El director y guionista Mariano Ozores ha fallecido este miércoles a los 98 años en su domicilio de Madrid, tal y como ha comunicado la Academia de Cine. Con su muerte desaparece una figura clave del cine español, un cineasta que, sin necesidad de galardones ni alabanzas de la crítica, se ganó un lugar en la historia por conectar como pocos con el gran público. Su cine popular, irreverente y con un sentido del humor pegado a la calle, marcó la vida de varias generaciones de españoles.

La capilla ardiente de Ozores se instalará este miércoles por la tarde en el Tanatorio de la Paz, donde familiares, amigos y compañeros del sector podrán rendirle homenaje.

Mariano Ozores fue el artífice de 96 películas que, en conjunto, superaron los 90 millones de espectadores. Aunque nunca contó con el favor de la crítica ni con grandes presupuestos, hizo del ingenio, la agilidad y la observación directa del público su mayor fortaleza. “Soy autodidacta. Ir de teatro en teatro me enseñó de qué se ríe la gente”, explicaba el propio Ozores, que trabajaba sin descanso: escribía un guion mientras rodaba otro, y en años como 1982 llegó a firmar hasta seis películas en doce meses.

Nacido en Madrid en 1923, fue el segundo hijo de los actores Mariano Ozores y Luisa Puchol. Empezó trabajando en la compañía teatral de sus padres como tramoyista, apuntador o representante. Aunque probó suerte como actor, pronto descubrió que su sitio estaba detrás de las cámaras. En 1952 entró en el mundo del cine como guionista de la mano del productor Benito Perojo, con quien firmó varias películas junto al dramaturgo Alfonso Paso. A finales de esa década, coincidiendo con el nacimiento de TVE, Ozores asumió la dirección de programación y presentó varios espacios, como Aeropuerto Telefunken. En 1959 debutó como director con Las dos y media y veneno, protagonizada por sus hermanos Antonio y José Luis Ozores y su cuñada Elisa Montes.

Leyenda de la gran pantalla

Durante cinco décadas trabajó con los actores más populares de cada generación: José Luis López Vázquez, Alfredo Landa, Concha Velasco, Lina Morgan, Gracita Morales, Manolo Escobar o José Sacristán. Pero fue junto al productor José María Reyzábal con quien apostó por uno de los dúos más recordados del cine español: Fernando Esteso y Andrés Pajares. Con ellos firmó nueve comedias taquilleras que rompieron moldes durante los años del "destape", como Los bingueros (1979) o Yo hice a Roque III, tan exitosa que llegó a retrasar el estreno de El Imperio contraataca en los cines españoles.

Lejos de los focos de autor, Ozores siempre defendió un cine cercano, hecho para entretener, sin pretensiones intelectuales pero con una capacidad extraordinaria para captar el humor de cada época. “Vamos a divertirnos un rato y de paso hacemos una película”, solía decir como lema de trabajo. A su lado, su esposa Teresa Arcos fue su principal apoyo durante toda su carrera.

En 2016 recibió el Goya de Honor, uno de los pocos reconocimientos oficiales a su trayectoria, en una emotiva gala donde recordó a sus hermanos, a los actores con los que compartió décadas de rodaje, y, sobre todo, al público: “ese ente misterioso al que se lo debo todo, el respetable público”.

Mariano Ozores fue uno de los primeros miembros de la Academia de Cine —su número de carné era el 18— y será recordado como un pionero del humor, un cronista del costumbrismo español desde la risa y un director que, sin alardes, supo llenar salas y corazones. Hoy, el cine español pierde a su gran maestro de la carcajada popular.

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