La relación del mundo del derecho con las redes sociales es complicada, magistrados y letrados suelen tener perfiles anónimos para poder expresarse con cierta libertad, conscientes de lo delicado de los asuntos en los que intervienen. Otros, sin embargo, dan la cara yo no rehúyen el debate. Ya sea como manera de promocionarse a sí mismos, ya sea respondiendo a inquietudes personales de transparencia, afán docente o simples ganas de participar en la conversación. El juez del Tribunal Supremo Antonio Salas Carceller es de este segundo tipo de usuarios en Twitter: se expresa sin miedo, no rehuye las polémicas y a veces, en palabras castizas, "se mete en prados". El último es a cuenta de una de las pancartas que los independentistas desplegaron en la Plaza de Cataluña de Barcelona, durante el homenaje a las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils. Desde el Tribunal Supremo confirman a ElPlural.com que, efectivamente, la cuenta de Twitter pertenece a Antonio Salas. 

El juez -sin tener jurisdicción directa sobre este asunto, al ocuparse de asuntos civiles- manifiesta que, en su opinión esa pancarta es un delito. Lo que le lleva a mantener una discusión en Twitter durante tres días. 

Las respuestas no se han hecho esperar y el magistrado del Supremo va contestando, uno a uno, a quienes disienten de él. Incluso a quienes le acusan de franquista. 

No pasó mucho tiempo hasta que Gonzalo Boyé, el abogado de Puigdemont, entra en la conversación. Y Salas tampoco tiene problemas en seguir debatiendo, aunque la discusión se caldea. 

Por último, el juez Salas se confiesa "harto de estar harto" y pone en manos de la tecnología el zanjar según qué conversaciones.