Las relaciones de pareja rara vez se rompen de forma repentina. Según el psicólogo Mark Travers, especializado en terapia de relaciones, suelen deteriorarse lentamente, por acumulación de pequeñas conductas que, con el tiempo, erosionan la conexión emocional.
El peligro de las comparaciones
Una de esas conductas, señala Travers, es el uso de frases comparativas durante discusiones, como: “¿Por qué no puedes ser más como [otra persona]?”. Aunque puede parecer una expresión inofensiva de frustración, para el experto, de acuerdo con su entrevista en CNBC, este tipo de comentarios tiene un impacto profundo. “El verdadero mensaje que se transmite es: ‘No eres suficiente’”, explica.
Travers, licenciado por la Universidad de Cornell y psicólogo principal de Awake Therapy, advierte que esta dinámica —a la que denomina “muerte por comparación”— puede generar inseguridad en la persona que la recibe, afectando su autoestima y la percepción de la relación. En vez de sentirse querida por quien es, la persona comienza a preguntarse si está fallando o si su pareja desearía estar con alguien más.
¿Por qué surge esta frase?
Este tipo de frases, según el psicólogo, no surgen de forma aislada. Suele tratarse de un síntoma de problemas más profundos en la comunicación de la pareja. En muchos casos, existe un miedo a expresar necesidades reales de forma directa. “Cuando una persona no se siente segura emocionalmente, es menos probable que se abra”, señala. Así, en lugar de verbalizar una necesidad —como pedir más tiempo de calidad—, la frustración se manifiesta en forma de comparación con terceras personas.
Además, estas expresiones no solo dañan a quien las recibe, sino que también alejan a quien las pronuncia de la posibilidad de ser escuchado. En lugar de abrir la puerta al entendimiento, cierran el diálogo y fortalecen la distancia emocional. Por eso, es fundamental aprender a reformular lo que queremos decir.
Reemplaza la comparación con una crítica constructiva
En lugar de recurrir a la comparación, Travers recomienda centrar el mensaje en la experiencia propia. Por ejemplo, en vez de decir “Álex nunca se enfada por tonterías”, puede ser más constructivo decir: “Me gustaría que encontráramos una forma de hablar sin levantar la voz cuando discutimos”. Este tipo de frases invitan al diálogo y muestran vulnerabilidad sin atacar.
En última instancia, sostiene el psicólogo, una relación sana requiere valentía para expresar las propias necesidades y la confianza de que la otra persona responderá con comprensión. “Amar a alguien implica aceptar su humanidad, no compararla con la de otros”, concluye Travers.