La Audiencia de Granada ha emitido una sentencia condenatoria contra un individuo por apoderarse de una valiosa talla del siglo XVIII, propiedad del Convento de Nuestra Señora de los Ángeles. El acusado, que recibió la obra para restaurarla, la ofreció para subasta en la Feria de Arte y Antigüedades de Nueva York, pese a que la legislación prohíbe el comercio de tales bienes. El tribunal ha impuesto una pena de cuatro años y un día de prisión por un delito de apropiación indebida en su modalidad agravada, considerando que se trata de un bien del patrimonio cuyo valor supera los 250.000 euros.
La talla, una obra de madera policromada atribuida al entorno del escultor José de Mora, fue entregada al acusado en abril de 2018 por las monjas franciscanas clarisas del convento granadino. Sin embargo, tras varios requerimientos de las religiosas para su devolución, el acusado entregó una copia burda de la imagen al Convento de Santa Clara de Estepa, lo que no fue detectado inicialmente por las monjas.
El condenado intentó subastar la talla en Nueva York
El valor de la talla, según el informe pericial, oscila entre los 300.000 y 400.000 euros. La pieza fue vendida por el acusado a un anticuario de Madrid el 20 de junio de 2018. Este último, que fue absuelto en el proceso, adquirió la obra sin conocimiento de su origen ilícito y la ofreció en subasta en Nueva York por 350.000 euros. Afortunadamente, la talla no llegó a venderse y fue recuperada durante la investigación.
En cuanto a la responsabilidad civil, la Audiencia de Granada ha ordenado que la talla sea entregada en depósito a la Delegación de Cultura de la Junta, para que posteriormente se efectúe, si procede, la devolución al lugar que determinen las autoridades eclesiásticas. Durante el juicio, celebrado a finales de septiembre, el acusado alegó haber comprado la imagen a las monjas por 10.000 euros, creyendo que estas tenían permiso para venderla y desconociendo el verdadero valor de la pieza. Afirmó que realizó el pago en efectivo y que no se formalizó ningún documento que acreditara la transacción porque las religiosas no lo quisieron.
El anticuario absuelto, representado por el penalista Jesús Villamor Blanco, del bufete Ayuela Jiménez, argumentó que desconocía el origen ilícito de la talla y que, tras investigar su valor y verificar que no constaba como robada, obtuvo el permiso del Ministerio de Cultura para exportarla.