Al reloj de arena de la celebración de la moción de censura de Vox al Gobierno con Ramón Tamames como candidato ya le quedan pocos granos de arena. El anuncio de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, este lunes en el que ha fijado para el 21 y 22 de marzo el debate y votación de esta iniciativa ha encendido la cuenta atrás para este encuentro, que ha sentado de forma diferente entre las formaciones. Por un lado, la estrategia a seguir ante este proceso parlamentario ha dividido a los partidos del Ejecutivo y sus socios, que se fraccionan entre darle todo el empaque que un procedimiento democrático como este se merece o no dar voz a la ultraderecha. Sin embargo, lejos de las disputas de forma, todos los grupos parlamentarios sí concuerdan en el fondo con una reflexión sobre el objetivo de Santiago Abascal: embestir al Partido Popular.

Una moción "fracasada"

Esta semana han trascendido más detalles sobre cómo y cuándo se va a producir la esperada moción de censura de Vox. Esperada porque el partido de ultraderecha la ha registrado a finales del mes de febrero, casi tres meses después de haberla anunciado a bombo y platillo como símbolo de protesta contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Este lunes la presidenta de la Cámara Baja, la socialista Meritxell Batet, ha anunciado en una breve comparecencia ante los medios la fecha elegida para la reprobación pública: el 21 y 22 de marzo, primero con el debate y después con la votación. 

Entre las dudas que ha suscitado esta iniciativa ultra se encontraba la forma en la que se iba a producir. Si el candidato propuesto por Vox, el catedrático y exdirigente del Partido Comunista Ramón Tamames, iba a tener un espacio propio para no tener que subir escaleras, como finalmente se ha determinado, así cómo qué actitud iba a adoptar cada grupo parlamentario. Y es que esta máxima ha supuesto una brecha -otra más- en el seno de la coalición pero también con los socios, que han discutido qué estrategia seguir de cara a esta iniciativa, considerada por todos como innecesaria o incluso de "circo".

Posiciones distintas

Mientras ERC ha puesto encima de la mesa la posibilidad de alcanzar un acuerdo tácito para no intervenir en el debate y abandonar a los ultras a su suerte, el resto de partidos han tomado distintas posiciones. En este asunto se han manifestado dos jugadas: retratar la equidistancia de Alberto Núñez Feijóo ante la extrema derecha o no dar voz a Santiago Abascal. La primera opción es la preferida por el PSOE, que ha argumentado la necesidad de "no banalizar la política" frente a quienes lo han calificado de "esperpento", por lo que van a actuar "con todo el rigor y seriedad" con dos objetivos claros

En la otra posibilidad se encuentran la mayoría de las formaciones, sin contar al Partido Popular y al PdCat, que desde el primer momento confirmaron su ineludible participación. Sin embargo, lejos de las diferencias en cuanto a la forma, sí hay un consenso en el fondo ya que todos los grupos parlamentarios apuntan a la misma reflexión al intento de Vox de desbancar a Sánchez que han esgrimido los de Abascal. Y no es precisamente este. Y es que todos han concluido que esta moción no va dirigida al Gobierno sino a los populares. Un término al que no han llegado, al menos de forma pública, los de Feijóo.

Un embiste de Vox al PP

En las manifestaciones de los últimos días los grupos han dejado meridianamente clara su visión sobre la iniciativa ultra. Desde Compromís han celebrado el anuncio de la Cámara Baja con respecto a la fecha ya que "algunos han dicho por fin" y "se estaba haciendo bola". Eso sí, con dardo a Vox. "Deben de haber sido los más aliviados por que semana que pasa semana que las declaraciones de Tamames les produce sudores fríos", ha afirmado con sorna Joan Baldoví, quien ha asegurado que "tiene todas las intenciones menos las propias de una moción".

Tras manifestar todo el "respeto" de Compromís a Tamames y al Congreso, Baldoví ha sostenido que el principal destinatario de esta propuesta "no es el Gobierno sino el Partido Popular". "Esto va de lucha fratricida entre las derechitas cobardes y las derechonas heroicas. Solo queda una incógnita por despejar, y no es lo que va a hacer el PP, sino, si a la vista de las declaraciones de Tamames todos los diputados de Vox acabarán votando como presidente a este. Permítame que lo dude", ha manifestado.

"Inhabilitar el circo ultra"

En la misma línea se han manifestado los grupos minoritario, como En Comú Podem o PdeCAT, quienes han vertido sobre la moción calificativos como "derrotada", "patio de colegio" y "escaparate donde piden protagonismo" los de Vox. "No se lo vamos a dar. Queremos centrarnos en los problemas de la gente, ni ETA, ni Vox, ni Tamames", ha dicho la portavoz de los comunes Aina Vidal. Mientras, el catalán Genís Boadella ha confirmado que su intervención será "breve" y, sin adelantar posiciones, ha sostenido que no creen que "vaya a aportar mucho a prestigiar la actividad parlamentaria".

Gabriel Rufián, dirigente de ERC, ha insistido en su propuesta para evitar participar "del circo" de la ultraderecha ya que "es la mejor manera de inhabilitar lo que van a montar" y "por respeto". Sin embargo, y dada la resolución de su ofrecimiento, ha admitido que todavía tiene que consultar con el grupo qué postura tomar, es decir, si participar o no, ante "el bastante poco éxito" de su propuesta. Desde Unidas Podemos siguen sin tomar una decisión pero sí aseguran que el objetivo de Vox no es la coalición o Sánchez sino adelantar por la derecha a los populares.

"Moción de autolesión de las derechas"

Más incisivos se han mostrado desde Más País. En la rueda de prensa de este martes su portavoz, Íñigo Errejón, no solo ha tildado este mecanismo de "extraño" o "particular" sino que ha apuntado al "ridículo" que dice está comiendo Vox y especialmente su dirigente. "Este caso es particular y curioso ya que se dirige contra el PP, una moción de autolesión de las derechas. Es evidente que Vox está rozando y abocando al ridículo. La primera le quedaba grande, Abascal salió trasquilado... ahora hace una moción por candidato interpuesto, pero han elegido a la paradoja Tamames, no sabemos a qué partido representa", ha dicho.

Para Errejón, es una "magnífica noticia para los demócratas" que vaya a fracasar, como todo parece apuntar ante la falta de acuerdos. Así, ha asegurado que Vox es resultado del "rencor, odio y miseria moral nacida para hacer la pelota a los poderosos y ser cruel con los ciudadanos". "Va a ser un estrepitoso fracaso", ha sostenido sin confirmar cuál va a ser su papel en el Pleno. 

Cs y PP, en su senda

Sí saben su posición en Ciudadanos. Inés Arrimadas ha sostenido este martes que su intención es aprovechar la moción para explicar su modelo de país al tiempo que manifestar una "censura" al Gobierno de Sánchez, el cual dice "se lo merece" y ya debería haberse enfrentado a una. "Vamos a aprovecharla para mostrar el modelo de España y que se puede abrir otra etapa", ha sostenido la portavoz naranja, que con todo ha reconocido que "la alternativa no va a venir del pleno" de la semana que viene así como que "no hay persona que esté esperando más la moción que las elecciones".

En cuanto al PP, los de Alberto Núñez Feijóo no han cambiado su maniobra de mantenerse en perfil bajo aunque insisten en que es el "mejor balón de oxígeno para Pedro Sánchez". Así lo ha vuelto a manifestar su portavoz, Cuca Gamarra, quien ha confirmado que va a ser la encargada de intervenir en el debate.