El terremoto político del escándalo de Íñigo Errejón ha provocado un tsunami que ha llegado a las orillas de la Asamblea de Madrid, la sede parlamentaria en la que el exportavoz de Sumar duró tres meses y diez días. La guerra abierta en Más Madrid para forzar la salida de la diputada Loreto Arenillas, a quien han señalado como encubridora de las acusaciones contra Errejón, pueden tener una consecuencia parlamentaria: romper el empate a diputados con el PSOE de Madrid y ceder a Juan Lobato el liderazgo de la oposición contra Isabel Díaz Ayuso.

El viernes, Loreto Arenillas anunciaba que dejaría su escaño y el partido, tras ser señalada por Más Madrid, lo que ella tachó de “abuso”. Pero a lo largo del fin de semana, la situación interna ha ido cambiando y, este lunes, primer día hábil, el registro de la Asamblea cerraba a las 20:00 horas sin que hubiese recibido ni la renuncia del acta ni la expulsión del grupo parlamentario. Y así sigue la situación en la mañana de este martes, cuando se escriben estas líneas.

Las dudas de si Arenillas se marchará se acrecentaron este lunes, tras la rueda de prensa de las cabezas visibles de Más Madrid -la ministra Mónica García; la portavoz en la Asamblea, Manuela Bergerot; y la portavoz en el Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre- que volvieron a señalar a Arenillas.

La diputada respondió con otro comunicado en redes sociales donde desmentía las acusaciones e insistía en que comunicó a Bergerot “lo que ocurría”. Y se revolvía contra “el repugnante linchamiento recibido” además de exigir “mi derecho a la defensa de lo que considero un abuso de autoridad por parte de la Dirección del partido”. Hasta el punto de anticipar que ponía la dimisión de su cargo público electo en manos del Comité de Garantías del partido.

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Existen dos procedimientos para afrontar la situación en Más Madrid. Por un lado, Arenillas podría entregar su acta, lo que correría su puesto en la lista y daría acceso a un nuevo diputado de la formación. La otra opción sería que Más Madrid la expulsase del grupo parlamentario o que ella misma se fuera, y se convirtiera en “diputada no adscrita”, porque en la Asamblea de Madrid no existe el grupo mixto.

Arenillas tendría una situación que recuerda metafóricamente a la de José Luis Ábalos en el Congreso de los Diputados. La diferencia principal estaría en que aquí la mayoría parlamentaria no está en riesgo, porque Ayuso gobierna con una mayoría absoluta holgada. Pero sí cambiaría la correlación de fuerzas en la oposición.

Desde 2019, en las segundas elecciones de Ángel Gabilondo, el PSOE de Madrid perdió la segunda plaza parlamentaria, que cedió a Más Madrid. Entonces empataron a 24 diputados. Y en 2023 la situación se repitió, aunque Más Madrid y PSOE empataron a 27 diputados. 6.000 votos y dos décimas porcentuales les separaron, pero fue suficiente para que Mónica García ocupase de nuevo el escaño frente a Isabel Díaz Ayuso, en perjuicio del portavoz socialista, Juan Lobato.

Cambios en la Asamblea

Pero si Arenillas queda como no adscrita o Más Madrid le expulsa, el puesto formal de líder de la oposición que Manuela Bergerot heredó de Mónica García pasaría a manos de Lobato. Y habría otras implicaciones protocolarias a tener en cuenta. La primera, y que sería automática, sería el orden de las intervenciones parlamentarias. Así, los socialistas cerrarían los turnos de preguntas en las tensas sesiones de control al Gobierno y Lobato sería el último miembro de la oposición en preguntar a Ayuso.

Así lo marca el artículo 113.3 del Reglamento de la Asamblea: "Los turnos de intervenciones de los Grupos Parlamentarios serán siempre iniciados, salvo prescripción en contrario de este Reglamento o acuerdo unánime de la Junta de Portavoces, por el Grupo Parlamentario Mixto, interviniendo a continuación los restantes Grupos Parlamentarios en orden inverso a su importancia numérica en la Asamblea".

Lo mismo ocurriría en los debates de totalidad de los proyectos de Ley o en las comisiones parlamentarias. Y, por el contrario, el portavoz socialista sería el primero en replicar a la presidenta Ayuso en el Debate de la Región que se celebra anualmente, uno de los momentos donde la liturgia parlamentaria señala con más énfasis quien lleva las riendas de la oposición.

Otro de los puntos afectados sería las ruedas de prensa que se celebran tras la Junta de Portavoces, los lunes. Estas comparecencias no están tasadas en el Reglamento, pero se ordenan de menor a mayor (Vox, PSOE de Madrid, Más Madrid y PP) por una cuestión de tradición. El orden es menos estricto y habitualmente se intercambian los puestos de manera cordial si hay problemas de agenda de los portavoces. Sin embargo, esa misma cordialidad debería emplearse para cambiar la prelación habitual si hubiese un cambio en las fuerzas parlamentarias.

El tercer punto, y el más polémica, es la configuración de los escaños de la Cámara. El grupo mayoritario de la oposición, al igual que ocurre en el Congreso de los Diputados, se sienta frente al grupo que apoya al gobierno. Si Más Madrid se quedase con 26 diputados, sería Lobato quien ocupara el primer escaño de la izquierda. Para esto, se debe elevar una solicitud a la Mesa de la Asamblea o bien que la propia Mesa de la Asamblea se interese por la situación.

Fuentes socialistas aseguran que actualmente no están en ese debate y apuestan por no hacer “leña del árbol caído”. Además, insisten en que la pelota está en el tejado de Más Madrid, aunque vaticinan que es probable que Arenillas no entregue el acta, tras su mención a la Comisión de Garantías del partido este lunes. “Irse sería como asumir la culpa. Y si se queda en la Asamblea siempre tendrá un micrófono para defenderse”, auguran.

Otra cuestión es si la Mesa se interesase por la situación, algo que tampoco prevé un veterano miembro de la Asamblea. Aunque podría darse la situación de que fuera el grupo mayoritario, el del PP de Ayuso, el que interesase la cuestión, en un movimiento de desgaste de la izquierda en general, y de Más Madrid en particular, sin miramientos por hacer leña del árbol caído.