Tras la reunión de ministros de la Energía de la UE, emplazada para este viernes, el Ejecutivo comunitario ha acordado un plan de actuación que se basa en cuatro pilares básicos: la limitación de los ingresos de los productores de electricidad y la implantación de un impuesto dirigido a las productoras fósiles, una intervención del mercado que incluirá un límite al precio del gas ruso, una reducción del consumo obligatoria y la implantación de medidas que garanticen la liquidez de las industrias y las familias.

Este acuerdo se alcanza en un contexto de guerra energética, impulsada por el Gobierno ruso tras el apoyo europeo a Ucrania. Una crisis en la cadena de suministros, unos efectos económicos adversos que perduran aún derivados de la pandemia y unos altos precios de la energía por el chantaje de Putin, crean un perfecto caldo de cultivo para que Europa se blinde contra la escasez de energía.

Limitación de los ingresos de los productores de electricidad

Uno de los primeros pilares en los que se basa el acuerdo que ha fructificado en la reunión de este viernes se trata de "limitar los ingresos de los productores inframarginales de electricidad con bajos costes de producción", como las renovables, la hidráulica y la nuclear, en línea con el discurso mantenido por Bruselas durante las últimas semanas.

Asimismo, los ministros de la energía también instan a la Comisión Europea una "contribución de solidaridad", haciendo referencia a los impuestos dirigidos a las productoras de combustibles fósiles como el gas, el petróleo y el carbón. Impuesto que, según valoran los ministros, aliviará los precios de la electricidad y beneficiará a familias y empresas.

Con esta medida, Bruselas implantaría un impuesto similar al modelo español, en el que ya están implantados gravámenes sobre las grandes eléctricas. El hecho de limitar los ingresos sobre los beneficios abarataría el precio energético, a la par que el impuesto a las energéticas iría a parar directamente a las arcas públicas que financian las ayudas al mercado eléctrico.

Kadri Simson, la comisaria europea en materia de energía ha asegurado que: “Pondremos un tope a las fuentes renovables que tiene coste en la producción, pero no tiene sentido poner un tope a las fuentes que generan poco carbono y a cambio aumentar los combustibles fósiles”. Bruselas demuestra así tener en mente los objetivos de descarbonización y reitera su compromiso con el cambio climático.

Intervención del mercado y el tope al gas ruso

También se ha alcanzado un acuerdo en cuanto a la intervención del mercado energético europeo que incluirá un límite al precio del gas ruso. No obstante, este punto ha sido quizá el más controvertido del acuerdo.

Al respecto, los ministros de energía también han acordado estudiar "posibles opciones para la introducción de un límite de precio a las importaciones de gas de jurisdicciones específicas", según lo extraído tras la reunión, donde no se han emitido referencias específicas a Rusia y que subraya la necesidad de más trabajos antes de implantar esta medida.

Como alternativa, también se ha acordado un tope al precio de las importaciones de gas procedentes del resto de países, incluidas las de gas natural licuado. Se ha anunciado que desde la Unión Europea se están estudiando y analizando las posibilidades de encontrar nuevos distribuidores o de aumentar la adquisición a algunos que ya lo son. El gas flujo de gas ruso continúa cortado en Europa y Rusia ya ha amenazado con una interrupción del suministro de crudo si finalmente se hace efectivo el tope al gas que propone Bruselas.

Reducción del consumo y medidas de liquidez

La Comisión Europea también ha alcanzado un acuerdo en materia de ahorro energético, y ha reiterado la necesidad de “reducir el consumo de forma inteligente y generalizada en todos los países de la UE”. Las tasas de ahorro vigentes se cifran en un 15% para los países del Viejo Continente, excepto la Península ibérica que mantienen un acuerdo del 7% debido a su posición geográfica y su baja dependencia del gas de Putin.

Desde el Ejecutivo Comunitario señalan que las horas punta son aquellas que encarecen en mayor medida la electricidad y que el objetivo es aplanar la curva de consumo. Esto, según ha anunciado Simson, será un “objetivo obligatorio”, pero se tendrán en cuenta las variedades climáticas.

En la misma línea se ha pronunciado, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que ha señalado que la medida planteada por Bruselas de establecer objetivos de reducción del consumo de electricidad debe incluir un "margen de flexibilidad" para cada país.

En un paso más, la vicepresidenta ha añadido que es "interesante" contar con un objetivo de reducción del consumo en horas punta aunque ha matizado que es importante que haya una "visión de conjunto" sobre "el margen real" de cada país "sin generar distorsiones que dificulten la consecución de este objetivo o pongan en peligro la viabilidad del tejido productivo.

Por último, han encargado el diseño de "instrumentos de liquidez de emergencia" para garantizar que las empresas tengan fondos suficientes en el contexto actual de "elevada volatilidad" en los mercados de futuros. Para ello, se trabajará junto con los reguladores bancarios y encargados de los valores para tener un marco temporal de ayuda para resolver el problema de la liquidez.