Tiempo de campaña. Momento para la grandilocuencia. El expresident de la Generalitat y candidato de Junts a las elecciones catalanas, Carles Puigdemont, lanzó un mensaje a Moncloa y Ferraz. Gobierno y PSOE “ya saben cuáles serían las consecuencias” en el caso de que Salvador Illa y el PSC eviten en un Govern de signo independentista y dirigido por él mismo. Amenaza que en el gabinete de Pedro Sánchez no se toman en serio. Óscar Puente ha restado importancia a la advertencia que lanzó el neoconvergente desde El Nacional, encapsulándolo en el periodo electoral.

El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible ha diluido el mensaje en forma de aviso de Puigdemont. Amagó con retirar el apoyo al Gobierno en un escenario similar al del Ayuntamiento de Barcelona tras las pasadas elecciones municipales. Si no hay Govern independentista por el PSC, se cierra el grifo, advirtió el expresident de la Generalitat en una entrevista concedida a El Nacional. En Moncloa no ven con claridad el órdago, sabedores de que no hay otra opción posible para preservar el diálogo entre el Estado y Cataluña. O Sánchez o el tándem Feijóo y Abascal. Una disyuntiva que turbaría la tregua, a la par que inflamaría de nuevo el debate público en un momento donde la Generalitat está sacando tajada de la relación de conveniencia.

Puente ha verbalizado la postura de Moncloa, a su modo. “Yo tengo muchas dudas de que eso vaya a ser así”, ha deslizado el ministro en un desayuno informativo organizado por Europa Press este lunes. El titular de Transportes no vislumbra un “escenario mejor” para el independentismo, aunque entiende que haya sectores que se dejen llevar por los cantos de sirena y las “ilusiones” propias de la precampaña. “Sinceramente, no lo veo”, ha apostillado.

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En paralelo, el candidato de los Comunes a las elecciones europeas, Jaume Asens, ha abundado en la dicotomía. El que fuera portavoz morado en el Congreso, se ha abonado a la tesis planteada por Óscar Puente. “O se entiende con el Gobierno de coalición o con PP y Vox. Tiene que entenderlo”, ha expuesto el dirigente catalán, al tiempo que instaba a las fuerzas del espacio progresista un “esfuerzo” conjunto que evite que la derecha y la extrema derecha gobiernen.

Órdago de Puigdemont

Ninguno de los dos miembros de la coalición quieren el all in del expresident. Puigdemont aprovechó este domingo el espacio que le cedió El Nacional para mandar el aviso a navegantes, sustentado en parte por la presión que ejercen los neoconvergentes en Madrid, a quienes no le tembló el pulso para tumbar su propia ley de amnistía en la primera tentativa. Junts llevó a los límites la negociación, como ya hiciera con los decretos del escudo social. Dos match ball salvados por el Gobierno, aunque advierte que en el futuro no será igual.

El candidato de Junts no quiere maniobras a tres bandas del PSC con Comunes y el Partido Popular. “Si Illa hace un Collboni, ya sabe cuáles son las consecuencias”, verbalizó el expresident, aludiendo a los pactos postelectorales tras el 28M. Puigdemont se aferra a la idea de que “nadie entendería” que el escenario municipal se extrapolase al Parlament de Cataluña. Cree que no tendría sentido insistir en el apoyo a “una persona que no ganó las elecciones” como Pedro Sánchez y que, a la postre, es presidente gracias a los votos de Junts.

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El expresident catalán sugiere que en Moncloa ya saben las “consecuencias” que arrastraría la intromisión del PSC en un potencial Govern independentista. No obstante, Puigdemont subraya que sus preocupaciones no se circunscriben a sus siglas, sino a la futura relación con un partido -el PSOE- que “no cumple o que no respeta unos mínimos”. “No podríamos ir muy lejos”, precisaba el eurodiputado. A pesar de todo, no ha contemplado que el PSC conforme un Ejecutivo progresista con ERC y los Comunes, porque está convencido de que el 12M arrojará una “mayoría suficiente” para que la Presidencia recaiga sobre un perfil independentista. “Illa necesitaría una mayoría absoluta muy grande”, ha sentenciado.

Con todo, Puigdemont rehúye de los augurios de las encuestas, que alejan la ensoñación soberanista de manera paulatina. La totalidad de la oferta minimiza las opciones de que el Govern recaiga sobre neoconvergentes y republicanos, con el apoyo externo de la CUP: No obstante, eso sí, estos estudios sí dibujan un panorama postelectoral espinoso para los socialistas, que deberán llamar a la puerta de los Comunes, pero también de la derecha y la ultraderecha nacionalista.

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