingresos también por una falsa ilusión asociada a los impuestos. Al aumentar los precios, en el corto plazo sube la recaudación, pero en el largo está destinada a bajar ya que cae la actividad”, indica.

“Si el BCE aumenta los tipos de interés, la devolución de la deuda aumentará: se estima en unos 10 o 20 mil millones de euros. Sobre las otras dos grandes partidas de los PGE, pensiones y salario de trabajadores públicos, o bien se actualizan los salarios, provocando más gasto público y déficit, o bien hay que revisar esos salarios haciendo caer el poder adquisitivo de pensionistas y funcionarios. Un camino de dos vías de difícil resolución”, sentencia.