La Fiscalía, no obstante, ha precisado que esperará al resultado de las declaraciones de los testigos derivadas de toda la documentación incautada, antes de decidir si se imputa al duque de Palma.

Los agujeros que no justifican las facturas
La investigación sostiene que las facturas de Nóos que justifican los gastos ocasionados por la celebración, durante dos días, de los congresos en Baleares, “aún dándolas a todas por buenas, no cubren ni con mucho la justificación de lo recibido”. El socio de Urdangarín, Diego Torres, exadministrador y luego presidente del Instituto Nóos tras la salida del duque, y hasta ahora el único imputado, presentó tan solo justificantes por valor de 800.000 euros, de los que 150.000 euros eran gastos que nada tenían que ver con los actos del primer evento organizado en 2005. Por el segundo contrato de 2006 Nóos percibió 1,08 millones, pero dejó otro medio millón sin justificar. Y eso a pesar de que la investigación sostiene que se falsificaban e hinchaban las facturas, como contó ELPLURAL.COM este miércoles.

Seis sociedades
La Fiscalía desvela la existencia de hasta seis sociedades mercantiles a las que el Instituto Nóos encargaba trabajos para la organización de los congresos que había contratado con el Gobierno del PP en Baleares en aquellas fechas. Entre esos trabajos figuraba la redacción de una ponencia realizada por un hermano de Iñaki Urdangarín.

Desvío de fondos a un paraíso fiscal
Como novedad en este caso, la investigación señala la existencia de una compañía supuestamente propiedad del socio de Urdangarín que desvió fondos públicos captados pro Nóos hacia Belice, considerado un paraíso fiscal. El diario Público fija esa cifra en 300.000 euros.

El Valencia Summit pagado por la Generalitat de Camps
El supuesto entramado urdido por Urdangarín con Diego Torres no solo operó en Baleares. Habría conseguido antes, presuntamente, los favores del Gobierno de Francisco Camps en la Comunidad Valenciana. El Instituto Nóos recibió de la Generalitat un total de 1,7 millones de euros tras la firma de dos contratos. Uno de ellos, para la celebración del Valencia Summit -un encuentro sobre el deporte-, por valor de 1,3 millones fue pagado a lo largo de tres años. El segundo, por otros tres millones, no llegó a ejecutarse, pero el instituto percibió 382.000 euros.

La oposición en Valencia ya ha exigido al actual Gobierno valenciano que preside el popular Alberto Fabra, la documentación sobre esos contratos para llevarlos a la Fiscalía. No es la primera vez que lo hacen, en 2010 lo pidieron a la Administración de Camps, que no les permitió el acceso a esos contratos.

Eduardo Inda, testigo de ese evento
El periodista de El Mundo Eduardo Inda, que ha seguido de cerca la investigación, en declaraciones ayer en Al Rojo Vivo de laSexta, contó que él fue uno de los participantes en el evento organizado por el Instituto Nóos, el Valencia Summit, por el que, según dijo, no recibió ningún ingreso, y, además, explicó que lo que vio en la realización de ese evento no justificaba la cifra del 1,3 millones pagados a Urdangarín y a su socio. "Ninguno de los participantes cobramos", subrayó preguntándose en qué se empleó la subvención recibida.

La Sindicatura de Cuentas amonestó a Camps
Ya en 2005 y 2006 la Sindicatura de Cuentas valenciana, el órgano que fiscaliza el gasto público en esa comunidad, censuró a la Generalitat por el convenio suscrito con el Instituto Nóos para la celebración del Valencia Summit, un evento sobre turismo y deporte que Urdangarin exportó luego a Baleares. Pero la Generalitat ignoró a la Sindicatura.

El traslado de los duques de Palma a EE.UU.
En 2009, cuando el matrimonio formado por la Infanta Cristina y Urdangarín se marchó a EEUU, ya sobrevolaban las sospechas sobre los negocios del duque. La Casa Real alegó entonces que el cambio de domicilio de la pareja se debía a compromisos profesionales de Iñaki Urdangarín.

El palacete de cinco millones en Barcelona
Una de las señales que hicieron saltar las alarmas sobre los negocios de Urdangarín fue la compra de un palacete, siete años después de la boda de la pareja, en una exclusiva zona de Pedralbes, en Barcelona. Seis millones de euros por 1.200 metros cuadrados, compuesto por dos casas pareadas y con cerca de 1.300 metros cuadrados de jardín.