Larry the Cat -oficialmente conocido como el Jefe Mouser del número 10 de Downing Street- es el líder felino de la residencia de oficial y oficina ejecutiva del primer ministro de Reino Unido desde 2011. Debido a su longevo puesto, este gato ha sido testigo de numerosos acontecimientos históricos del país, siendo los más recientes el fallecimiento de la reina Isabel II en septiembre y, este jueves, de la dimisión de Liz Truss.

La renuncia de la hasta ahora primera ministra británica -que ha ocupado su cargo durante 44 días, el más breve de la historia del país- que ha venido derivada de las continuas presiones que ha recibido por sus políticas económicas ante la crisis, tales como la rebaja de impuestos generalizada a la que tuvo que dar marcha atrás, ha puesto de relieve en redes sociales el papel que toma Larry en esta partida de ajedrez. El gato más famoso de Reino Unido se espera que dé la bienvenida en breves a su quinto primer ministro.

De la vida callejera al mando de un país

Sus primeros años transcurrieron como los de cualquier gato callejero hasta que fue rescatado por el propio personal de Downing Street de la protectora Battersea Dogs & Cats Home para ser la mascota de los hijos del exprimer ministro David Cameron, David y Samantha. No obstante, pudieron comprobar la ágil destreza del felino para cazar ratones gracias a su “gran impulso de persecución e instinto de caza”, por lo que fue nombrado oficialmente con dicho puesto y alzándose con un nombre dentro de la residencia presidencial.

Su popularidad creció como la espuma entre los ciudadanos de a pie y la protectora que cuidó de él informó años después que, gracias a Larry, la acogida de gatos creció un 15%. Este fenómeno no es extraño en Reino Unido, ya que gracias a la reina Isabel II la popularidad de los perros corgis también ha crecido durante los últimos años, convirtiéndose así en todo un icono pop de la cultura británica.

Larry, el gato de Downing Street, en una imagen de archivo. EP.

Larry, el gato de Downing Street, en Londres. EP

Un dato que puede pasar desapercibido es que existe un linaje de felinos en Downing Street desde 1929, a pesar de que la leyenda cuenta que ya había presencia de gatos en el gobierno inglés durante el reinado de Enrique VIII, allá por el siglo XVI. El mantenimiento de estos felinos siempre ha corrido a cuentas de la institución por su papel “eficiente”.

Es conocida la longevidad de Wilberforce, que también vivió el mandato de cuatro primeros ministros: Edward Health, Harold Wilson, Jim Callaghan y Margaret Tatcher. Sin embargo, fue Churchil Winston el dirigente que vivió la situación a la inversa: el histórico líder británico fue acompañado por Peter, Munich Mouser y Nelson. Más cercana a los tiempos actuales, la predecesora de Larry fue Freya, que ocupó su cargo durante el mandato de David Cameron y falleció en 2014 al ser atropellada por un coche.

Deberes oficiales

Muchos pueden pensar que las tareas del felino de Downing Street carecen de importancia, pero no son baladí. La web oficial de la institución detalla que Larry desempeña tareas como “recibir a los invitados en la casa, inspeccionar las defensas de seguridad y probar la calidad de los muebles antiguos” con sus siestas diarias, sin olvidar, por supuesto, su control de ratones en los alrededores.

Cameron fue un paso más allá durante su mandato para definir al gato como “un funcionario más”, por lo que en ningún momento se ha contemplado su destitución cuando se ha producido la salida de un mandatario.

De este modo, Larry ya ha presenciado las proclamaciones y salidas del Gobierno de cuatro dirigentes -Theresa May, Boris Johnson y Liz Truss-, a esperas de que sea testigo de la entrada del quinto, aún por determinar. Asimismo, también, y de forma paralela, ha formado parte de la sucesión histórica en el Palacio de Buckingham, viviendo la muerte de la reina Isabel II y la proclamación de Carlos III como nuevo rey de Inglaterra.

El terremoto que sacude los cimientos políticos de Reino Unido

En lo que respecta al tenso escenario político que vive estos momentos el país vecino, los británicos están sumidos en una incertidumbre que se espera que se resuelva en cuestión de días. “No puedo continuar el mandato que me fue encomendado por el partido. Continuaré con el cargo durante el periodo de transición”, anunció Liz Truss en su breve comparecencia de dimisión.

Reino Unido permanece en un limbo incierto hasta que otro nuevo mandatario ocupe el puesto principal del Número 10. Hasta entonces, ya resuenan algunos nombres: el más conocido de ellos y que está volviendo a caldear el ambiente es el de Boris Johnson, que también tuvo que renunciar por el escándalo del partygate durante la pandemia. Por otro lado, también se han puesto sobre la mesa Rishi Sunak, que quedó segundo en las primarias de los tories al alzarse Truss somo selecta; y la laborista Penny Mordaunt. Por el momento, unas elecciones generales quedan descartadas y se prevé que sea el próximo 28 de octubre cuando los conservadores designen al próximo primer ministro, el tercero en tres años.