Calidad del producto y coherencia ética son las dos claves que explican el cambio de tendencia de los consumidores al comprar huevos o carne de gallina. Una tendencia sostenida en los últimos años y que ha llevado a varios gobiernos europeos a prohibir la cría de gallinas en jaulas. Por 53 votos a favor y 21 en contra, el Parlamento de República Checa ha sido la último en sumar a su país a una lista en la que también encontramos a Suiza, Luxemburgo, Austria, Eslovaquia y Alemania.

El interés por el bienestar animal, especialmente de aquellos animales que posteriormente consumimos, ha llevado a la aprobación de una norma que entrará en vigor en 2027 para que las granjas avícolas tengan tiempo de adaptarse. 

España tampoco es ajena a esta tendencia, aunque aquí la iniciativa no la lleva el Gobierno, sino las empresas privadas, más conocedoras de la creciente preferencia del consumidor por las gallinas criadas en libertad. Así, la cadena de supermercados francesa E.Leclerc ha anunciado recientemente que dejará de vender gallinas criadas en jaulas a partir de 2025, una medida que se extiende a cualquier producto de marca propia elaborado con huevo. Esta medida de la compañía, que se llevará a cabo en todos los países en los que cuenta con establecimientos, afectará unas 300.000 gallinas en España.

Pero los huevos de gallinas criadas en libertad se han generalizado en la mayoría de cadenas de supermercado. Según los datos de las asociaciones animalistas, en 2016 a penas 3 millones de gallinas se criaban fuera de la jaula en nuestro país. Esa cifra ha pasado a los 11 millones de gallinas en la actualidad. Continúa siendo sólo el 23% del total, aunque el incremento ha sido muy importante desde 2017, cuando ese porcentaje era sólo del 7%.