Los británicos suelen decir que la ausencia de noticias es síntoma de que la cosa marcha bien. Un dicho – no news good news- que podría usarse como termómetro de la enésima tentativa de PP y PSOE para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) tras otros tantos descabalgamientos de los conservadores tanto con Pablo Casado como con la actual dirección de Alberto Núñez Feijóo. Desde que los socialistas aceptaron la intermediación de Bruselas, es la primera vez que las conversaciones entre los principales partidos del arco parlamentario no dan pie a la especulación. Nadie da nada por sentado y es en esos momentos cuando más próxima ha estado la resolución del bloqueo. No obstante, Moncloa juega su baza con la reforma del sistema de elección de los jueces y la confección de una negociación global e indisoluble de varias instituciones.

Hay quien en fueros socialistas desliza que esta tentativa marcará el futuro no sólo del órgano de gobierno de la judicatura, sino también del propio Feijóo. En Ferraz manejan la tesis de que la postura que adopte Génova al término de la negociación clarificará “quién manda en el Partido Popular”. Sánchez se lo dejó claro al líder de la oposición en la sesión de control de este miércoles: “Nosotros vamos a garantizar que se cumpla la Constitución y lo haremos con o sin el Partido Popular”. Ultimátum camuflado de recordatorio, pues el 30 de junio caduca la oferta para una negociación a la que Feijóo se abrió en los pasillos del Congreso, antes del pleno: “Lo vamos a intentar”.

El aviso del presidente del Gobierno podría suponer un fuerte incentivo para que el Partido Popular no sólo se siente a negociar sino también a sellar el acuerdo definitivo. En un supuesto escenario en el que los puentes entre los agentes del bipartidismo volasen de nuevo, dan por sentado que Sánchez acometería la reforma de las mayorías para elegir a los jueces del Supremo, neutralizando la influencia conservadora -aun con minoría- en el órgano de gobierno de la judicatura y otras cuestiones devengadas del Poder Judicial. El jefe del Ejecutivo se guarda esa carta en la manga para exhibir posición de fuerza en la negociación frente a un Feijóo que está entre la espada y la pared. Al menos en el corto plazo.

Negociación ómnibus

Por el momento, tanto el Partido Popular como Moncloa se han abonado al hermetismo habitual a este tipo de cuestiones, lo cual se interpreta como síntoma de que la negociación está en marcha. Las partes esperan una reunión inminente en Bruselas, con la mediación de la Comisión Europea. Mientras tanto, los inputs que llegan desde ambas facciones son positivos y la lectura que extraen dirigentes socialistas es que hay elevadas probabilidades de -por fin- desbloquear el órgano de gobierno de los jueces. No obstante, la dureza de Sánchez en la sesión de control generó incomodidad entre los mandos conservadores, quienes recriminan en privado que si buscas un acuerdo no sacas a relucir la supuesta falta de liderazgo de Feijóo en público al mencionar a “Aznar, Ayuso y Abascal”.

En paralelo, el Gobierno se guarda otro comodín en la manga. Según adelanta El País, el equipo de fontanería de Moncloa, encabezado por el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, está preparando una negociación ómnibus para renovar órganos sobre los que el PP ha tenido una influencia que ahora podría perder si vuelve a torpedear el acuerdo para reformar el Poder Judicial. En este pack entrarían instituciones como el Banco de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la Comisión Nacional de la Competencia (CNMC), Radio Televisión Española (RTVE) y la futura Comisión Nacional de Energía. Los conservadores planteaban la nueva confección de estos organismos por separado, pero la nueva jugada del Gobierno pasa por el todo o nada. Un órdago a la grande que el Partido Popular tendrá que aceptar si no quiere perder su influencia en estas instituciones.

Prueba de fuego para Feijóo

Génova evita delimitar sus líneas rojas en público, pero he aquí donde emerge el elemento disruptor de cada negociación con el PSOE. El miércoles, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, puso la primera miga de pan en el camino de Feijóo. “Si no se cambia el sistema de elección será un auténtico desastre. El PSOE engañará nuevamente”, expuso la baronesa conservadora y fiel cabecilla de la facción más dura del PP, junto a la constante tutela de José María Aznar desde fuera del partido.

Palabras que Sánchez utilizó en contra de Feijóo en la sesión de control, recordando que en cada ocasión en la que el PP se ha abierto al acuerdo, han salido a la palestra “sus jefes, Aznar, Abascal y Ayuso”. “Y dicen que ni se le ocurra”, precisó el jefe del Ejecutivo, cuestionándose por la versión de Feijóo con la que se iba a encontrar. De ahí que las tesis socialistas conciban esta nueva partida como la prueba del algodón definitiva para esclarecer quién ostenta el poder real en Génova 13.

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