Apenas se ha completado el primer trimestre del año 2018 y los partidos políticos ya miran a 2019. Desde la ruptura del bipartidismo España vive en una constante campaña electoral. Cada movimiento se hace calibrando las consecuencias y con la calculadora en la mano. Las formaciones ya se han puesto el mono de trabajo para perfilar sus hojas de ruta y definir su estrategia de cara a las autonómicas y municipales de 2019. Podemos es uno de los que ya se ha puesto en marcha, literalmente. Y es que, el 7 de abril los morados celebrarán un evento en Madrid para presentar su precampaña: En Marcha 2019. El objetivo es enseñar a los militantes, inscritos y simpatizantes las líneas maestras del proyecto de cara a los comicios y arrancar la carrera con el mayor impulso posible. Esto, sumado a lo desvelado por el Consejo Ciudadano Estatal sobre el nombre con el que concurrirá Podemos ya esbozan los principales ejes de las diferentes campañas.

El 7 de abril arranca una serie de actos con inscritos para "ponernos las pilas"

El pasado enero la formación morada cumplió su cuarto aniversario, y lo hizo inmersa en la crisis más profunda desde su fundación. El desafío soberanista ha pasado factura a Podemos, un desgaste que ha cristalizado en un desplome en las últimas encuestas. Pero la erosión no solo es producto de la aritmética electoral. En el 2017 los críticos de Podemos han implosionado: desde la batalla entre Iglesias e Íñigo Errejón en Vistalegre II hasta la guerra por el control del tribunal de Garantías, pasando por Madrid y Ramón Espinar hasta llegar al juicio por el pacto con En Marea y el caso Dante Fachín. Se ha llegado incluso a confabular sobre el nombre de Podemos.

Varios medios de comunicación aseguraron que el partido se planteaba un cambio de nombre para frenar el desgaste. No obstante, tal y como El Plural confirmó, en modo alguno se barajaba semejante cambio de nomenclatura, sino que, al igual que ya ha ocurrido en varias citas electorales, la fórmula en la que concurrirán será fruto de la negociación con sus socios y una consulta. Ocurrió el 26J, donde se presentaron como “Unidos Podemos”; ocurrió el 21D, donde se presentó como En Comù-Podem; ocurrió en Galicia, donde se presentó la confluencia En Marea; y podría volver a ocurrir, pero Podemos seguirá llamándose Podemos.

El Consejo Ciudadano Estatal, reunido el pasado sábado, confirmó la información aportada por este periódico y anunció que en las próximas fechas preguntará a sus inscritos varios asuntos, entre otros, la nomenclatura en la que concurrirán.

La secretaría de Organización, con Pablo Echenique al frente, ha anunciado la voluntad expresa de Podemos de presentarse “en coalición con las fuerzas hermanas y con identidad propia a las elecciones europeas, autonómicas y municipales de 2019”. No obstante, matizan que “esta decisión corresponde tomarla a las bases de Podemos en cada territorio y en cada municipio”.  En consecuencia, “hemos decidido colectivamente preguntar al respecto a las diferentes Asambleas Ciudadanas territoriales”. Las cuestiones pivotan en torno a dos ejes: si presentarse o no con las “fuerzas hermanas” y si concurrir “con la palabra Podemos” en la papeleta. Por tanto, serán los inscritos los que decidan las siglas.

Iglesias apuesta por concurrir con las "fuerzas hermanas" y con las siglas de Podemos, pero preguntará a las bases

En Marcha 2019: explotar el descontento, tomas las calles

Una vez resuelto el acertijo del nombre, cabe profundizar en la estrategia morada. En abril arranca En Marcha 2019, cuyo objetivo es “ponernos las pilas e insuflarnos la energía que necesitamos para acometer el reto del cambio político con las máximas garantías”. “Organizaremos una serie de comisiones de trabajo que se concretarán en ambiciosos planes de acción que llevaremos hasta el último rincón de nuestro país de países y, por otro lado, se celebrarán diferentes conferencias en las que trataremos de reflexionar en común sobre los retos más inmediatos y el contexto político que nos toca afrontar”. En las entrañas de este proyecto se encuentra el objetivo de activar a las bases desde ya.

