El curso político de 2025 ha arrancado con mucha intensidad después de unas primeras sesiones parlamentarias en las que se han cruzado más que palabras. Mientras que el Gobierno tenía intención de arrancar el año sin demasiados sobresaltos con la aprobación del decreto ómnibus con medidas sociales, el PP truncó ese deseo mostrando su rechazo en la primera votación alegando la magnitud de la medida, que aunaba asuntos tan dispares entre sí como las bonificaciones al transporte público, el envío de ayuda a los damnificados por la DANA o la entrega de un palacete de legítima pertenencia del PNV en territorio francés. Todo ello, para votar a favor a un decreto parecido a la semana siguiente, en una segunda ronda en la que ya no era necesario su voto a favor al contar con el apoyo de Junts, laminando la credibilidad de los de Feijóo después de provocar el retraso en la aplicación de ciertas medidas sociales de importancia para la ciudadanía española.
Mientras tanto, Vox hacía las veces de catalizador de la extrema derecha europea en el evento Patriots, con figuras como Marine Le Pen o Viktor Orbán presentes junto a Santiago Abascal, y el Gobierno veía cómo dos de sus pesos pesados, Yolanda Díaz y María Jesús Montero, escenificaban un desacuerdo al respecto del tributo de Hacienda para el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que con su reciente subida, deja de estar exento de pasar por el fisco. Pedro Sánchez, por su parte, intervenía recientemente en un foro en el Vaticano abogando por aplicar gravámenes extraordinarios sobre las fortunas de los "superricos".
Otro de los frentes abiertos de este comienzo de año ha sido la vivienda, con los diferentes partidos realizando propuestas afines a sus líneas políticas para afrontar un problema de primer orden que ya afecta a millones de personas en España, especialmente a los jóvenes. Sánchez, junto al presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, optó por reivindicar la Ley de Vivienda, mientras que desde el Partido Popular, Feijóo y compañía enarbolan el relato de liberalizar mayores cantidades de suelo y construir más pisos, en lo que sería una maniobra similar a una de las causas de la anterior crisis inmobiliaria.
Con este telón de fondo, estos serían los resultados de unos hipotéticos comicios celebrados a día de hoy, sábado 15 de febrero:
Para elaborar estos datos, ElPlural.com ha consultado diferentes sociométricas y las ha evaluado haciendo una media. Actualmente, el PP sería el ganador de las elecciones con 142 escaños, seguido de cerca del PSOE con 124. Vox se asentaría cómodamente como tercera fuerza, con 41 parlamentarios, y a amplia distancia estaría Sumar como cuarta fuerza, con diez. Podemos cerraría el top 5, con 5 escaños. El resto de formaciones, incluyendo partidos minoritarios como Se Acabó La Fiesta o las formaciones independentistas, computarían unos 29 escaños entre todos.
Este dibujo parlamentario complicaría la mayoría progresista y de socios que existe actualmente en el Congreso de los Diputados, y haría posible un hipotético pacto entre el PP y la formación dirigida por Santiago Abascal. No obstante, cabe tener en cuenta que las relaciones entre estos dos partidos se encuentran sobre el alambre, después de que el año pasado rompieran sus gobiernos autonómicos por diferencias irreconciliables y de que el PP haya optado por acercarse, aunque con mucha cautela y sin olvidarse de su fondo neoliberal, a algunas cuestiones sociales como la vivienda.