Las dos comunidades autónomas con más peso de fuerzas independentistas afrontarán en escasas semanas sus elecciones. El todavía lehendakari, Íñigo Urkullu, fue el primero en dar el paso y marcó el 21 de abril en el calendario, fecha en la que su nombre no aparecerá en las papeletas electorales. El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, tomaba la decisión el pasado miércoles, después de no conseguir sacar adelante sus presupuestos por la negativa de En Comú Podem (ECP), y apuntaba al 12 de mayo.

A los partidos que ostentaban los dos gobiernos, Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) y Partido Nacionalista Vasco (PNV), les han entrado las prisas y han decidido adelantar los comicios ante el peligro que representan sus rivales electorales. Los de Aragonés temen a una posible vuelta próxima de Carles Puigdemont, mientras los socialistas de Salvador Illa avanzan campantes. Por su parte, los de Urkullu atisban preocupados al avance meteórico de EH Bildu, que podría convertirse en la fuerza más votada por primera vez en la historia, acabando con casi 25 años de dominio del PNV.

Aún quedan varias semanas para la batalla final, pero los partidos ya se preparan para el maratón electoral. Las derechas nacionales llegan más tranquilas, conocedoras de que mejorar los resultados actuales no es difícil. El PSOE pretende ganar Cataluña y ser clave en País Vasco, mientras que las izquierdas y derechas nacionalistas pugnan entre ellas por el dominio del electorado. La izquierda más allá de los de Pedro Sánchez previsiblemente lo pasará mal. La campaña electoral comenzará en Euskadi entre la noche del jueves 4 al viernes 5 de abril y llegará a Cataluña el 20 del mismo mes. Pero, ¿quién ganaría actualmente las elecciones?

¿A quién dan ganador las encuestas de Cataluña?

Este jueves, el panorama electoral en Cataluña sufrió un nuevo vuelco al anunciarse oficialmente lo que era un secreto a voces: Carles Puigdemont se presentará como candidato por Junts. "Ahora que está la oportunidad, no podría renegarla por razones de comodidad personal", expresó desde la ciudad de Elna, en Francia. "He decidido presentarme a las próximas elecciones al Parlament de Cataluña", anunció.

"No sólo se trata de presentarme a las elecciones, sino proponer mi candidatura a la restitución de la Generalitat para tomar el camino que la represión y división bloquearon, y luchar con la misma determinación que hemos luchado para ofrecer la calidad de vida y país que se merecen los catalanes. Esta oportunidad se debe encarar con todas las consecuencias y el compromiso. No podremos retomar ningún camino, y aún menos culminarlo, si no somos exigentes con nosotros mismos”, añadió el candidato, otrora perseguido por la justicia. Cabe destacar que Puigdemont es, con diferencia, el líder más reconocido del territorio catalán según los sondeos y su llegada a estos comicios podría alterar el resultado en su favor. 

Varios sondeos se han publicado en los últimos días sobre la ordenación del voto en las elecciones catalanas. Si bien aún parece pronto y muchas derivas políticas podrían dinamitarlo todo, la fotografía plasma un tablero político muy fragmentado. El ganador parece claro para todas las encuestadoras, que elevan al PSC a la primera posición con un gran porcentaje de voto. La media realizada por ElPlural.com sitúa al barcelonés entre los 39 y los 41 escaños, con más del 26% de los votos.  

La batalla catalana se centrará en la segunda posición, con la pugna de ERC y Junts per Catalunya por convertirse en la primera fuerza independentista. El acercamiento a los comicios parece beneficiar a los de Puigdemont, que comienzan a posicionarse por delante en algunas de las encuestas. Mientras las presentadas por el Centre d'Estudis d'Opinió (CEO), considerado el CIS catalán, parecía desinflar a la derecha nacionalistas, los últimos sondeos la sitúan de media en el entorno de los 32-33 escaños con más del 21% de las papeletas.

Por su parte, ERC parece estar acusando el tiempo de Gobierno en solitario y la pérdida discursiva. Sin embargo, no estarán lejos en ningún caso de Junts, aunque lo simbólico de la segunda posición es vital. La media de las últimas encuestas ubica a los de Aragonés en la fina línea de los 30 escaños, peleando por el 20% de los votos. No obstante, serán vitales y deberán decidir si darles la Generalitat a los socialistas, previsibles ganadores y socios a nivel nacional, o a los de Puigdemont, principales rivales y marcadamente conservadores.

De entre el resto de formaciones destaca la recuperación del Partido Popular (PP), que podría volver a ser la cuarta fuerza después de muchos años con 10-12 escaños y menos del 10% de los votos. Cerca aparece Vox, con 9-10 escaños y menos de un 9%, manteniendo el resultado anterior. El mayor batacazo lo representarían los comunes de Ada Colau, cayendo a los 5-6 escaños y sin superar el 5%. El tren de reparto de actas lo cerraría la CUP, rozando un 5% y peleando por superar a ECP, con una horquilla de 4-6 escaños.

¿Qué dicen los sondeos vascos?

País Vasco presenta una realidad electoral totalmente diferente y, si bien los socialistas serán clave para elegir al próximo lehendakari, no parecen tener ninguna opción de acercarse a la victoria. El foco se deposita en PNV y EH Bildu, que pugnan por alzarse con la victoria. Por el momento, parece que la derecha vasca mantiene tímidamente el liderato, aunque bajando, con el 34% de los votos y unos 27 escaños. Muy de cerca, EH Bildu crece sondeo tras sondeo y con un 33% de las papeletas podría alcanzar los 26-27 escaños.

La mayoría absoluta está marcada en los 38 y el papel del PSE-EE será clave. Eneko Andueza, actual Delegado del Gobierno en el territorio, podría rozar el 15% y mejorar en un escaño los 10 obtenidos en los anteriores comicios, aunque todo apunta a que reeditará el mismo resultado. También en Euskadi, el PP se colocaría en cuarta posición con una fuerza aproximada del 9% que le otorgaría entre 6 y 8 escaños.

En quinta posición aparecería Sumar, que llegaría a País Vasco con más del 5% de las papeletas y en torno a 3 escaños, dejando muy tocado a Elkarrekin Podemos, que lucharía por un único escaño y un 2%. La extrema derecha no cala en la sociedad vasca y Vox solo aspira a mantener el escaño que obtuvo en 2020, luchando directamente con la formación morada por no ser los últimos y no superando el 2,5%.