Eva Gª Sáenz de Urturi ha vivido un confinamiento voluntario de dos años y medio para crear ‘Aquitania’, un thriller histórico con Leonor de Aquitania como protagonista con el que ha ganado el Premio Planeta 2020. El escritor Juan Eslava Galán, que sabe mucho de novela histórica y que forma parte del jurado de este premio, ha dicho al respecto: “Si una novela es una construcción como una iglesia, a la autora le ha salido una catedral. Fantástica, perfectamente estructurada, un tapiz medieval.
 Es la novela que a mí me hubiese gustado escribir”.

La novela está estructurada en cuatro partes y cuenta con cuatro voces narrativas que se van combinando. Destaca sobre todas la de Eleanor, quien con 13 años se convirtió en la duquesa de Aquitania tras la muerte de su padre, el duque Guilhem X, en sospechosas circunstancias. Convencida de que ha sido asesinado por los Capetos, los reyes de Francia, urde una estrategia para castigarles que pasa, entre otras cosas, por casarse con Luy VII, con quien acabará reinando en Francia. Las otras tres voces son las Rai (Raimond de Poitiers), su tío paterno y amante; Luy VII, su esposo; y un narrador omnisciente para dar a conocer al Niño, un personaje clave en la historia. Eleanor.

Eva Gª Sáenz de Urturi (1972, Vitoria) lleva la escritura en su ADN. Estudió óptica y optometría, con 21 años regentaba una óptica y ganó una oposición como profesora titular de la Universidad de Alicante, pero lo dejó todo por la literatura. Se autopublicó en Amazon su primera novela, 'La saga de los longevos: la vieja familia', que fue todo un éxito de ventas. A partir de ahí, las editoriales se la rifaban. Su la trilogía de la Ciudad Blanca -El silencio de la ciudad blanca (2016), Los ritos del agua (2017) Los señores del tiempo (2018)- acumula más de un millón de lectores y su primera parte ha sido llevada al cine.

 

“Me planteo a mis personajes con independencia de su género, para mí son personas a las que les suceden cosas”

PREGUNTA.- Este año, el premio es de mujeres. Dos mujeres premiadas, con protagonistas femeninas... ¿Tiene para ti algún tipo de lectura o es simplemente una casualidad?
RESPUESTA.- La verdad es que me está sorprendiendo mucho, en el peor sentido de la palabra, la importancia que se le está dando a esto del género. El año pasado ganaron dos hombres y nadie les hacía preguntas al respecto, ni se hacía hincapié en que eran dos protagonistas masculinos.

Me planteo a mis personajes con independencia de su género, para mí son personas a las que les suceden cosas. Fíjate que en mis 6 novelas anteriores, el protagonista era masculino, y nadie me ha metido en debates de género. En esta novela, hay 4 voces narrativas y 3 de ellas son masculinas. Es una novela bastante coral.

No es que la reivindicación femenina no tenga que ver conmigo, pero no es de lo que quería escribir. Soy más de ver personas y me da igual que sean hombres o mujeres. Me considero una persona que escribe, no una mujer que escribe.

P.- ¿Te ha resultado una complicación ambientar la novela en el medievo, con personajes históricos reales, o un placer añadido?
R.- Yo había escrito histórica pura y siempre en todas las novelas, tanto en La saga de los longevos, como en Los señores del tiempo [tercera y última parte de la Trilogía de la Ciudad Blanca], siempre había habido flashbacks históricos y me había tenido que documentar muchísimo sobre diferentes épocas de la historia: de prehistoria, de celtas, de vikingos, del siglo XIX... Estoy bastante acostumbrada a documentarme de la historia. En este caso, claro, era tan extenso como el medioevo y el medioevo francés... Imagínate si había por documentarse y por estudiar.

"Leonor de Aquitania, Luis el Joven o Guillermo el Trovador eran personalidades tan fuera de lo común, que ha sido un placer ficcionar con ellos"

P.- Y teniendo como personaje principal a una persona real y no fue cualquier persona...
R.- No, tanto Leonor de Aquitania como Luis el Joven, como el abuelo de Leonor de Aquitania, que era Guillermo el Trovador, eran personajes históricos, que daban tanto juego cada uno de ellos, que el placer ha sido ficcionar con ellos y hacer que se relacionasen. Eran personalidades tan fuera de lo común, que ha sido para mí un auténtico juego de ser Dios, hacer de titiritero cósmico, juntarlos y ver cómo se destrozaban o cómo se apoyaban.

