La hospitalización de las personas de edad avanzada implica otros aspectos que van más allá de la patología por la que se requiere el ingreso. Los pacientes mayores, en especial los frágiles, presentan, con frecuencia, pérdida funcional, por lo que el hospital Universitario Rey Juan Carlos de Móstoles, integrado en la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid, puso en marcha hace aproximadamente un año un programa para conseguir que los mayores ingresados tengan el menor deterioro posible durante su estancia.

“El objetivo es que el paciente salga del hospital igual que entró, pero con la patología tratada”, explica a ELPLURAL.COM el doctor Francisco Javier Martínez Peromingo, geriatra de este centro. Ahora, además, “hemos agrupado a los pacientes con las mismas necesidades y hemos creado la 'Unidad de Fragilidad'”.

Este término hace referencia a la “susceptibilidad que tienen algunas personas de presentar efectos graves de algunas enfermedades, efectos secundarios de determinados fármacos o delirium”, aclara este especialista, que pone un ejemplo: “una persona joven con una infección urinaria puede seguir acudiendo a su trabajo; pero una mayor, puede necesitar ser ingresada, y puede, incluso, fallecer, tratándose del mismo gérmen”.

En el servicio de urgencias se identifica a los pacientes que tienen más riesgo de presentar estos problemas y se les incluye en este novedoso programa que está fundamentado en tres pilares.

Ejercicio:

Uno de los principales errores que se comete en los hospitales es la inmovilidad. “Hemos interiorizado que el hospital es un sitio al que se viene a reposar y estar en la cama y con personas mayores el resultado de esto es catastrófico”, subraya el doctor Martínez.

Para combatirla, “elaboramos un programa de ejercicio físico, adaptado, por supuesto, a la situación clínica del paciente”. Cuando ingresan en esta unidad, se les coloca una pulsera que mide las distancias recorridas. “Es un smartwatch similar al que mucha gente utiliza en su vida diaria, que permite conocer el número de pasos que se dan”. Este dato se registra, al igual que se hace con los habituales: temperatura, presión arterial, … “Hay estudios que sostienen que si eres capaz de caminar 900 pasos antes del alta cada día, el riesgo que vas a tener de deterioro funcional va a ser mucho menor”, insiste el geriatra.

Datos recientes revelan que los adultos mayores hospitalizados pasan solo el 3% de su tiempo de pie o caminando, a pesar de que menos del 5% de los individuos tienen órdenes médicas de reposo en cama. La inmovilidad conduce a la pérdida de masa muscular y de capacidad funcional y provoca debilidad general. Los efectos negativos de ésta, además, no se ciñen al tiempo de ingreso. En las dos semanas posteriores al alta, hay alto riesgo de caídas y, por tanto, de reingreso.

Continencia urinaria:

Otro grupo de medidas del programa está dirigido a promover la continencia urinaria, ya que “en los hospitales a veces lo que se favorece es la incontinencia. Es más fácil cambiar un pañal que acompañar al paciente al servicio, pero es muy contraproducente”, alerta este médico del HURJC..

Prevención del delirium hospitalario:

Del mismo modo, se adoptan prácticas que permiten disminuir el riesgo de cuadro confusional, que “es muy frecuente y no solo afecta a pacientes con deterioro cognitivo”. Lo más importante es detectar el delirium de forma precoz, tanto el hiperactivo- referido al paciente que grita, se va corriendo o se arranca las vías- como el hipoactivo- el paciente que está adormilado, que desconecta del medio. En estos casos es fundamental iniciar cuanto antes las medidas para tratarlo, teniendo en cuenta que “este cuadro está asociado en muchos casos al mal control del dolor, a la mala elección de fármacos o a retenciones urinarias”, puntualiza el doctor Francisco Javier Martínez. En la unidad de fragilidad, las enfermeras, por turno, hacen una valoración de la situación mental del paciente y en cuanto notan un cambio avisan al médico.

En este sentido, se contempla, además, el uso de los objetos personales y de fotografías de familiares en la habitación para que el entorno del paciente sea reconocible.

El hospital se adapta al paciente

En resumen, el programa trata de adaptar la atención sanitaria y el hospital a las preferencias de los pacientes y no al revés. “Los hospitales funcionan ahora igual que hace 50 años, cuando se hacían las analíticas a las seis de la mañana porque los aparatos eran muy lentos, y los horarios de comida estaban fijados pensando en los turnos de las cocineras”, cuenta a este medio el geriatra de este hospital madrileño. “Hoy en día esto ya no tiene sentido. En esta unidad, las analíticas se sacan por las tardes, y no se despierta a la gente para darle la medicación o para tomarle la presión arterial, se respeta el sueño”.

El hospital Universitario Rey Juan Carlos no es el único de la región que dispone de un programa de estas características. También EL Hospital Universitario Infanta Elena, Hospital General de Villalba y Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz cuentan con él.