Hace un mes y medio el Lincolnshire Wildlife Park acogía a cinco nuevos residentes. Se trataba de Billy, Elsie, Eric, Jade y Tyson, unos loros grises africanos que, rápidamente, aprendieron a insultar. 

Un aprendizaje que continúan sin olvidar a pesar de los esfuerzos del zoológico, donde aseguran que, aunque es normal que puedan aprender alguna palabra malsonante, nunca les había pasado algo parecido.

Tal y como cuenta el periódico británico The Guardian, las aves comenzaron a enseñarse improperios los unos a los otros que, tras pocos segundos, le replicaban con la nueva palabrota. Al aclimatarse a su nuevo hogar, les juntaron con los otros 200 loros con los que cuenta el parque. A penas 20 minutos después, los visitantes comenzaron a recibir los improperios, por lo que el zoológico ha decidido volver a aislar a Elsie, Eric, Jade y Tyson.

Los han separado y repartido por distintos puntos para que puedan llamar la atención de otros loros grises africanos que pudieran sobrevolar la reserva. Sin embargo, el director del parque, Steve Nichols, cuenta que no ha supuesto ningún problema para los visitantes: "La gente nos ha advertido sobre el comportamiento de los loros, pero les ha parecido muy divertido, no hemos tenido una sola queja".  "Nos ha sacado una gran sonrisa en un año realmente difícil", añadía Nichols.