Las altas temperaturas durante estas últimas semanas mantienen en vilo a la totalidad del planeta. Termómetros alcanzando récords diarios y la población confinada en sus casas ante la imposibilidad de poder respirar en condiciones en las calles. Sin embargo, la agitación térmica no se está dando únicamente en las capas exteriores de la Tierra, sino también en aquellas internas que no podemos ver como la reciente actividad volcánica.

La Oficina Meteorológica de Islandia comunicaba hace escasos días que el país entraba en situación de riesgo por la recurrente erupción de volcanes, con una frecuencia que escapa de lo habitual. La ciudad de Grindavík se veía así especialmente afectada por la erupción del volcán provocando ríos de lava próximos a la zona. Ante esto, los expertos han activado las alertas después de que la frecuencia en la que entra en erupción un volcán se haya multiplicado en los últimos tiempos. En esta línea, desde 2021 se han dado ocho erupciones, cuando lo habitual, según señalan los expertos, es que se produzca una cada tres o cuatro años

A esto se le suma un nuevo factor que ha activado alarmas y del todo inusual: la activación de una región volcánica que había permanecido inactiva durante casi 800 años. El director gerente de la Oficina Meteorológica de Islandia, Matthew J. Roberts, advirtió de la gravedad del asunto: “Estamos atravesando una crisis volcánica. Este es quizás el periodo más intenso de actividad volcánica que afecta a un entorno urbano en estos momentos”.

Ubicación estratégica 

Sin embargo, pese a que la actividad se ha intensificado mucho más en los últimos meses, los expertos recuerdan que Islandia se encuentra en una zona que, por su geografía, es susceptible a sufrir estos fenómenos. Y es que el país se encuentra situado en el borde entre las placas tectónicas de Eurasia y Norteamérica. Estas se van separando lentamente provocando que el magma suba hacia la superficie. Según señalan desde la Universidad de Islandia, en la actualidad hay más de 100 volcanes en Islandia y más de 30 de ellos están activos.  

En esta línea, una de las científicas de la Tierra de la Universidad de Oxford, Tamsin Mather, señala: “A lo largo del tiempo geológico, las placas tectónicas se están separando aproximadamente a la velocidad a la que crecen las uñas, es decir, unos pocos centímetros al año. Pero no parecen separarse de manera uniforme, sino que pasan por pulsos de mayor actividad. Y es probable que esto sea lo que estamos viendo ahora mismo en Reykjanes”.

Riesgo para la población

Sin embargo, pese a que el movimiento de estas placas responde a un comportamiento natural de la Tierra, existe un riesgo que al principio de estas no existía: el asentamiento de la población humana en esas zonas. La erupción del volcán de Grindavík con 6,5 millones de metros cúbicos de magma, obligaron a desalojar la población y provocó el corte de carreteras y del suministro de calefacción y agua caliente. Algo que ya sucedió en 2010 cuando los ríos de lava llevaron entonces a interrumpir el tráfico aéreo y la declaración de estado de emergencia. 

Contención de las erupciones volcánicas

Ante esta nueva realidad, los expertos se encuentran ya diseñando estrategias y mecanismos para contener la lava en caso de erupción y evitar catástrofes humanas. De hecho, se han construido ya enormes barreras de contención alrededor de la ciudad de Grindavík. Entre otras medidas, también han instalado tuberías de agua caliente con mayor profundidad bajo tierra y elevando las líneas eléctricas para evitar que se quemen. 

Pese a ello, la alerta se ha activado porque no es Islandia la única región que se está viendo afectada por esta “crisis volcánica”. En los últimos días, Italia se ha visto envuelta bajo la amenaza de la erupción conjunta del Etna y el Stromboli. Y es que lo que más preocupa a los expertos ahora mismo son los constantes temblores que se han ido dando en el país y que podrían ser tanto detonantes de próximas erupciones como señal de que los volcanes inactivos hasta ahora estén empezando a despertar. En este sentido, los expertos señalan que la sismicidad y el abultamiento están causados por el magma que está empujando para salir a la superficie.

Y es que Italia ha sido un país tradicionalmente volcánico. Únicamente desde el verano pasado, se han registrado varios terremotos leves lo que ha encendido las alarmas por si se pudieran repetir episodios catastróficos como en un pasado lejano, como fue el caso de la erupción del Vesubio, que destruyó la ciudad de Pompeya.

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