"Leonor de Aquitania fue una estadista de primera"

P.- ¿Qué es lo que más te ha fascinado de Leonor de Aquitania?
R.- La vida de Leonor da para mucho. Imagínate una reina tan longeva, que murió con 82 años, activa hasta prácticamente el último momento, hasta los 80 y con etapas de su vida tan diferenciadas. Primero, se queda huérfana con 13 años, asciende al trono de Francia siendo duquesa de Aquitania, a los 27 años se divorcia de su marido, fue la única reina que ha decidido separarse aduciendo consanguinidad y, antes de 2 meses, ya estaba casada con un joven 10 años menor que ella y en menos de 2 años ambo se convierten en reyes de Inglaterra. Pero es que 15 años después, le da 8 hijos y, cansada de él, porque se convierte en un tirano, absolutamente infiel, un sátrapa…, convence a sus hijos, que eran apenas adolescentes, para que se revuelvan contra él y apoyen a su primer marido. Me parece una historia tan bonita de amor de ida y vuelta: 15 años después de separarse, el rey de Francia acoge a los hijos de su primera mujer y a la propia Leonor. ¡Qué personalidad tienes que tener para tener una historia tan rica!. Y seguiría. Leonor da muchísimo juego histórico hasta los 80 años, cuando se retira a Fontainebleau, cansada y sin querer saber nada de política. Ella estuvo en el eje político y de gobernanza de Francia e Inglaterra durante más o menos 70 años y en el siglo XII. Fue una estadista de primera aquella mujer.

P.- Los juegos de poder de aquella época no tienen nada que envidiar a Juego de Tronos o House of Cards…
R.- Como en 'Juego de Tronos' o 'House of Cards', eran todos unos auténticos maquiavelos. Ella aprendió por las malas y esos primeros años de aprendizaje político son los que se ven en la novela. Desde los 13 hasta los 25 años. Allí es donde comete sus primeros errores garrafales, como declararle la guerra al duque de Champaña, que era cuñado del rey de Inglaterra.

"Cuando me dicen ‘sigue escribiendo ‘Aquitania’, digo rotundamente, no. Elijo vivir"

P.- ¿No te dan ganas de continuar, con una vida tan intensa como la de Leonor?
R.- Sí, lo que pasa es que la documentación histórica me ha sepultado y he estado literalmente confinada los últimos 2 años y medio de mi vida y, sinceramente, pasarme los siguientes 2, 3, 5 años, no lo veo. Me encanta el medievo y los personajes son magníficos, pero pongo en una balanza mi vida y obviamente gana, más en esta situación en la que todo hemos tenido que repensar, en este 2020, qué es importante y qué no lo es, porque a lo mejor mañana no estamos. Cuando me dicen ‘sigue escribiendo ‘Aquitania’, digo rotundamente, no. Elijo vivir.

P.- ¿Te han marcado mucho estos meses en los que hemos vivido un confinamiento obligado?
R.- La primera parte no la noté porque estaba terminando ‘Aquitania’ y quería mantenerme emocionalmente centrada en ella. Tuve que hacer un ejercicio de abstracción grandísimo, para no unirme al sentimiento universal de shock, en esa primera ola, en la que toda la humanidad estábamos confinados. Estábamos en período de incredulidades y no me permití sentir hasta que terminé la novela ese 30 de abril. Luego, ya en mayo, mis días pasaron en estado de catatonia, tenía el cerebro absolutamente líquido por el esfuerzo y era incapaz de hilar una frase, de leer o de concentrarme en ver una serie. Mi familia sabe en qué estado de agotamiento mental me quedo cada vez que termino una novela. Se pasaron rápido los días y ni siquiera fui consciente de que no se podía salir de casa. Era una especie de zombie, que es lo que me pasa siempre cuando termino las novelas. Tardo varias semanas en volver a hablar, en llevar una conversación normal. Tengo una especie de niebla mental.

