España alcanzó su hito más ansiado el pasado 1 de septiembre con el 70% de la población vacunada con la pauta completa contra la Covid-19, lo que pronto hizo que el Gobierno de Pedro Sánchez se plantease la siguiente meta a alcanzar: "Vamos a por el 90%", anunció.

A pesar de que ni desde el Ejecutivo central ni desde el Ministerio de Sanidad han facilitado aún una fecha concreta en la que se podrá alcanzar esta cifra, a diferencia de los hitos anteriores, se estima que se cumpla entre finales de octubre y noviembre, cuando aproximadamente 42,5 millones de españoles estén inmunizados al completo, mientras que actualmente hay 34,7 millones con la pauta completa (más del 73% de la población).

Paralelamente, son varias las incógnitas que aún no han sido totalmente despejadas. El ritmo de vacunación diario continúa aumentando el recuento global pero las amenazas de otras variantes del virus u otros factores sociales podrían ralentizar el proceso que se lleva dando desde el inicio de la campaña a finales de diciembre de 2020. Para intentar arrojar algo de luz sobre estas cuestiones, ElPlural.com se ha puesto en contacto con Joan Carles March, salubrista, investigador del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada, profesor y exdirector de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP).

PREGUNTA: Debido a que con el 70% de la población inmunizada ya no es suficiente por la presencia de la variante delta del virus, ¿cuándo alcanzaríamos la inmunidad de grupo en España?.

RESPUESTA: Yo creo que la inmunidad de grupo no se alcanzará. La variante alfa primero y la delta después cambiaron la situación. A eso hay que añadirle el tema de que en estos momentos vacunamos a los de entre 12 y 19 años.

Y es que ahora que España tiene el 70% de la población vacunada con pauta completa, seguimos sin tener la inmunidad de grupo necesaria para recuperar la normalidad. Alcanzar ese 70% no tiene el efecto que se le atribuía al principio.

Sabemos que el concepto de inmunidad de rebaño no está basado en una cifra concreta, el 70% hace referencia a lo visto en otras infecciones, pero aquí pueden darse situaciones en las que se requiera un 80% o más. Sabemos que para este virus un 70% no equivale en absoluto a la inmunidad de grupo. Y es que la inmunidad de grupo es un concepto teórico que indica qué porcentaje de una población debe estar inmunizada para que una epidemia se extinga sin necesidad de medidas restrictivas.

Es importante recordar que la variante Delta tiene una capacidad de contagio unas 2,5 veces superior a la original de Wuhan. Es más transmisible y ha mostrado su capacidad para infectar incluso a personas que habían recibido ya la vacuna, especialmente una dosis.

Otro factor que también está sobre la mesa y que se enfrenta a la inmunidad de rebaño es el de la duración de los anticuerpos y su respuesta para hacer frente al virus pasado el tiempo tras la vacunación o la infección natural. Aún no sabemos cuánto tiempo dura la inmunidad y si será estable. Por eso no tenemos que pensar en porcentajes en cuanto a inmunidad de grupo. Necesitamos pensar en vacunar lo máximo posible sin levantar restricciones.

Para inmunizar a algo más del 80% de la población, habría que inocular vacunas al 100%. Falta mucho por hacer, mucho por vacunar. Olvidemos el 70% y pensemos en vacunar a todo el mundo que podamos vacunar.

P: ¿Estamos protegidos a largo plazo con las vacunas o la llegada de nuevas variantes del virus alterarían la cifra de inmunización deseada?

R: En estos momentos la vacunación sabemos que disminuye la mortalidad y la hospitalización, aparte que disminuye la posibilidad de contagiar a otras personas de forma importante, pero no totalmente. La vacunación ha prevenido el 79% de los ingresos en UCI y el 96% de las muertes de la quinta ola, ha prevenido el 44% de los casos sintomáticos y el 82% de las hospitalizaciones por Covid-19.

Las vacunas, ya lo sabemos, no tienen una eficiencia del 100%. Eso permite que personas con pauta completa se contagien, y a todos nos resultan muy llamativos (curiosidades de la mente humana) aquellos casos de personas vacunadas que se contagian, de modo que son muy comentados y publicitados, creando la falsa idea que las vacunas fallan. Cuando un estudio indica que una vacuna tiene una eficiencia del 86% para prevenir el contagio, por ejemplo, nos indica que comparando los contagiados entre vacunados y no vacunados se comprueba que en los primeros el número de contagiados se ha reducido en un 86%, es decir, si entre los no vacunados se contagian 100 personas, entre los vacunados lo hacen sólo 14 personas, pero sí que se contagian los vacunados (lo contrario implicaría una eficiencia del 100%, poco común en el mundo de las vacunas).

Sin embargo, las vacunas son altamente eficaces, por lo que todos debemos vacunarnos cuanto antes, y debe ser especialmente incentivado, si hace falta con medidas de presión o coercitivas. El contagio es mucho más probable entre personas no vacunadas, las cuales desde el inicio de la campaña de vacunación se contagian 17 veces más que los vacunados. Si tenemos en cuenta que ya hay más vacunados que no vacunados, la diferencia es todavía más significativa. Una vez contagiado, se presentan síntomas 16 veces más entre los no vacunados.

Para llegar a esa cifra del 90% tenemos que hacer un esfuerzo mucho mayor del que hemos hecho.

