El Banco de España ha presentado este miércoles su Informe Anual 2022 en el que aborda la evolución de la economía española durante el pasado año y ha adelantado una revisión de sus previsiones que elevarán el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) para 2023 hasta valores cercanos al 2%. Más allá de previsiones, el supervisor bancario español ha abordado aspectos relacionados con la vivienda, las subidas de tipos de interés, las pensiones y el empleo. Sobre este último, la entidad dirigida por Pablo Hernández de Cos ha propuesto una revisión de la prestación por desempleo que combata la elevada tasa de paro y la baja tasa de empleo presentes en el mercado laboral.

Aumentar el paro y reducir su duración

El Banco de España aprecia “algunos signos de sobrecalentamiento” en el mercado de trabajo español. El aumento de los puestos vacantes y, por el contrario, la escasez de solicitantes en determinados sectores son algunos de los ejemplos destacados. El organismo pone el foco en dos variables que alejan al país de la media europea. La tasa de paro en España en el entorno del 13%, frente al 7% del promedio de la eurozona, y la tasa de empleo española se sitúa, con valores de finales de 2022, casi cinco puntos (4,7%) por debajo de la media de la zona euro.

La institución apunta a que las elevadas tasas de paro contienen un "elevado componente estructural", ya que, incluso durante la fase de "intenso crecimiento", que se desarrolló de inicios de siglo hasta el estallido de la burbuja inmobiliaria, la tasa de desempleo no bajó del 8%. Los dos malos datos de ambas tasas laborales han empujado al Banco de España a proponer una revisión "exhaustiva" de las políticas activas y pasivas de empleo, pues de mejorarse se elevarían las posibilidades de reengancharse al mercado laboral las personas desempleadas. En este aspecto, destaca la propuesta de modificación de las prestaciones contributivas por desempleo (paro), que suponen casi el 70% del gasto en políticas pasivas de empleo.

Actualmente, las prestaciones por desempleo de los parados se calculan atendiendo al 70% del salario medio cotizado en los últimos seis meses trabajados, porcentaje que s reduce al 60% a partir del séptimo mes. La cuantía mínima oscila entre los 550 y los 750 euros mensuales y la máxima entre los 1.225 y los 1.575 euros, ambas dependiendo de las circunstancias familiares del solicitante. Independientemente de la cuantía, aquellas personas que hayan cotizado al menos un año desde la última vez que percibieron la prestación podrán cobrar de nuevo el paro en un periodo de máximo de entre cuatro meses y dos años, dependiendo de el tiempo trabajado.

El tiempo de duración y la cuantía percibida son precisamente los dos aspectos que el organismo plantea modificar para incrementar las probabilidades de reinserción en el mercado laboral. La simulación contempla reducir un 5% la duración potencial de las prestaciones por desempleo a cambio de elevar dos puntos la base reguladora sobre la que se calculan (del 70% al 72%, los seis primeros meses, y del 60% al 62%, a partir del séptimo). Con esta modificación, el Banco de España calcula que las probabilidades de reincorporación al empleo se elevan para todos los colectivos, siendo el incremento mensual promedio de dicha probabilidad de 0,11 puntos, aproximadamente.

Según los datos que maneja el revisor, con la modalidad actual la mitad de las prestaciones de cuatro meses analizadas se agotaron antes de que su perceptor retornase al empleo, situación que se reduce, pero se mantiene elevada, en las duraciones más largas, (18%). Desgranando por colectivos, la probabilidad mensual de reentrada al empleo para un joven de entre 16 y 25 años es del 8,4%, mientras que para los mayores de 55 años es del 5%. Dependiendo de la coyuntura económica, en momentos de expansión económica la probabilidad es del 7,6% y en recesiones del 5,6%. Por nivel de preparación, los trabajadores de mayor cualificación (8,6%) tienen más probabilidades que el resto (6,9%), diferenciación también presente entre hombres (8,1%) y mujeres (6%).

"Los resultados de este ejercicio analítico apuntan a que podría existir un cierto margen de mejora en el diseño de las prestaciones por desempleo", asegura el organismo, apuntando a un impacto positivo mayor para los trabajadores menos cualificados y de mayor edad. “Podrían articularse diferentes medidas compensatorias para tratar de neutralizar cualquier posible efecto adverso que llegara a producirse", concluye.

No hay “fórmula milagrosa” para la vivienda

A raíz del anuncio del Gobierno de conceder avales hipotecarios del 20% para los jóvenes a través del ICO, la institución ha dejado claro que no existe "una fórmula milagrosa para resolver los desajustes de acceso a la vivienda". La razón es clara y la señala el Banco de España: “el problema de la vivienda es estructural”. Así lo ha defendido el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán, que ha planteado las “muchas aristas” del mercado inmobiliario que impiden que exista “solución que lo resuelva de manera inmediata".

La vivienda en propiedad, tendencia instaurada en España, ha caído mucho en los últimos años, sobre todo entre los jóvenes, señala el supervisor, situación que ha provocado "un aumento de la desigualdad". "Existe evidencia de que un elevado porcentaje de vivienda en propiedad tiende a reducir la desigualdad de la riqueza"; sin embargo, la situación en el país se ha reinvertido, incrementándose el número de hogares españoles cuya residencia habitual no es una vivienda en propiedad hasta el 24,2%, aunque aún lejos del 34,2% de la zona euro.

El aumento de los alquileres y el retroceso de los salarios son las dos causas que han propiciado el cambio de tendencia. Esto ha empujado a los españoles a alquilar y a la pobreza. Según los datos de Eurostat, oficina estadística europea, de los que se hace eco el Banco de España en su informe de 2022, un 48,9% de los hogares españoles que residían en viviendas de alquiler en el momento del estudio se encontraban en riesgo de pobreza o de exclusión social, el porcentaje más elevado de la Unión Europea (UE), mientras que un 40,9% dedicaba más del 40% de su renta disponible a la vivienda, frente a un 21,2% en el promedio de la UE.

La tesitura económica actual ha empeorado la situación. Las rentas de trabajo ha continuado medrándose debido al avance desmedido de la inflación y la nula progresión salarial; mientras, los alquileres continúan elevando sus precios como consecuencia de la política alcista del Banco Central Europeo (BCE), que ha situado los tipos de interés en el 3,75%. En consecuencia, el Euríbor, principal índice al que se indexan las hipotecas y que depende de los tipos, roza ya valores cercanos al 4%, encareciendo las hipotecas variables que se revisen en más de 300 euros. El aumento de la demanda del alquiler como respuesta a la incapacidad de acceder a hipotecas ha encarecido también el arrendamiento, no dejando ninguna salida.