P.- Y cuando volviste, volviste a una realidad zombie ¿no?
R.- Exactamente volví a esta distopía en la que estamos todos metidos. He pasado, como muchos otros, por las fases de indignación, de preocupación, y ahora ya casi de hastío, en la que nada te afecta, ni siquiera las cifras, por mucho que intentes todos los días repensarlas, retenerlas y saber lo que significan. Llega un momento en que parece como si tuvieses un impermeable y ya no trascienden. Creo que nos está pasando a todos. Además, no soy optimista, llevamos 7 meses y creo que estamos a mitad de camino. Muy duro.

"No tengo ningún complejo por tomarme licencias con la historia"

P.-¿Cómo has conseguido balancear en esta novela la ficción con el rigor histórico?
R.- Dándome todos los permisos y todas las licencias literarias que he querido darme. Los momentos históricos los he mantenido tal cual sucedían, me he basado en la línea histórica y en la línea del tiempo de las biografías de Leonor y de Luis, pero también me he tomado licencias, lo explico en las notas de autora, y son sobre todo fechas de nacimiento, para poder escribir sobre unos personajes tan apetecibles.

Cuando escribes novela histórica, te documentas, pero hay un punto en el que te tienes que alejar de lo que sucedió para ficcionar. Siempre. En ese sentido, hay lectores que entienden que están leyendo novela histórica y que es ficción, y otros que se ofenden mucho y se enfadan. De todas las opciones, elegí la de separarme. Si no tenemos los escritores ese santísimo derecho a usar nuestra imaginación y a variar la realidad, pues entonces simplemente haríamos ensayos, o autobiografías, y sería aburridísimo. Seríamos cronistas, pero no escritores, ni novelistas. No tengo ningún complejo por ello.

P.- En la novela hay varias voces, ¿cómo ha sido el proceso de meterte en la piel de cada uno de ellos?
R.- En todas mis novelas he alternado, como mínimo, dos voces. Tal vez sea mi sello y me siento cómoda utilizando este recurso narrativo ya que considero que desengrasa la narración para que no sea tan lineal y siempre estemos con la misma voz y la misma línea temporal. Me parece que viene bien para quitarle intensidad a la novela y para que no resulte tan monótona.

"Plasmar distintos puntos de vista me ayuda a crear esos efectos caleidoscópicos en mis novelas" 

P.- Personalmente, como lectora, lo veo como un juego que te sitúa mejor en la escena y te acerca al sentir del personaje.
R.- Me gusta el efecto Rashomon en el que un mismo evento se ve desde distintos puntos de vista. Lo que para uno ha sido un mal día o una pelea, por ejemplo, puedes ser algo que cambia la vida de un niño.  Plasmar distintos puntos de vista me ayuda a crear esos efectos caleidoscópicos en mis novelas, repetir una misma acción desde distintos puntos de vista, para que se vea cómo el mismo acto, según quién seas, puede tener distintas consecuencias.

"Mi próximo plan es vivir, que llevo una paliza enorme: dos años y medio confinada con Aquitania"

P.- ¿Estás embarcada en algún nuevo proyecto? 
R.- ‘Aquitania’ acaba de llegar a las librerías y estas tres últimas semanas han sido de revisión de las galeradas y correcciones. O sea, que todavía no he salido del círculo de escritura de Aquitania. Mi próximo plan es vivir, que llevo una paliza enorme: dos años y medio confinada con Aquitania. En los últimos ocho años he escrito siete novelas, así que ya toca vivir y después ya se verá.

P.- En cualquier caso, ¿la pandemia te resulta sugerente como escenario de una nueva novela?
R.- Ahora mismo, ninguna gana. Si un escritor hace una novela que transcurra a lo largo de 2020, por coherencia, va a tener que meter geles y mascarillas. Pero ahora mismo, con lo que ya estamos viviendo de una manera tan intensa, meterte en la ficción 8 o 10 horas al día y volver a recrear esto, ninguna gana. Uno de los motivos por los que escribo es evadirme un poco de la realidad que no me gusta, y crear universos donde me apetezca mucho estar o mucho haber vivido. Ya bastante ha tenido el destino con meternos en estas circunstancias.