P: El presidente del Gobierno fijó el nuevo reto a alcanzar: el 90% de población vacunada al completo. Sin embargo, esta cifra podría sufrir alteraciones debido a un pequeño porcentaje de la población que no quiere vacunarse, además de que sobre los menores de 12 años aún no hay una decisión determinante. Por tanto, ¿este 90% es factible?

R: Lo del 90% es difícil. Se necesita un trabajo duro. Hasta ahora se ha trabajado haciendo accesible la vacunación. Pero no es suficiente. Para llegar a esa cifra del 90% tenemos que hacer un esfuerzo mucho mayor del que hemos hecho.

La Economía del Comportamiento ya nos ha demostrado que la forma de presentar la información afecta muchísimo a nuestra interpretación de los datos. Los sesgos de comportamiento conocidos como el de "disponibilidad" o el de "experiencia reciente" describen el que los individuos tendamos a focalizarnos en aquella información que más se enfatiza. Por ello, centrar el foco comunicativo en el riesgo muy extremo de desarrollar un efecto secundario muy poco probable nos lleva en muchos casos a sobrerreaccionar y tener un miedo irracional a algo, sin ponderar adecuadamente ni el beneficio relativo frente a ese riesgo. 

El miedo es una emoción de protección y alerta frente al peligro. Es una emoción que nos enseña algo profundo de nosotros mismos y, si sabemos identificarlo, lo podremos vencer y así podremos conocernos más profundamente a nosotros mismos. El miedo tiene la fuerza que nosotros decidamos darle, y ahora se le da excesivo valor.

Para ganarle al miedo no hay otro camino que afrontarlo, superarlo y obtener así la satisfacción que esto puede aportarnos. Al mismo tiempo, para afrontarlo es bueno descubrir algo más de nosotros mismos, es decir, conocer a través del miedo, el origen del mismo, su significado y la interpretación que hacemos del peligro. Miedo porque nos sentimos vulnerables. Miedo a la incertidumbre. Lo emocional es clave para conseguir el cambio y que el miedo no nos deje paralizados. Queda mucho por cambiar en la comunicación que recibimos lleno de estadísticas y con pocas historias que llenan de emoción.

Hay que trabajar la información con la emoción. Besar o abrazar aumenta de forma saludable los latidos del corazón, ayuda a disminuir la presión sanguínea y evita los dolores de cabeza. Todos necesitamos besos y vacuna Covid-19 para poder seguir dando besos y abrazos. 

P: La Comisión de Salud Pública aprobó este martes la administración de la tercera dosis de la vacuna para algunas personas inmunodeprimidas ¿Qué opinión tiene al respecto? 

R: Es una decisión correcta. En trasplantados hay un incremento de la protección del 40% al 70% con la tercera dosis. En algunos pacientes inmunodeprimidos (transplantados, por ejemplo) sí se ha comprobado que disminuye la inmunidad. Hay diversos países que han dicho que sí a la tercera dosis. El último, EEUU, antes Israel y Alemania. En Israel han empezado con estas pautas y habrá que estar atentos a su experiencia.

P: ¿Y por qué cree que de momento se ha descartado esta dosis para las personas mayores de las residencias?

R: Hay que decir que es una decisión poco arriesgada.  En estos momentos no recomienda la tercera dosis ni el ECDC ni la agencia europea del medicamento, y por tanto ni la AEM ni la Comisión de Salud Pública, pero también hay que decir que la apuesta por salvar vidas nos adelantaría a no tener evidencia definitiva, aunque sí sabemos que los abuelos sin terceras dosis han muerto más.

Hace unos días decíamos que los mayores de 65 años que han pasado la Covid-19 tienen niveles de anticuerpos protectores altos a los tres meses de recibir la vacuna, a diferencia de los que no la han pasado. Y seguía explicando el informe que los niveles de anticuerpos neutralizantes con efecto protector de las personas mayores de 65 años vacunadas y que habían pasado la Covid-19 eran altos, en comparación con las vacunadas que no habían pasado la enfermedad. Es decir, que las personas mayores vacunadas y que previamente habían pasado la infección, alcanzan unos niveles de anticuerpos similares a los de la gente más joven. De hecho, las personas que no han pasado la infección por el SARS-CoV-2 muestran niveles muy bajos de anticuerpos protectores tres meses después de recibir la pauta completa de la vacuna.

P: ¿Cómo afectará a España el ritmo desigual de vacunación a nivel mundial a pesar de las altas coberturas que se esperan alcanzar? Un ejemplo es el continente africano, donde aún no tienen ni al 5% de su población vacunada.

R: Da igual la prisa que nos demos aquí si en el resto del mundo no hay porcentaje suficiente de vacunados. España es puerta de África y esta pandemia ha demostrado que el virus es global y que no pueden cerrarse las fronteras. Mientras España avanza en la población vacunada, ese porcentaje cae en los países subdesarrollados a cifras de un 5 % de la población y muchos de menos de un 20%.

Alcanzar una verdadera inmunidad de grupo es algo que está relacionado con el porcentaje de población vacunada en el mundo; por tanto, la inmunidad de grupo queda muy lejos, ya que si no estamos todos vacunados no estaremos todos seguros. Es necesario dar vacunas a los países en desarrollo y también facilitar recursos para que las pongan.

El gran problema para España es que la falta de vacunación del continente africano y de países de Asía y América potencian la posibilidad de que se fabriquen nuevas variantes y que alguna de ellas rompa las posibilidades de inmunización de la vacunas. Por tanto, hay que vacunar aquí a los no vacunados y vacunar en todos los países para incrementar el número de personas vacunadas y no favorecer la aparición de variantes.