Los vecinos de Alovera, un municipio de la provincia de Guadalajara, llevan desde 2017 con la miel en los labios. Ese año se les hizo una promesa que convertiría la localidad en uno de los principales atractivos turísticos no solo de la zona sino de la totalidad del país al teóricamente alojar “la playa más grande de Europa”.
En un principio, bajo el nombre de ‘Alovera Beach’ se pretendía la construcción de un macro complejo acuático de 40.000 metros cuadrados a cargo de la constructora Grupo Rayet. La zona donde se albergaría esta enorme playa es Las Suertes, y la parcela donde se llevaría a cabo el proyecto comprendía un total de 104.000 metros cuadrados. Asimismo, la playa incluiría una laguna de 25.000 metros cuadrados y un arenal de 15.000 metros cuadrados, con áreas de descanso, parque acuático, espacio deportivo, escuela de vela y restaurante.
Sin embargo, siete años después del prometedor anuncio, el Ayuntamiento del municipio, gobernado por Alternativa Alovera, ha decidido aparcar el proyecto declarando desierta la adjudicación de la obra por segunda vez, tras rechazar el proyecto presentado por Rayet y considerar que no se cumplen los requisitos.
En un primer momento la empresa constructora presentó un proyecto que no se correspondía con lo reflejado en el anteproyecto, por lo que el consistorio lo rechazó. Ante la negativa, Rayet presentó un recurso al considerar que se habían producido irregularidades y “falta de rigor”.
Este verano, después de que el Ayuntamiento contratara a un “catedrático independiente y de prestigio”, y tras valorar el recurso entonces presentado por Rayet, se ha vuelto a decretar que no se cumplen los requisitos.
Al margen de todos estos proyectos, que ahora pasan a depender de la nueva licitación abierta por el consistorio municipal, se han presentado denuncias y críticas por parte de diferentes colectivos. En este sentido, Ecologistas en Acción ha alegado que este proyecto actúa como “cebo para urbanizar la zona”. Las protestas se centran precisamente en la zona donde se pretende construir el mega complejo acuático, señalando que son zonas urbanizables, y también acerca del impacto medioambiental que esto supone. “El gasto de millones de litros de agua potable. En Guadalajara hay pueblos que casi todos los veranos tienen problemas de suministro de agua y tienen que venir los camiones cisterna”, señala Antonio Tovar, presidente de Ecologistas en Acción.
Lo hacen ignorando y no confiando en las promesas que tanto la promotora como el Ayuntamiento han hecho al respecto. Por su parte, en la presentación del proyecto se indicaba: “El volumen de agua es similar al consumo anual de una promoción de 80 viviendas. Su tecnología anti-evaporación reducirá el volumen de agua perdida por evaporación. No necesitará volver a llenarse porque el agua se regenerará constantemente”. A estas palabras se unían también las del Ayuntamiento, defendiendo que el impacto sería “mínimo”: “Consumiría tanto como 90 familias en el municipio. Alovera recibe 500 vecinos nuevos al año. El impacto es mínimo”.
No ha sido la del impacto ambiental la única crítica recibida. Señalan también que la construcción de este complejo supondría reducir y dificultar la movilidad en el municipio. “Alovera es un pueblo relativamente pequeño, aunque somos la tercera población más grande en Guadalajara. Imagina el impacto de la movilidad que puede tener esto, la cantidad de coches aparcados o circulando. El pueblo es el que es, las aceras, las plazas de aparcamiento y las calles son las que son. No se pueden estirar. Y luego la huella de carbono de los miles de visitantes”.
Aunque para esto, el Ayuntamiento también ha sabido salir al paso. En este caso, alega que el municipio crecería igual habiendo o no habiendo playa: “Hay un problema de vivienda serio aquí. En toda esta zona, no puedes alquilar una vivienda, porque no hay”. Sobre la llegada de visitantes, que cifraban entre 250.000 y 400.000 al año, señalan que serían visitantes de Madrid, “no de Guadalajara”.
Ahora, con el proyecto nuevamente paralizado, los vecinos deberán esperar a que alguna empresa se ofrezca para llevarlo a cabo o si la misma Rayet vuelve a asumir la obra. “Ahora es reunirse con Rayet para si se saca en septiembre o en octubre y en diciembre puede estar resuelto y así las máquinas empezarán a trabajar en enero. Con lo cual, no digo que esté el próximo verano, pero que el próximo verano entra dentro de los cálculos”, han señalado desde el consistorio.