El pasado 21 de mayo, el Ayuntamiento de Madrid aprobó el polémico Plan Reside, con el que el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, pretende abordar la problemática propagación de las viviendas turísticas por toda la ciudad. El abordaje, que salió adelante únicamente con los votos del Partido Popular (PP), requería de la validación de la Comunidad de Madrid, que dio el visto bueno el pasado jueves a una política que abre las puertas a que el 73% de los inmuebles ubicados en el centro de la capital se transformen en Viviendas de Uso Turístico (VUT).
Las protestas contra el bautizado como “Plan Especula” o “Plan Expulsa” se suceden desde hace meses, pero el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso no ha dudado en desplegar la alfombra roja definitiva para que los fondos buitres sigan arrasando el centro histórico (APE 00.01). Dentro de esta localización se incluyen los distritos de Centro, Chamberí, Salamanca, Retiro y parte de Arganzuela, Moncloa y Chamartín, donde no se permitirán pisos turísticos dispersos; es decir, los edificios en los que residan vecinos no podrán ubicarse.
El problema se produce cuando, al permitir el establecimiento de estas VUT en edificios del centro histórico siempre y cuanto todas las viviendas en su totalidad sean de esta naturaleza, las grandes propiedades que abundan y avanzan en barrios como Lavapiés o Malasaña podrían desalojar a los vecinos para transformar la totalidad del bloque, práctica que ya está sucediendo, como está sucediendo en General Lacy, 22 (Arganzuela), en Tribulete, 7 (Lavapiés) y en decenas de bloques más repartidos por las zonas céntricas.
En consecuencia, este plan “supone una amenaza grave para garantizar el derecho a una vivienda digna de los vecinos de Madrid”, ha denunciado la líder de los socialistas madrileños, Reyes Maroto, que considera que desde la administración madrileña se está desplegando “una alfombra a los fondos inmobiliarios”. Es más, los técnicos del PSOE-M cifran en “aproximadamente el 73 %” la cantidad de pisos del centro en los que ahora mismo hay vecinos y que “se podrían convertir en viviendas de uso turístico”.
La transformación de miles de edificios del centro de residenciales a turísticos podrá realizarse a través del paso a uso de hospedaje implantable una vez tramitado el Plan, con una licencia para la conversión a VUT durante un plazo de 15 años o con la transformación indefinida a uso de hospedaje con licencia. Esto se debe a que la normativa permite “el uso alternativo en edificios de uso existente no residencia”, “edificios de uso residencia en niveles C y D (zonas comerciales principales)” y en residenciales A y B (zonas tradicionales de residencia) en los niveles 1 y 2, pero también en el 3 si estos se rehabilitan y retornan a su uso residencial tras 15 años.
Asimismo, la moratoria aprobada por el Ayuntamiento para que no se concediesen más licencias para este tipo de inmuebles turísticos decaerá. “A partir de mañana con el decaimiento de esta moratoria de licencias, sobre todo en los distritos de la periferia, se va a ver de nuevo una proliferación de viviendas de uso turístico”, lamenta Maroto. Y es que, como sucede siempre, la problemática no se detendrá en el centro histórico y en su reputado APE 00.01.
Castigo para los barrios humildes y periféricos
El Plan Reside también afecta a barrios tan importantes y poblados de Madrid distribuidos en localizaciones como Arganzuela, Usera, Latina, Carabanchel, Tetuán, Moratalaz o Vallecas. Para estos, las condiciones son diferentes. En estos emplazamientos sí se permitirán viviendas turísticas en edificios en los que residan vecinos, siempre y cuando tengan un acceso independiente (como hasta ahora) y se ubiquen en los sótanos o los bajos y primeras plantas. Además de poder transformar también edificios completos.
Esta coletilla, cabe destacar, ya estaba contemplada con anterioridad y no se ha respetado, ante la pasividad del Ayuntamiento de Almeida. Esta diferenciación entre zonas no solo puede propiciar el vaciamiento de edificios en el APE 00.01, sino que también puede empujar a los propietarios especuladores de pisos turísticos que ahora mismo están dispersos por la capital a desplazarse a barrios como Carabanchel o Vallecas, donde los vecinos ya notan la presión de las VUT y de los fondos buitre.