Neutralizada Begoña Villacís, el Partido Popular se ha fijado otra estrategia para las elecciones autonómicas y municipales del próximo 28 de mayo. No es momento para la caza de grandes ejemplares como la vicealcaldesa de Madrid o Inés Arrimadas. En Génova se conforman, según ha publicado El Mundo, con objetivos menores, aunque en términos totales la cacería se cobraría un número suculento de víctimas. Los conservadores esperan atraer a su órbita a un total de 83 cargos de Ciudadanos. De manera que, al llegar a la primera cita electoral de este 2023, el número de incorporaciones del partido liberal se sitúe en las 250.

Desde los tiempos de Pablo Casado, en el Partido Popular han estudiado la manera de debilitar las filas de Ciudadanos. Tras el fracaso electoral de noviembre de 2019, los conservadores dan por amortizado al partido liberal. Durante el camino hasta este 2023, los naranjas han intentado por todos los medios sobrevivir, proceso de refundación mediante. Lo cierto es que la fuga de cargos a su derecha ha sido inevitable.

Hasta la fecha, según ha trasladado el propio PP, hasta un total de 166 cargos y excargos del partido liberal han sucumbido al influjo de Génova. Ciudadanos intenta contraatacar a este argumento aduciendo que un 95% de los integrantes de la formación han rechazado “la compra de voluntades” de los conservadores. Así se defendía el jueves la portavoz política naranja, quien garantizaba que los principios de su partido “ni se compran ni se venden”. Declaraciones que se enmarcan pocas horas después de la incorporación de Ruth Merino, ex portavoz de CS en Les Corts que dimitió a raíz de la guerra civil entre Arrimadas y Bal en las primarias, al equipo económico de Carlos Mazón, presidente de la sucursal popular en la Comunidad Valenciana.

A la caza del liberal

Coincidiendo con los últimos días de la campaña de las primarias de Ciudadanos, cuando la temperatura alcanzaba su punto de ebullición, se filtró un documento que maneja el Partido Popular, bautizado como el “informe Hervías”, con más de 200 nombres de la formación naranja. Un listado pormenorizado de futuribles sensibles al conservadurismo y que elaboró el que fuera hombre fuerte de Albert Rivera durante su breve instancia al frente de la fontanería de Génova.

Sobre este informe descansan los planes de la OPA que se prepara con esmero en la planta 7 de Génova 13. Tras la maniobra de estos últimos días, que ha motivado el descenso a los infiernos de una Villacís ávida por engrosar las filas conservadoras, ahora optan por aparcar la cacería de piezas valiosas como la de la vicealcaldesa o la ex presidenta de Ciudadanos Inés Arrimadas. En el PP consideran que es momento de dedicarse a la caza menor, de ampliar sus huestes locales y regionales con la adhesión de 83 cargos “antes del 28M”, hasta llegar a la cifra de 250 fichajes liberales desde que se desatara la crisis en las Ventas.

Los problemas crecen en Ciudadanos. La nueva dirección tiene infinidad de frentes abiertos y ninguno de ellos cuenta con una solución asequible. Este escenario ha provocado, según publica El Mundo aludiendo a fuentes del entorno de Alberto Núñez Feijóo, un importante número de cargos de CS hayan pedido el flotador para salvar su vida política y estirarla bajo el paraguas de seguridad que transmite la organización popular. Intramuros del cuartel general del PP se habla de “un goteo continuo” de nombres de la segunda fila del partido liberal que han llamado al timbre de Génova 13. “Ese número va a crecer exponencialmente”, auguran.

“El talento tiene la puerta abierta”. Al menos es la postura que la dirección del partido repite tanto en público como en privado. Tras Ruth Merino, recién anunciada este pasado jueves, recalará en la maquinaria municipal del PP la que fuera vicealcaldesa de Zaragoza, Sara Fernández, que se integrará en el ticket que encabeza Natalia Chueca para el Consistorio maño. No obstante, hay quien ya optó por saltar a los brazos de los conservadores, como Ignacio Gragrera, regidor de Badajoz que llegó al cargo impulsado por Ciudadanos.

En cualquier caso, desde el Partido Popular remarcan que no son ellos los que están “llamando a la puerta”, en un intento por distanciarse de la estrategia que puso en marcha Pablo Casado para la “reunificación del centro derecha”. “Tenemos máxima disposición, pero no vamos a ir casa por casa nosotros haciendo negocio de un partido en descomposición”, resuelven en las altas instancias del cuartel general del PP.