El expresident de la Generalitat y candidato de Junts a las elecciones catalanas del próximo mes de mayo, Carles Puigdemont, ha confirmado en Rac1 que abandonará la “política activa” en el caso de no ser investido como jefe del Ejecutivo autonómico. “No me veo en absoluto como líder de la oposición”, ha verbalizado ante las ondas de la radio pública catalana, en la primera entrevista que concede desde el pasado verano.

Carles Puigdemont volverá a Cataluña y lo hará para el debate de investidura tras las elecciones al Parlament del próximo 12 de mayo. Gane o pierda, sea el candidato a la investidura o no, el expresident confirma que estará en la Cámara autonómica para esa jornada. También ha despejado alguna que otra duda en el largo plazo. Sí estará en el debate, pero no se quedará como líder de la oposición. El cabeza de cartel no se ve en otro lugar que no sea la cima de la Generalitat y por eso, ante los micrófonos de Rac1, ha avanzado que dejará la política en caso de no recuperar el bastón de mando en la región.

Volveré a Cataluña el día del debate de investidura. Es un acto más de país que de partido, fuera de contexto electoral y con sentido institucional”, ha deslizado este martes, tras un recordatorio de que en 2017 se marchó en calidad de president destituido por la activación del artículo 155 de la Constitución. Puigdemont ha remarcado que su regreso “no puede ser” -y de hecho, no será- un acto “al servicio de una estrategia electoral”; precisando que, aunque la ley de amnistía entrara en vigor antes del 12 de mayo, no pisará su tierra hasta que se celebre el debate de investidura.

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En el acto donde confirmó su candidatura a presidir la Generalitat, Puigdemont ya avanzó que su vuelta a España no podía constituir un acto de “provocación” o “una gamberrada”. “No me haré un selfie en Figueres y vuelvo. Para mí es muy serio. Tampoco haré aparición magistral en el mitin final de Barcelona aunque pudiera”, ha redundado este martes, subrayando que su presencia está garantizada única y exclusivamente para el debate de investidura. Sin condiciones.

Posible detención

En el horizonte del candidato de Junts aún sobrevuela la amenaza del arresto, máxime después de que el Tribunal Supremo emitiera el lunes una orden internacional de investigación por la causa de Tsunami Democràtic, en la que figura como investigado por presunto delito de terrorismo. Sin embargo, Puigdemont constata que su preocupación no es mayor por esta causa en concreto. Entre tanto, el candidato ha instalado su centro de operaciones en el sur de Francia, desde donde dirigirá la campaña electoral y aparecerá de forma presencial. Al menos, en su planificación inicial.

En cualquier caso, el expresident confía en que la ley de amnistía le proteja también de la causa de Tsunami Democràtic. Justifica que, en la nueva redacción, la que validó el Congreso hace unas semanas, no tiene el “agujero” que tenía la inicial. “Con la que votamos que no el 30 de enero podría haber pasado”, ha deslizado.

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Pinza barcelonesa

Aún queda tiempo para arrancar la campaña, pero es el momento de la especulación propia de la demoscopia. En este ámbito, interrogado por la posibilidad de una reedición de la pinza del Ayuntamiento de Barcelona, donde ganó Junts el pasado 28M, pero el PSC maniobró para quedarse con el bastón de mando, Puigdemont estima que los socialistas catalanes “sabrán lo que tienen que hacer” en caso de que los neoconvergentes venzan el 12M. “Lo que hicieron en Barcelona es legítimo, pero tiene un punto de traición, nos decían otra cosa horas antes y eso ahora tiene consecuencias”, ha puntualizado.

No obstante, el candidato ha deslizado que carecería de “sentido” que repitieran estrategia si en Madrid apoyan al Gobierno de coalición, dado que sería “poner palos a las ruedas a la voluntad de los catalanes”. “Igual se apoyan en el PP y siguen en el poder. Lo que no haremos es negociar con el PSC. Allá ellos con su responsabilidad”, ha continuado un Puigdemont que sólo desea “mayoría” en el Parlament “si es independentista”. De este modo, cierra la puerta a un pacto tripartito con los socialistas catalanes.

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