El exministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, ha sido detenido esta mañana por agentes de la Unidad Central Operativa (UCO). Aunque la Operación Erial le ha pillado a primera hora en su casa, a donde ha acudido la Guardia Civil, no se puede decir que le haya pillado por sorpresa porque el expresidente valenciano lleva meses en el punto de mira de los investigadores, protagonista habitual y colateral en los informes de la UCO sobre los grandes casos de corrupción que afectan al Partido Popular.

La Operación Erial, en principio, no está relacionada con los casos de corrupción en los que Zaplana aparecía citado: Púnica y Lezo. En este caso, habría que remontarse a su etapa como presidente de la Generalitat valenciana y a la adjudicación de la zona 6 del Plan Eólico de la Comunidad Valenciana, que fue a parar a Vicente Cotino, sobrino del exconseller Juan Cotino, que también ha sido detenido en la Operación. Zaplana habría sido descubierto repatriando dinero negro procedente de las mordidas de aquella época.

Sin embargo, su presencia en las tramas de corrupción del Partido Popular, aunque de manera discreta, era una constante. Un informe de la UCO de finales del año pasado le sitúa en el núcleo de la trama Púnica y de los tejemanejes de Alejandro de Pedro, el hombre encargado de las reputaciones online de numerosos dirigentes del Partido Popular.

“Amigo de Eduardo Zaplana”

En los correos electrónicos que incluye ese informe, se puede leer como De Pedro presume de ser “amigo de Eduardo Zaplana” para realizar contactos, por ejemplo, con el Ayuntamiento de Elche para empezar a poner “la maquinaria al cien por cien” para trabajar la reputación online del Gobierno local.

El informe también incluye una carta dirigida a Alberto Fabra, entonces presidente de la Comunidad Valenciana, que arranca con esta frase: “Por indicación de nuestro común amigo Eduardo Zaplana paso a comentarte el trabajo que mi compañía viene realizando en la Comunidad Valenciana”.

Reputación gratis

Esas cartas de presentación serían solo la punta del iceberg, porque la UCO sospechaba que De Pedro estaba realizando la reputación online de Zaplana de manera gratuita a cambio de sus mediaciones. De hecho, dentro del informe se incluye un proyecto realizado por la compañía Eico para crear las webs www.eduardozaplana.es y www.eduardozaplana.com .

Eso sería la avanzadilla de los negocios de Zaplana en la trama, porque en otro correo, De Pedro da indicaciones para crear una sociedad “con Zaplana donde él ya ha marcado quién va como socio. El reparto es 50% él, 50% nosotros”. Y señalaba que “en cualquier caso, registralmente no puede ligarse ni la empresa de Zaplana con Eico ni con Madiva”.

Naturaleza encubierta

Además de creer que la reputación online le salía gratis, la Guardia Civil pensaba que a Zaplana “le habría dado participación en los protefctos empresariales que tenía en marcha en Sudamérica”, al igual que Javier López Madrid. “Todo parece indicar que se reservaba algún papel a Eduardo Zaplana, considerando que Alejandro [De Pedro] le daba cuenta de los pasos que iba a seguir en sus contactos con autoridades en países como Panamá, Brasil, Guatemala…”.

Con esos mimbres, la Guardia Civil ya aseguraba que la participación de Zaplana en los negocios de la trama era “evidente” y que “llama la atención que la participación de Eduardo Zaplana fuera de naturaleza encubierta, desconociendo el trasfondo del conflicto de intereses que pudiera existir en este aspecto”.

Tráfico de influencias

La Guardia Civil también habla de “tráfico de influencias” para referirse a los “repetidos contactos con Eduardo Zaplana de quien perseguían que les beneficiase en procesos de licitación de la construcción de colegios a favor de David Marjaliza”, el considerado cerebro de la trama Púnica junto a Francisco Granados, aunque colabora con la Justicia desde 2015.

Sin salir de la Púnica, uno de los momentos más sonados de Zaplana fue su mediación para que Alejandro de Pedro tuviese una reunión privada con Ana Botella cuando era alcaldesa de Madrid. Un encuentro celebrado en la casa de los Aznar en Marbella que se gestó también gracias a que Botella fichó a Elena Sánchez, jefa de gabinete de Zaplana en el Ministerio, para que llevase su comunicación en el Consistorio madrileño.

Todo queda reflejado en otro informe de la UCO, de noviembre de 2017, en el que la Guardia Civil llega a la conclusión de que Zaplana “habría mantenido conversaciones con Ana Botella y Alejandro de Pedro para que éste presentara su propuesta de servicios de reputación online a la exalcaldesa”. “A tenor de estos hechos se le considera a juicio policial responsable de delitos de tráfico de influencias”, señalaba la UCO.

Las grabaciones con González

La guinda morbosa la pusieron sus grabaciones en el marco de la Operación Lezo. Zaplana fue uno de los que pasó por el despacho de Ignacio González en la calle Alcalá para escuchar sus desahogos, pero también para fomentarlos. Cuando González tachaba de “hija de puta” a Esperanza Aguirre, él era quien se burlaba de su labor “como concejal, yéndose con los calcetines a la Gran Vía a decir que la valla es cutre. Eso no es estar en política, es hacer el ridículo, es que se la toma la gente ya a coña”.

En Lezo no protagonizó tantos informes como en Púnica, aunque el juez Eloy Velasco, cuando envió a prisión a Ignacio González, relación a Zaplana con los intentos del expresidente madrileño de blanquear dinero de comisiones ilegales. Precisamente, el delito por el que ahora ha sido detenido.