En la noche del viernes el cielo del este peninsular fue testigo de un fenómeno espacial que, aunque se produce con bastante asiduidad, generó asombro e incluso alarma entre aquellos que pudieron divisarlo.

En un primer momento, escasos minutos después de que este bólido se dejara ver, una persona particular perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) lanzó la primera de las hipótesis. Señalaba que se trataba de un misil balístico, un arma de destrucción nuclear empleada en ocasiones por los ejércitos de los países que están en guerra. Después de esto, desde las Fuerzas Aéreas de Alemania señalaron que se trataba de uno de los satélites privados de la empresa StarLink que lanza Elon Musk.

Sin embargo, desde el Ministerio de Defensa se desmintió que el objeto fuera un misil armamentístico ni tampoco un satélite. La ministra Margarita Robles se desplazó el lunes hasta las instalaciones del Centro de Operaciones y Vigilancia Espacial (COVE) en Torrejón de Ardoz para informarse de lo acontecido y tratar de generar calma y rechazar todas las hipótesis falsas.

Por el momento todo apunta a que se trata de un “meteoroide rozador”, un objeto espacial natural. Las hipótesis previas han sido criticadas por expertos en el tema que señalan que hacer estas consideraciones sin tener la certeza de ello supone un “gravísimo error”.

Alberto Águeda, director de vigilancia espacial de GMV, señala que, a pesar de que podía llegar a confundirse, hay que extremar la precaución en estos casos y todavía más con las guerras que ahora mismo sacuden Europa. “Desde el CSIC dijeron que era un misil porque dos meses antes habían hecho una prueba de misiles en Francia, pero si fuera un misil entraría de forma muy vertical para caer donde se quiere generar la destrucción”, algo que la trayectoria de este objeto no cumplía ya que era "tangencial". Además, por lo que respecta a las hipótesis sobre uno de los satélites de Elon Musk, Águeda añade que es sencillo que se confunda dado que ambos tienen una trayectoria similar, pero también había factores para dudar de ello. “Un satélite se desintegra, en las imágenes no se ve que se desintegre, es una única pasada. Un satélite se va desintegrando, cosa que aquí no pasaba”.

¿Es lo mismo meteoro que meteorito?

Aunque la palabra meteorito pueda desatar el pánico en la sociedad, Águeda insiste en la necesidad de difundir el mensaje de que esto no supone riesgo real para la población humana. Además, señala la diferencia que hay entre meteoroide, meteoro y meteorito. El primero de ellos, el que rozó la atmósfera el viernes, son rocas que están en el espacio y cuyo tamaño va desde diminutos granos hasta pequeños asteroides. Por su parte, el meteoro es un meteoroide que entra a la atmósfera terrestre a una alta velocidad y termina quemándose. Por último, aquello donde más énfasis se debe poner dada la alarma que suele generar es el meteorito. Águeda señala que es cuando un meteoroide sobrevive a esa reentrada en la atmósfera y llega a la Tierra.

¿Y qué pasa si un meteorito llega a la Tierra?

En este sentido, desde comités e instituciones de expertos en materia espacial, como lo es GMV, a la que pertenece Águeda, trabajan por difundir el mensaje de que esto se produce con mucha más frecuencia de la que se cree y el riesgo para la población humana de esto es “mínimo”. Con el desarrollo de la carrera espacial, el aumento de tecnologías de grandes potencias y una mayor investigación, cada vez es más frecuente que toda la basura espacial existente fuera de la atmósfera reentre en esta. “Cada seis meses reentra un satélite del tamaño de un autobús y cada semana reentra un satélite del tamaño de un coche”.

Además, referente también a la segunda de las hipótesis que se lanzó sobre qué era el objeto que cruzó el cielo el viernes, Águeda señala que ahora mismo se mandan más de 1000 satélites StarLink al año con una vida útil de cinco años. “Esto supone más de tres satélites de Elon Musk por día, nos tenemos que acostumbrar a ver estas reentradas”.

Un meteorito cada dos semanas

En un gráfico elaborado por la Agencia Espacial Europea (ESA), se indica que cada dos semanas llega a la Tierra un meteorito de un metro; cada diez años, uno de 10 metros; cada 10000 años, uno de 100 metros; cada millón de años, uno de 1000 metros; y entre 100 y 300 millones de años, uno de más de 1000 metros. A pesar de ello, Águeda insiste en que el riesgo de que esto pase y conforme una amenaza real para la población humana es mínimo. “La probabilidad de que nos golpee basura es menos de una entre mil millones, es más probable que juegues solo dos veces a la lotería y te toque las dos”.

Con todo ello, llama también a la precaución a raíz de las últimas afirmaciones lanzadas sobre lo que podía ser aquel objeto que se dejó ver en el cielo. “Estaba claro que un misil no era, eso genera mucha alarma y con la situación actual en Ucrania, que un misil sobrevuele otro país generaría muchísima alarma. Además de que no se desintegraría, entraría de manera vertical”.