Si en algo se nota el paso de los años es en la vista. Pocos son los que puede presumir de estar en la cuarta o quinta década de vida sin gafas. Lo corrobora la estadística, que señala que el 90% de las personas en esa edad sufren lo que se conoce como vista cansada. Este problema , denominado presbicia, que está directamente ligado con el envejecimiento, conlleva una pérdida progresiva de la capacidad del ojo para enfocar objetos cercanos.

"No es una enfermedad, sino un proceso natural del envejecimiento ocular", subraya José Ramón García Baena, óptico-optometrista de General Optica, que reconoce que a pesar de ello, genera en ocasiones frustración, sobre todo, en quienes nunca han tenido problemas de visión.  

La presbicia suele debutar entre los 40 y los 45 años y afecta al cristalino, que pierde flexibilidad e impide que el ojo cambie de enfoque con rapidez  entre objetos lejanos y cercanos. "En personas jóvenes, el cristalino cambia de forma con más facilidad para ver de cerca, pero con el tiempo pierde elasticidad y esa capacidad de adaptación disminuye", precisa este experto. Por norma general, el problema progresa lentamente hasta los 60 o 70 años. 

Señales de alerta

Aunque la presbicia puede confundirse en etapas iniciales con cansancio visual o estrés, hay señales inequívocas que pueden ayudarnos a reconocerla. Una de las más características es la necesidad de alejar los objetos para verlos con nitidez, pues de cerca se ven borrosos. También es frecuente presentar dificultad para leer la letra pequeña, sobre todo, cuando hay poca luz.; experimentar lentitud a la hora de cambiar de enfoque de cerca a lejos; sufrir dolor de cabeza o molestias en los ojos tras leer o usar pantallas; y tener sensación de visión borrosa o fatiga ocular (sensación de ardor o pesadez), principalmente, al final del día.

Las dificultades de visión aumentan de forma progresivamente durante los primeros años. "En general, la dificultad para ver de cerca empeora entre los 40 y los 60 años, a medida que el cristalino continúa perdiendo elasticidad. Después de ese periodo, la progresión se ralentiza y la graduación suele estabilizarse", aclara este óptico-optometrista. 

Gafas o lentillas

Si experimentamos cualquiera de estos problemas, podemos confirmar el diagnóstico en la misma óptica, donde descartarán otros problemas de visión que puedan producir  síntomas similares.  Del mismo modo, y aunque en las tiendas genéricas se venden gafas de presbicia, los especialistas no recomiendan adquirirlas sin una revisión previa. "Una revisión profesional resulta crucial en estos casos porque incluye pruebas de agudeza visual y de enfoque, para determinar el tipo y grado de corrección necesaria", expone García Baena.

Para corregir la presbicia existn a día de hoy múltiples opciones, que permiten seguir disfrutando de una visión cómoda. "Existen varias alternativas en función de la edad, las necesidades visuales y las preferencias de cada persona", detalla este experto. Por un lado están las gafas monofocales, conocidas también como 'gafas de lectura', adecuadas si no se tienen otros problemas visuales. Las gafas progresivas, por su parte, ofrecen una transición suave entre la visión de lejos, la media y la cercana. "Son cómodas y estéticamente discretas, ya que no tienen líneas divisorias visibles, por lo que son una opción muy práctica para el día a día", refuerza. Y después están las ocupacionales, que se fabrican a medida y están adaptadas de manera personalizada a las distancias que cada persona tiene al trabajar. "Resultan efectivas y cómodas para actividades prolongadas en el ordenador, ya que garantizan una visión de calidad desde los 35 centímetros hasta los dos metros de distancia", matiza.

Para los más presumidos y aquellos que quieran prescindir de estar limpiando las huellas de los cristales de forma continua están las lentes de contacto multifocales, que corrigen la visión de cerca y de lejos a la vez; y quienes quieren olvidarse del problema de forma definitiva pueden recurrir a la cirugía. En ese caso, lo que se hace es colocar una lente dentro del ojo. Sin embargo, si la presbicia avanza, puede requerir correcciones. 

"Cada opción tiene sus ventajas, inconvenientes y limitaciones", concluye este óptico-optometrista, que enfatiza que "lo más importante es asumir la presbicia con naturalidad, ya que, todos, antes o después, pasamos por ella".

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afirma:"Aunque todos sufrimos presbicia a partir de cierta edad, no existe una solución universal para corregirla. Cuando aparecen los primeros síntomas, lo más conveniente es acudir a una revisión con su óptico de confianza, que es el profesional que mejor puede determinar si la persona está sufriendo vista cansada, qué grado de presbicia tiene y cuál es la mejor manera de corregirla, en función de sus actividades, profesión y estilo de vida"