Aspecto que presentaba la plaza de Cueca, en Madrid, durante la jornada inaugural de las fiestas de Madrid Orgullo (MADO) 2013. EFE



La celebración del Orgullo Gay en Madrid se convirtió en una de las más famosas del mundo durante los últimos años del Gobierno Aznar por su capacidad de movilización. Y se encumbró cuando José Luis Rodríguez Zapatero aprobó la Ley de matrimonio entre personas del mismo sexo equiparándolo en todos los derechos con el matrimonio heterosexual, incluido el derecho de adopción. España se convirtió en el primer país católico del mundo en aprobar una Ley semejante, y eso desató la furia de la Iglesia Católica que junto al Foro de la familia, organizó multitudinarias manifestaciones contra el Presidente socialista al que acusaban de destruir la familia. España abrió camino y muchos años después países con democracias mucho más antiguas y que presumen de libertades civiles, como Francia, Inglaterra o estados Unidos, han seguido este camino pero en 2.013. El colectivo gay español demostró ser uno de los más serios y mejor organizados del mundo y la fiesta del Orgullo en Madrid, un ejemplo a seguir hasta el punto de que se ha analizado desde muchos puntos de vista, incluido el económico.

Negocio para Madrid
Con la designación de Ana Botella como alcaldesa de Madrid se inició un movimiento del PP y la Conferencia Episcopal española para intentar 'menguar' las fiestas del Orgullo e incluso acabar con ellas por la vía del desprestigio. La alcaldesa intentó sacar el desfile del centro de la ciudad, hizo inspecciones en Chueca, se denunció ruido, suciedad y todo tipo de males. Tuvieron que recular y ahora el ayuntamiento de Madrid ha optado por el silencio, entre otras cosas porque las fiestas del Orgullo se han convertido en uno de los acontecimientos que más beneficios genera en la ciudad y no está la economía para bromas. Lo curioso es que los datos proceden de un estudio realizado por el propio Ayuntamiento de Madrid y el BBVA, instituciones nada sospechosas de progresistas, y el dato es durante los tres días de fiesta se generan casi medio millón de euros de beneficios para la capital de España y un incremento del 24% de consumo en comercios y locales de hostelería de las zonas cercanas a Chueca y el desfile.

Este año, protestas contra los recortes
La celebración del Orgullo Gay en Madrid estuvo a punto de "morir de éxito". No era fácil organizar un desfile en el que se llegó a congregar un millón de personas colapsando todo el centro de Madrid, pero el Colectivo de Lesbiana, Gays, transexuales y Bisexuales (FELGTB) y el colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (Cogam), supieron reconducir el evento y superar los ataques del Ayuntamiento de Madrid y la Conferencia Episcopal.

Este año el desfile del sábado cambia de recorrido, ya no irá de la Puerta de Alcalá a la Plaza de España, para disgusto de comerciantes y hosteleros de la Gran Vía. El recorrido es el mismo que se ha fijado para protestas sociales, desde Atocha hasta la Puerta de Alcalá, es mucho más diáfano y el ayuntamiento lo prefiere, pero  pasa frente al Ministerio de Sanidad y los colectivos organizadores del desfile han decidido aprovechar la jornada para denunciar los recortes sociales del PP, especialmente los recortes en Sanidad y la privatización de hospitales en Madrid.

Los organizadores detendrán el desfile durante unos minutos frente al Ministerio de Sanidad para hacer "un desnudo multitudinario" con el que denunciar los recortes del PP. En un comunicado de las organizaciones convocantes se explica que con esta acción se pretende "visibilizar el rechazo a las políticas sanitarias del actual Gobierno" y para defender un modelo sanitario "público, gratuito e inclusivo".