Vox, el partido de ultraderecha de Santiago Abascal, ha vuelto a la carga en su particular lucha contra los Derechos Humanos y la diversidad; si es que en algún momento habían relajado este polémico camino.

En esta ocasión, su objetivo parece ser relegar y casi ocultar la celebración del Orgullo LGTBIQ+ y la existencia del Colectivo. ¿La encargada? Rocío Monasterio, presidenta de Vox en Madrid, candidata en la capital y mujer fuerte de la formación de extrema derecha que podría conseguir cerca del 18% de los votos en las próximas elecciones autonómicas y municipales.

Primero fue la negación de la lacra de la violencia de género y el deseo de expulsar a los que ellos definen como personas ilegales hablando de inmigración. Ahora, con un claro discurso de LGTBIQ+fobia, asegura que no le hace “ilusión” tener que casar a dos personas del mismo sexo, propone eliminar la bandera del arcoíris de todo edificio público e institucional e, incluso, sacar la celebración del Orgullo LGTBIQ+ del centro de la capital.

“Sorprende que una candidata a Madrid proponga, como una de sus principales medidas, retirar las banderas del arcoiris de edificios municipales. No conoce la realidad del Colectivo y pretende ocultarlo. Es un error no reconocer la realidad”, ha lamentado en declaraciones a ElPlural.com Rubén López, portavoz de Arcópoli.

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Por eso, desde Arcópoli no dudan en invitar personalmente a Rocío Monasterio y al resto de integrantes de Vox a reunirse con el Colectivo LGTBIQ+ para que sean capaces de “comprender por qué solicitamos un día al año para que se nos visibilice” porque, recuerda, no hace tanto, las instituciones miraban para otro lado cuando se trataba de sus derechos.

El Orgullo, a la Casa de Campo

"Respecto a las fiestas, hay ciertos privilegios que se están dando a las fiestas del Orgullo Gay. ¿Por qué se tiene que parar toda la actividad porque se celebre el Orgullo?”, preguntaba de manera autoritaria Monasterio en una entrevista en ABC.

En su opinión, la fiesta de la diversidad “colapsa Madrid un mes antes”, olvidando la importancia social e, incluso, la económica por los beneficios para el comercio, restauración, hostelería

Pero la candidata de Vox en Madrid tiene la solución: “Yo llevaría el Orgullo Gay y fiestas similares a la Casa de Campo, que la hemos arreglado y hemos gastado mucho dinero en ello. Así no se bloquearía el centro y no molestaría a nadie".

“Lo que más me duele de estas declaraciones es que habla de privilegios”, lamenta a ElPlural.com Rubén López. “Me gustaría que nos dijera cuáles son esos privilegios de los que supuestamente disfrutamos” y recuerda que lo que sí han sufrido son recortes que ponen en peligro su trabajo de apoyo a víctimas de agresiones y discriminación por el hecho de ser homosexuales.

Manifestación del Orgullo 2017.

“Que hable de otras celebraciones que colapsan el centro de Madrid y otras zonas como son las celebraciones deportivas o la Semana Santa”, una de las tradiciones centrales y que más defiende Vox. De hecho, uno de los puntos clave de su acuerdo de 37 puntos con el PP en Andalucía.

“¿Privilegios?”, vuelve a preguntar el portavoz de Arcópoli entre indignación y asombro. “Que revisen los que se acordaron desde las instituciones cuando se organizaron en Madrid las jornadas de la JMJ. Ahí, las intuiciones hicieron actividades para visibilizarlos”.

Y es que esta asociación LGTBI teme que, de conseguir Vox el poder en Madrid, “no dejaría hacer ningún tipo de manifestación o celebración salvo que fuera en la Casa de Campo” o de su agrado.

Una historia de luchas, no de privilegios

Hay que recordar que hace sólo 39 años que podemos decir que ser homosexual en España no es un delito. Aunque todavía queda mucho por conseguir en cuanto a visibilidad y lucha contra la homofobía y LGTBIQ+fobia, en cuestión de derechos, España es uno de los países más avanzados. Por poner un ejemplo, en 2005 el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aprobó la Ley del matrimonio entre personas del mismo sexo y de adopción. Sólo 10 años después 31.600 personas del Colectivo LGTBIQ+ se habían casado. 

Pero ahora, que en este 2019 se cumplen 41 años desde que se celebrara la primera manifestación a favor de los derechos del Colectivo LGTBIQ+, parece que Vox se ha propuesto devolvernos al pasado y relegar esta celebración de la diversidad y de la consecución de derechos a una especie de gueto donde no les moleste.

En 1978, concretamente el 25 de junio de ese año, nacía el Orgullo. 7.000 valientes se reunieron en Madrid para luchar por la diversidad sólo un año después de las primeras elecciones democráticas en España tras una larga dictadura franquista.

Antes, la Ley de Vagos y Maleantes perseguía a las personas del Colectivo LGTBIQ+ con penas de cárcel y no fue hasta 1986 cuando la homosexualidad dejó de considerarse como un delito contra el honor en el Ejército. Es más, para la Organización Mundial de la Salud, la transexualidad era un trastorno mental hasta el 2018 que acabamos de despedir.

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Con este duro camino recorrido, las asociaciones LGTBIQ+ ven como un partido de extrema derecha gana poco a poco presencia, representación y se acompañan de un programa político que pone en peligro los derechos adquiridos tan duramente.

Y es que, otra de las ocurrencias de Rocío Monasterio es eliminar el observatorio LGTBI asegurando que recae en duplicidades. El problema, o la suerte, es que eso no está en sus manos.

Según ha explicado el portavoz de Arcópoli a ElPlural.com “no puede cerrarlo porque parte de una ONG. El Ayuntamiento no puede prohibirlo, aunque le gustase”. Eso sí, puede reducir aún más los fondos públicos en ayudas.

De los sueldazos de Abascal a los cero euros por la diversidad

El presidente de Vox, Santiago Abascal. Vox

En cuanto a las ayudas que reciben las asociaciones y ONG tan criticadas por parte de Vox, Arcópoli quiere poner la realidad sobre la mesa, "con total transparencia". Reciben una partida de 81.000 euros y otra de 15.000 por parte del Ayuntamiento y otra de 75.000 de la Comunidad de Madrid.

“Esto no cubre ni una décima parte del trabajo voluntario que se está realizando” porque el 90% de las personas que trabajan para proteger a las víctimas de agresiones y de la exclusión son voluntarios.

Mientras que Rubén López cobra “cero euros” por ser portavoz de Arcópolis y director del Observatorio que Monasterio quiere borrar del mapa, el líder de Vox, Santiago Abascal, fue nombrado por Esperanza Aguirre en su día director gerente de la Fundación para el Mecenazgo y el Patrocinio Social. Aunque no había actividad alguna, Abascal cobraba 83.000 euros.