La tragedia de la DANA que arrasó Valencia hace ya un mes ha sido la gota que colma el vaso para los trabajadores del servicio de atención telefónica del 112 de la Comunidad Valenciana. Aquel 29 de octubre, la labor de las primeras voces que escuchan las víctimas cuando necesitan auxilio se complicó debido a un sistema colapsado, el cual fallaba desde hacía meses, y unas condiciones laborales precarias. A pesar de la importancia de su trabajo, la Generalitat que preside Carlos Mazón recortó la dotación de este área en sus primeros presupuestos, en el marco de su constante descuido de la gestión de las emergencias.

En ElPlural.com hemos hablado con varios trabajadores de este servicio, que la Generalitat subcontrata a Ilunion Emergencias. Los operadores denuncian que, la tarde de la DANA, el sistema informático del 112 colapsó, lo que impidió atender correctamente a cientos de personas que se encontraban "subidos a coches y con el agua por el cuello". El primer eslabón de la labor de salvar vidas quedaba en manos de unos trabajadores condicionados por la precariedad, como explica uno de los trabajadores que estuvo en la sala del 112 la tarde del 29 de octubre: "Hay zonas de la central en las que los equipos son precarios. Ya pasaba antes de la DANA, y con el aluvión de llamadas de aquel día más todavía".

El operario, que prefiere permanecer anónimo, definió aquella jornada como "una locura", y explicó los problemas técnicos con los que se encontraron a la hora de hacer su trabajo: "Había llamadas en las que no escuchabas al llamante y tenías que volver a llamar tú". María, otra de las trabajadoras, explica su "impotencia" al no poder ayudar a la gente en apuros: "Quieres dar lo mejor porque la gente que se está ahogando y te necesita, y eres tú la primera persona que les oye, pero no puedes hacer nada porque tienes problemas de linea, no escuchas, se corta". Una situación que no es nueva, y que el personal achaca al abandono por parte tanto de la empresa como de la Generalitat: "Los recortes tienen sus consecuencias, que ya hemos visto".

"Somos los invisibles": el abandono a los trabajadores del 112 tras la DANA

Y es que, como es habitual con todos los servicios autonómicos de los que depende la gestión de las emergencias, el Ejecutivo que preside Carlos Mazón recortó 2,83 millones de euros a la partida de la que depende el servicio del 112 en sus primeros presupuestos, aprobados junto a Vox. Para 2024, se otorgó una dotación de 94,87 millones de euros para el programa de Emergencias, Protección Civil y Extinción de Incendios. Esto implica una reducción del 2,90% con respecto al ejercicio anterior del presupuesto de esta sección de la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias (AVSRE). Dentro de las líneas de actuación que rigen esta sección se encuentran la gestión, actualización y mantenimiento del servicio telefónico del 112.

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La Generalitat recortó un servicio que, meses antes de la DANA, ya reportaba unas condiciones laborales precarias, sumadas a los constantes fallos técnicos que complican la labor de los operarios. María, que lleva de baja laboral por estrés desde agosto, denuncia que "esto no ha sido una preocupación real hasta el día de la DANA, tenía que pasar tarde o temprano". Y es que, como María, muchos de los trabajadores se enfrentan a un estrés que provoca un absentismo laboral de hasta el 20%, una problemática que complica el hecho de que el servicio esté subcontratado a una empresa privada, la cual tiene a los operarios bajo el mismo convenio laboral que el telemarketing, y que mantiene sus salarios congelados "desde hace siete años".

"Somos los invisibles, y somos quienes cogemos la primera llamada", denuncia María. El otro operario contactado, quien además de enfrentarse a la trágica jornada del 29 de octubre, es un afectado por las inundaciones de la DANA, cuenta la mala praxis de la empresa con los empleados: "Los compañeros que hemos sido afectados nos estamos cogiendo un permiso por el Real Decreto, no por la empresa". A pesar de esto, desde la corporación siguen contactando con los afectados para ver cuándo se podrán reincorporar a sus puestos, sin ofrecer ninguna ayuda: "Por parte de la empresa solo he recibido un par de botellas de lejía y de agua y constantes presiones para ver cuando vuelvo a trabajar, pero nunca te preguntan cómo te encuentras", explica.

La "frustración" que denuncia María es entendible con el caso de su compañero, quien retrata la hipocresía de la empresa que gestiona el servicio de atención de emergencias: "Perdí un vehículo el día de la DANA y me consta que a los jefes se les ha facilitado un coche, pero al resto no". Esta situación, sumada a los recortes por parte de una administración que, además de mostrar sus debilidades el día de la catástrofe, descuidan los servicios en los que se podrían haber apoyado. "Lo que molesta es el silencio de las instituciones. La gestión del 112 sigue siendo un tema tabú", sentencia.

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