Todas estas maniobras responden a la estrategia fijada por Podemos el pasado enero para hacer frente al desgaste provocado por el vendaval en Cataluña. El informe elaborado por Iglesias durante las pasadas navidades y que le tuvo apartado de la esfera pública y mediática presentaba como conclusión que, para superar el desgaste desencadenado por el desafío soberanista, habría que recuperar la agenda social y aparcar la discusión territorial. Desde Podemos subrayan que "el bloqueo del problema catalán" ha provocado que solo se hable de ese tema y se tapen otros asuntos que afectan a la vida cotidiana de los ciudadanos, como la Sanidad, la precariedad del empleo o las pensiones. Por este motivo, Iglesias apremia a los suyos a situar estos asuntos, de nuevo, en la centralidad del discurso político: "El debate territorial es importante, pero éste no es ni el único ni el mayor problema de España, y queremos que se hable de aquellos otros que, además, afectan a la vida diaria de los catalanes y de todos los españoles", señalan fuentes internas. Y la calle se lo está poniendo fácil

En las últimas semanas los jubilados han tomado la calle por la “subida de mierda” de las pensiones en lo que ya se ha calificado como su 15M particular. Y su adversario a derrotar es muy concreto: el Partido Popular. El detonante ha sido una escueta subida de las pensiones del 0,25% que ha provocado una pérdida de poder adquisitivo superior a un punto porcentual y el recorte de hasta 350 euros al mes. El PP tiene un problema serio ya que los pensionistas constituyen su principal nicho. En este sentido, Podemos es uno de los partidos que pretende capitalizar el descontento generalizado del colectivo llamando a una “primavera de movilizaciones” y poniendo en valor las diferentes iniciativas parlamentarias presentadas en el Congreso al tiempo que subrayan que estás vetadas por la pinza PP-Ciudadanos.

El PP tendrá un problema muy serio (y electoral) si no se reconcilia con los pensionistas

“Portavoza” y feminismo

El pasado 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, el feminismo desbordó España. Unas 300 manifestaciones en más de 120 ciudades de la geografía española. Y Podemos estuvo en primera fila. No encabezando la manifestación, pero si erigiéndose como el partido que más ha visibilizado el asunto, con polémicas como la protagonizada por Irene Montero y su “portavoza”.

Los morados fueron los únicos que secundaron todas las acciones del 8M, tanto la huelga, como los paros como las manifestaciones. El PSOE secundó el paro convocado por los sindicatos (CCOO y UGT) y estuvo presente en la manifestación, Ciudadanos quiso teñirse de morado sin demasiado éxito y el PP en su línea, aunque Rajoy viró en el último momento por motivos electoralistas.

La propia Montero ha asegurado este lunes que el gobierno en la sombra tiene muy presente la agenda feminista y están estudiando cómo “podemos poner nuestro trabajo institucional al servicio del movimiento feminista”.

¿Por qué PP y Ciudadanos no secundan la huelga feminista del 8M?

El eterno retorno

Podemos trabajará en este 2018 en la construcción e instauración en el imaginario colectivo de un discurso en el que los morados se erijan como la única oposición frente al “bloque monárquico” conformado PP, Ciudadanos y PSOE. Para ello, abanderará las movilizaciones sociales (tal y como ha hecho desde sus inicios), de hecho, el propio partido incita a una “primavera de movilizaciones” para “echar a los corruptos y sinvergüenzas” del PP. Con los jubilados en pie de guerra por las pensiones, el movimiento feminista en su máximo esplendor y el calendario judicial de los de Mariano Rajoy servirán a Iglesias como punto de apoyo.