Cuando los errores y el escándalo de los EREs fraudulentos han hecho a UGT más vulnerable, especialmente en Andalucía, el ansia de la prensa conservadora por destrozar al sindicato con cualquier tipo de información está provocando el efecto contrario. La necesidad de rebuscar presuntos escándalos demuestra precisamente que sí existe una campaña de desprestigio y un intento de desviar hacia las organizaciones sindicales la frustración por el descalabro económico del Gobierno popular.

El escándalo sindical de hoy es…
Es el caso del ‘escandalazo’ que se ha marcado este lunes el diario La Razón con despliegue de portada a toda plana, editorial y columnistas siguiendo el paso marcado. ¿El motivo? El diario dirigido por Francisco Marhuenda se echa las manos a la cabeza porque los integrantes de la dirección de UGT llevan “más de diez años de media” en altos cargos del sindicato. El que más Cándido Méndez, secretario general desde 1994, pero otros apenas cuatro. Hablan directamente del “negocio de la cúpula de UGT” y en el editorial hablan de “sindicalismo profesional” para sentenciar que el sindicato debe “refundarse y entrar al fin en el siglo XXI”. En su aportación a la causa, el columnista Alfonso Merlos habla de “gerontocracia trasnochada”.

Portada del diario dirigido por Francisco Marhuenda este lunes 9 de diciembre Portada del diario dirigido por Francisco Marhuenda este lunes 9 de diciembre



Un planteamiento extraño e incoherente
¿Cuál es el problema? ¿Se supone que alguien que lleva muchos años en una organización dedicada a la defensa de los trabajadores si sobrepasa determinado tiempo en la primera línea pierde el contacto con las bases? ¿Cuánto tiempo marca ese límite, 19 años? Bajo este planteamiento también cualquier político profesional que lleve 20 años en lo suyo habrá perdido el contacto con los ciudadanos. Ni en uno ni en otro caso parece que tenga que resultar forzosamente así. Pero si para La Razón lo es, la portada que se puede marcar Marhuenda con el PP es antológica.

Los 32 ‘añitos’ de Rajoy en la política profesional
Mariano Rajoy es presidente del PP desde 2004, es decir, nueve años. Pero no fue elegido orgánicamente por el partido sino por su predecesor, José María Aznar, que puso a competir entre ellos a sus vicepresidentes preferidos Rajoy y Rato, en un proceso marcado por el personalismo y la ausencia de democracia interna. El gallego llevaba en el Gobierno asumiendo diferentes carteras desde el primer Ejecutivo de Aznar en 1996. Y a la política nacional llegó tras más de una década de meritorio en el PP gallego, de hecho era diputado regional desde 1981. Nada menos que 32 ‘añitos’ contemplan a Rajoy como político ‘profesional’.

¿Habrá llorado Arenas al ver la portada?
El resto de la dirección del PP nacional es muy similar, solo la secretaria general Mª Dolores de Cospedal –en ese cargo desde 2008 y en la primera línea política desde 2004- ya sobrepasa esa década que a La Razón le parece intolerable en un sindicalista. El caso del vicesecretario de Política Autonómica y Local, Javier Arenas, tampoco está nada mal: Javier Arenas ya era diputado andaluz en 1986, con 28 años, y desde que en 1993 fuera nombrado presidente del PP de Andalucía no ha dejado de ocupar la primera línea orgánica en su partido, donde también fue secretario general con Aznar.

El caso de una referente ‘liberal’
Los casos son tan numerosos en el PP que la lista resultaría inagotable. Apenas recordar alguno especialmente llamativo, como el de Esperanza Aguirre, que llegó a la política ‘profesional’ en 1983 como concejala del Ayuntamiento de Madrid y tras treinta años encadenando cargos presume ahora de que trabaja para el sector privado en una empresa cazatalentos a la que llegó a principios de… 2013. Además nunca ha dejado completamente la primera línea política porque sigue siendo la presidenta del PP de Madrid. Y todo ello sin entrar en otro aspecto clave: si a La Razón le parecen humillantes los sueldos orgánicos, ¿que le parecerán ya los 'sobresueldos' como los destapados por Bárcenas en Génova 13?