La primera ministra británica, Liz Truss, ha presentado su dimisión este jueves. La sucesora de Boris Johnson solamente ha aguantado 44 días en el cargo tras llevar a cabo una política fiscal que había puesto contra las cuerdas a Reino Unido y que había provocado una crisis casi sin precedentes dentro del país en tiempo récord.

"No puedo continuar el mandato que me fue encomendado por el partido. He telefoneado a Carlos III para comunicarle mi decisión de abandonar el liderazgo del partido conservador. Continuaré en el cargo durante el período de transición. Gracias", se ha limitado a decir en un escueto discurso pronunciado a las puertas de Downing Street.

44 días en el cargo y una crisis sin precedentes

La sucesora del que fuera promotor del Brexit ha resistido en el cargo apenas dos días desde la última vez que prometió quedarse en el mismo. Por aquel entonces, se limitó a pedir “perdón” y asumió haber ido “demasiado rápido” con sus iniciativas. Obligada a tener que dar marcha atrás en algunas de las medidas fiscales, defendió a ultranza un modelo de “impuestos bajos”. El modus operandi de la política ha estado asimismo basado en recortes por valor de 45.000 millones de euros y ha dejado como resultado un valor mínimo histórico de la libra.

Han sido varios los miembros de su equipo que han caído con ella, bien por cuenta propia o bien empujados por la propia ministra. En esta línea se encuentra el hecho que, presumiblemente, podría haber terminado de dar pie al adiós de Truss, la dimisión de la responsable de Interior, Suella Braverman. Pero antes de ella fue Kwasi Kwarteng, ministro de Economía y principal precursor del plan de recortes fiscales. La situación, en cualquier caso, se tornaba ya insostenible, puesto que las críticas no cesaban ni dentro de su formación ni en la sociedad misma.

Así las cosas, desde su propio grupo eran cinco los diputados conservadores que pedían su marcha. Con todo, y pese a que ella se había mostrado hasta hace pocas horas “concentrada en trabajar para los británicos”, ha terminado por atender a la petición que sonaba desde todos los rincones del país. De hecho, y aunque se demostró hace apenas dos días capaz de poder reconstruir el escenario económico, Truss asumió que tardaría “más de lo esperado en ello”. Finalmente, no tendrá tiempo para intentarlo.

Boris Johnson vuelve a sonar

Ahora la gran incógnita es quién la sustituirá en el cargo. En este sentido, la mayoría de las quinielas apuntan de nuevo a Boris Johnson para ocupar el puesto principal de Reino Unido. Johnson dimitió por las polémicas fiestas que celebró con otros cargos del partido y del Parlamento inglés en lo más duro de la pandemia del coronavirus. Ese fue el fin del camino de una gestión puesta también en entredicho y que alcanzó su fin -al menos, y según apuntaban voces conservadoras que recogía una encuesta de YouGov- hasta ahora.

Liz Truss, quien muchos consideran, quiso parecerse a Margaret Thatcher, llevó a cabo una rebaja fiscal generalizada que afectaba a múltiples impuestos, la mayoría de ellos a grandes fortunas, así como recortes en las ayudas energéticas. Pese a tener que corregirse a sí misma, la situación era a todas luces insostenible tanto en Downing Street como fuera de este.