45 días fue lo que duró el mandato de Liz Truss al frente de Reino Unido. Apenas seis semanas es lo que se ha mantenido en vigor el resultado que salió del último proceso de primarias en el Partido Conservador británico, en el que la ya ex primera ministra salió vencedora en el último duelo frente a Rishi Sunak con una clara diferencia de 20.000 votos. Los tories pronto perdieron la confianza en la conservadora y no tardaron en pedir su cabeza, sobre todo después de la presentación de su polémico plan fiscal que englobaba una rebaja generalizada de impuestos, y exigían un nuevo líder. Fue el pasado jueves cuando Trus tiró la toalla, convocó a los medios en Downing Street y aseguró que no podía seguir con el mandato. Tras ello, la búsqueda de un nuevo líder y primer ministro, con una posible vuelta del polémico Boris Johnson.

En un contexto de caos político y económico sin precedentes recientes, con la libra esterlina en mínimos, el mercado revolucionado y una inflación que superó el 10% en septiembre se dibuja el panorama de este fugaz gobierno que ha terminado en dimisión y requiere un nuevo líder. Estas cuestiones, principalmente tras el anuncio de eliminar el tipo marginal del 45% que gravaba los ingresos por encima de 150.000 libras, desembocaron en una agresiva reacción los mercados y ello obligó al Banco de Inglaterra a intervenir para evitar un riesgo sistémico, obligando a su vez esto a la rectificación de la primera ministra.

Este fue sin duda el punto de inflexión más marcado que tuvo la reputación de Liz Truss, que a partir de ahí empezó a caer empicado, hasta dentro de sus propias filas. Pero su mandato ya no empezó con buen pie, y es que apenas unos días después de haber recibido el beneplácito de la reina Isabel II, tuvo que hacer frente a la mayor operación policial y desafío logístico para rendir homenaje y despedir a la que había sido monarca del país durante los últimos 70 años.

Seis semanas después de haber llegado al poder y haber intentado salvar su cargo con la destitución de su ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, Truss no pudo más tras la dimisión de su ministra del Interior, Suella Braverman, y el caos generado en el grupo parlamentario conservador. Ahora, después de su dimisión, el Partido Conservador tiene que elegir a su sustituto. Será esta próxima semana cuando los tories elijan al sucesor, quien necesitará al menos cien votos de parlamentarios conservadores.

Si más de un candidato supera este umbral, se someterá a los miembros conservadores en una votación en línea, y el nuevo primer ministro saldrá elegido de tal votación. Pero, ¿quién se postula como próximo primer ministro británico, el quinto en poco más de seis años?

Los posibles sucesores de Truss

Según el diario británico The Guardian, los candidatos que más suenan para sustituir a Truss son Rishi Sunak, el segundo candidato más votado en las últimas primarias, y Penny Mordaunt. También se especula que en la quiniela jueguen Suella Braverman y Kemi Badenoch. Pero The New York Times añade otra figura, Ben Wallace, y The Times otra, el ex primer ministro y cesado Boris Johnson.

Rishi Sunak es exministro de Economía y fue el candidato más popular en la contienda que terminó perdiendo frente a Truss en una segunda vuelta. Ahora se vuelve a postular como favorito, aunque los dirigentes leales a Johnson mantendrían su oposición. Como segunda opción más favorable se encuentra la de la exsecretaria de Defensa, Penny Mordaunt. Se trata de una apasionada defensora de la salida de Reino Unido de la Unión Europea y que se quedó a las puertas de la segunda vuelta de las primarias celebradas el pasado verano.

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Por su parte, Ben Wallace, secretario de Defensa, que ha salido de estas semanas turbulentas en Reino Unido con una credibilidad reforzada, podría también llegar a ser premier; así como Kemi Badenoch, secretaria de Estado de Comercio Internacional. Y, por último, la más sorprendente e inesperada figura que podría habitar en Downing Street sería la de Boris Johnson, que se vio obligado a abandonar su cargo el pasado mes de julio por la serie de escándalos que lo envolvía. Podría volver a estar interesado en volver al cargo y habría conservadores que lo apoyarían con su confianza.

Adelanto electoral, otra opción

Aunque de momento no se contempla en el Partido Conservador, ya que tiene su reputación notablemente mellada y sería perdedor en unas hipotéticas elecciones, tal como apuntan las encuestas, otra opción es un adelanto electoral. Los próximos comicios están previstos para finales de 2024 o principios de 2025 y la oposición llama a anticiparlos ante este descontrol en el seno del Partido Conservador.

El líder de los laboristas, Keir Starmer, no ha desperdiciado la oportunidad para señalar que, en su opinión, “después de doce años de fracaso conservador, el pueblo británico se merece algo mucho mejor que esta puerta giratoria de caos”. Además, ha añadido que los tories no pueden seguir “removiendo a la gente en la cima sin el consentimiento del pueblo británico”.

No solo los laboristas, sino también el SNP o los verdes solicitan que se convoquen elecciones antes de colocar a un político conservador en el número 10 de Downing Street.