Uno de los efectos directos más acuciantes del cambio climático, que no sólo se manifiesta en intensas y duraderas olas de calor, es la sequía. Este fenómeno lleva años, incluso décadas, dejando consecuencias desastrosas para el medioambiente pero, en la historia más reciente, y en lo que toca de lleno a España, las alarmas se dispararon hace meses atrás por la preocupante situación del Parque Nacional de Doñana. Un escenario que se ha ido extendiendo a otros puntos del país y que ha perjudicado gravemente tanto al sector agrícola como a los embalses, que registran cifras de capacidad por debajo del 50%.

En lo que concierne a la agricultura, las ayudas resultan insuficientes ante una alerta global que, a cada temporada estival, se recrudece. En España, Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) y Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) han tildado de escasos los apoyos económicos actuales por parte de las instituciones.

El olivar y los cultivos de secano, principales cultivos perjudicados

En lo que concierne a las críticas entonadas por COAG, ponen el acento en el olivar andaluz y en los cultivos de secano murcianos. En cuanto a la primera problemática, en un comunicado apuntan a que el olivar sevillano está quedando “fuera de todas las ayudas de sequía a pesar de que está atravesando una campaña de la que se espera menos del 40% de la producción”. Una situación que se prolonga por segundo año consecutivo, ya que no logra obtener “la rentabilidad adecuada, ni mucho menos, la subida de costes”.

La organización ha manifestado que esto es una "dramática situación" para los agricultores del Guadalquivir que se han quedado fuera de las ayudas, "mientras ven cómo sus explotaciones están al límite por la falta de lluvia, la reducción de las dotaciones de riego y los costes de producción". "En el caso de los cultivos anuales del Guadalquivir, ni siquiera se ha sembrado gran parte de la superficie, sobre todo de hortícolas que requirieren mayores inversiones", según ha indicado COAG.

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En relación con los cultivos de secano de Murcia, cabe tener en cuenta la Orden APA/871/2023, de 20 de julio, que viene a determinar las cuantías, zonas y cultivos afectados relativos a las ayudas directas a los sectores agrícolas dispuestas en el artículo 6 del Real Decreto-ley 4/2023, de 11 de mayo. En ésta, se establece una ayuda a los cultivos herbáceos de secano por un importe de 268.710.000 euros, así como otra ayuda a los frutales y los frutos de cáscara (mayoritariamente almendro) por un importe a nivel estatal de 81.082.911 euros. La crítica viene de la mano de que los almendros se han diferenciado del resto de cultivos introduciéndolos en la categoría de ‘Zona de afectación media’ (supuestamente, con menor riesgo por la sequía) y que, por ende, reciben menor cuantía de respaldo económico. Es así como en Murcia es “donde las pérdidas de producción en este cultivo del almendro se estiman que alcanzarán el 70% de una producción normal", tal y como señala COAG.

Reservas de mínimos en embalses

En paralelo, la reserva de agua embalsada global en España ha caído esta semana al 42,2% de la capacidad total, después de haber perdido 692 hectómetros cúbicos, es decir, 1,2%, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO). En la actualidad, los embalses están un 27,9% por debajo de la media del último decenio y al 4,01% por encima de las cifras de 2022 en estas mismas fechas.

Esta semana la reserva se encuentra al 84,9% en Cantábrico Oriental; al 87,3% en Cantábrico Occidental; al 67,1%, Miño-Sil; al 67%, Galicia Costa; al 71,4%, las cuencas internas del País Vasco; al 53,7%, el Duero; al 51,8%, el Tajo; al 64,6%, Tinto, Odiel y Piedras, y al 52,9%, Júcar. Mientras, están por debajo de la mitad de su capacidad las cuencas de Guadiana, que se encuentra al 26,9%; Guadalete-Barbate al 19,4%; Guadalquivir, al 21,1%; la cuenca Mediterránea Andaluza al 29,6%; Segura, que está al 31,4%; Ebro, al 47,3% y las cuencas internas de Cataluña al 28,1%.

Es así como el mapa geográfico dibuja un panorama preocupante, con zonas en rojo en el Valle del Ebro, puntos del sur de Andalucía y en el centro de Castilla – La Mancha; a la par, las zonas en naranja son más prominentes, ya que abarcan desde Cataluña y parte de Aragón hasta prácticamente toda la región andaluza, Extremadura y La Mancha de nuevo.

Riesgo de desertificación

Debido a que la sequía y las consecuencias del calentamiento global son cada vez más evidentes en el día a día, cabe remarcar que España, por sus condiciones climáticas y geográficas, presenta un escenario de riesto de desertificación. 

Debido a la diversidad climática que presenta la Península Ibérica, no todos los puntos del país se ven afectados por este fenómenos, aunque cabe remarcar la diferencia entre zonas semiáridas, subhúmeda secas y subhúmedas húmedas. Es así como el norte peninsular se encuentra fuera de todo peligro por sus condiciones meteorológicas con mayor frecuencia de precipitaciones; sin embargo, la preocupante escena se concentra, especialmente, en Castilla - La Mancha, la Región de Murcia y Extremadura, según los estudios del MITECO.