Los lugareños no dan crédito. Nunca hubo tan poca agua en La Viñuela. El mayor pantano de Málaga que abastece a la Axarquía y municipios turísticos como Torre del Mar o Vélez Málaga, por ejemplo, está a menos del 9% de su capacidad. Las restricciones son el pan de cada día en la región y la agricultura y el turismo se resienten.

Mientras, la guerra del agua de Moreno Bonilla contra Pedro Sánchez que tan bien representa la legalización de regadíos en la corona norte de Doñana, no alienta al optimismo. Sin embargo, la puesta en marcha de una desaladora es el primer atisbo de esperanza para una región que padece en carnes propias los estragos de la sequía y está obligada a convivir con el cambio climático.

Los siete embalses de Málaga se encuentran al 28% de su capacidad. Desde hace meses, la Junta de Andalucía viene reclamando al gobierno la ejecución de infraestructuras hídricas. Pero, en el caso de Málaga, las competencias andaluzas están respondiendo ahora, con carácter de urgencia, a través de los Decretos de Sequía.

Ante la cruda realidad, Junta y Gobierno central han puesto en marcha los trabajos técnicos para la construcción de una desaladora en la Axarquía malagueña. Pero la medida llega tarde. Desde la oposición andaluza señalan al abandono de la Junta,  “tiene las competencias cuando las aguas transcurran íntegramente por sus respectivos territorios, como es este caso. Le pedimos que actúe ya, que sea ágil, se ponga a trabajar”, dice la candidata al Congreso por Málaga, la socialista Nieves Ramírez

Desde las filas socialistas esperan que la falta de inversiones hídricas de Moreno Bonilla termine por pasarle factura a Feijóo. Ramírez recuerda que el Gobierno de España  “ha puesto sobre la mesa 100 millones de euros para construir una desaladora a pesar de que las competencias son de la Junta".

La Guerra del Agua

Por su parte, Moreno Bonilla afirma que Andalucía es la tierra más castigada por la sequía en Europa. Planea, de hecho, solicitar un status especial a Bruselas por ser la comunidad más poblada de España, lo que permitiría contar con fondos finalistas para obras hídricas y aumentar capacidad de captación, almacenamiento y desalinización.

En declaraciones a El Periódico de España, Moreno afirma que, de prolongarse, la sequía hará perder al PIB andaluz el próximo año hasta 7 puntos, igualando los estragos que provocó la pandemia. Moreno pide obras de emergencia, pero su propuesta choca con varias de las directrices europeas, cómo demuestran las sentencias del TJUE por la desprotección de hábitats del Parque Nacional de Doñana.

Por otro lado, inevitablemente llaman la atención las políticas fiscales andaluzas. Moreno Bonilla sople y sorbe. Mientras se esboza la solicitad a Bruselas como región singular, la Junta ha levantado el canon del agua, suspendido desde septiembre de 2022, lo que se defendió entonces como una medida que “dejaba en el bolsillo de los andaluces” 140 millones de euros, valoró en su momento la consejera de Economía y Hacienda.

En su momento, desde el PSOE se advirtió de que la suspensión del canon, cuyo destina finalista era la ejecución de obras hidráulicas por parte de la Junta, dejaba en standby más de 200 proyectos licitados en plena sequía. Un año después, la Junta reclama obras al Estado y tira de singularidad para pedir a Bruselas un status único. un status.

Para colectivos ambientalistas como Greenpeace, la estrategia de la Junta es un reflejo de “populismo” en época de elecciones. Perdonar impuestos destinados a sufragar infraestructuras que después se requieren a otras administraciones es una “incongruencia”, valora el coordinador de Greenpeace Andalucía, Luis Berraquero en declaraciones a ElPlural.com.

Planificar de espaldas a la realidad del cambio climático

La Axarquía no es Doñana, pero está evidenciando a decenas de miles de malagueños y visitantes los efectos de planificar de espaldas a una realidad innegable: no hay agua. “Prometen agua, pero el agua no puede inventarse si no llueve, por muchas infraestructuras que tengamos”, explica Berraquero.

El colectivo ambientalista señala la necesidad de dejar de planificar en función a las necesidades de la agricultura intensiva, como sucede en la Axarquía. Las comisiones de desembalse de La Viñuela están ligadas al boom agrícola del aguacate y el mango, con cultivos por encima de la cuota de 150 metros de altura hasta los que el agua debe ser bombeada. 

Sequía, mala planificación, la demanda turística de cada verano y la eclosión de los cultivos de aguacate o mango con el cóctel perfecto que pone la realidad del cambio climático ante los ojos de los malagueños. La Axarquía alcanza niveles alarmantes y lo atestiguan empresarios turísticos, agricultores y vecinos.

A día de hoy, la agricultura depende exclusivamente del agua regenerada que llegas desde depuradoras de Vélez-Málaga, Algarrobo o Torrox. Los regantes denuncian la falta de soluciones. La llegada de una desaladora es uno de los pocos consensos existentes.